Miserabilidad de Pandemia.

La pandemia muestra lo mejor y lo peor de nuestra humanidad. Desde actos de generosidad y solidaridad, hasta acciones miserables y despreciables, en tanto la mala intención manifiesta sin importar el daño que se causa.

Las políticas y estrategias que adoptaron cada uno de los países dependió de sus respectivas idiosincrasias y culturas, pero también, y especialmente, del estilo del gobierno de turno.

Así, en la Argentina, el gobierno, en un principio, hizo caso omiso de las advertencias de la comunidad científica, minimizado los efectos de la pandemia en la salud de las personas.

Pero, luego, también permitió que “privilegiados”, fundamentalmente en virtud de cercanías políticas, se vacunen antes de tiempo, por sobre la prioridad de vacunación a las personas pertenecientes a los grupos de mayor riesgo.  Cuando además, la existencia de vacunas no alcanza siquiera a cubrir un mínimo aceptable de la población.

La Pandemia entonces nos muestra que donde hay ideologías y presión política hay ausencia de ética humana. Ética por la cual nos importan las personas y cada vida es reconocida y cuidada.

También nos permite ser conscientes de la necesidad de la cercanía física y relacional con otras personas, y de la coordinación de haceres en cooperación y solidaridad, como parte fundamental de nuestra vida en armonía y de nuestra salud.

Si queremos realmente preservar esto último, debemos estar atentos a nuestra elección de representantes políticos. Quienes, en definitiva, terminarán eligiendo y gestionando las políticas públicas, como la de enfrentar correcta y éticamente la Pandemia.

¡Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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La violencia de género, la adolescencia, la cultura y la consciencia.

  • Durante todo el 2020 se registraron 343 denuncias por violencia de género, un promedio de casi una denuncia de violencia de género por día.
  • Entre el 1 de enero y el 30 de diciembre de 2020 se produjeron 298 femicidios, lo que significa 1 femicidio cada 29 horas.
  • Entre el 1 y el 31 de enero de 2021 se produjo un femicidio cada 27 horas.
  • En el mes de febrero 2021 se sumaron mas casos.

La mitad de las mujeres adultas que fueron víctimas de violencia en su pareja, dan cuenta que habían comenzado a padecer hechos violentos durante su noviazgo, en su adolescencia.

La adolescencia, se sabe, es la etapa en la que se idealiza. Además, el adolescente por ser tal no reflexiona en cuanto a su persona y su autocuidado.

En consecuencia, es habitual que las mujeres adolescentes minimicen y naturalicen algunos signos de violencia, como pueden ser los celos excesivos, el control sobre su vestimenta, su celular y redes sociales. Pero, actitudes violentas precoces y fundamentales de otras mas graves.

En realidad, no estar atento a las actitudes violentas de la pareja, en este caso durante la adolescencia, radica en que la mujer adolescente en general no fue educada para reflexionar sobre los mandatos culturales recibidos durante su formación desde su infancia. Cultura que inconscientemente no le permite, desde cuestionar los modelos de relación de pareja de su propia familia, a estar atentos a señales violentas de sus relaciones externas a ella. 

Es necesario ser totalmente consciente de que la violencia es una conducta aprendida, previa a la formación de la pareja. 

También, que si no es abordada en forma también totalmente consciente por quien ejerce la violencia en cualquiera de sus formas, las acciones violentas no desaparecen espontáneamente por la voluntad o las promesas.

Una persona no es violenta de la noche a la mañana, existen actitudes que son síntomas, y que si son detectados pueden evitar graves situaciones de riesgo.

Debemos aceptar nuestra total responsabilidad sobre la violencia de genero, sin importar nuestro propio genero. Y en su caso, decidir ser “bisagra” en la transmisión de mandatos culturales que impiden la reflexión y detección de conductas violentas, impidiendo que sean nuevamente transmitidos y en consecuencia fortalecidos.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

Fuente:
Noviazgos violentos: un día con adolescentes en riesgo“. Por Gidele Souza Días. http://www.clarin.com/sociedad/titulo_0_686931412.html.
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Actuar con empatía se puede aprender.

Como seres humanos nos desarrollamos con los demás. Y nuestro bien-estar depende de entender las emociones detrás de los haceres de los demás. O sea, depende de actuar con empatía efectivamente.

Tener una actitud empática incluye procesar la información que se recibe de otra persona, intentando comprenderla desde la perspectiva del otro. E implica el uso de nuestra inteligencia emocional, tipo de inteligencia vinculada a las aptitudes para gestionar y regular las emociones en uno mismo y en los demás; y de una escucha activa, intentando capturar lo que el otro dice con su comunicación verbal y no verbal, teniendo interés por todo lo que se escucha y se observa sin juzgarlo.

Es claro que más allá de nuestra predisposición biológica para empatizar, nuestra propia cultura, generada desde nuestra infancia por medio de la educación, experiencias, personas y ambiente con la que convivimos, es lo que determina la medida en que nuestra capacidad de empatizar se desarrolla.  Por lo tanto, es una capacidad que se puede aprender.

Desde las neurociencias se ha determinado que nuestro cerebro es plástico porque tiene la capacidad para reformar sus conexiones. Las conexiones entre las neuronas cambian y siempre puede haber lugar para un nuevo aprendizaje.

También se ha descubierto la existencia de neuronas espejo que permiten entender la mente de los semejantes sintiendo, sin previo razonamiento. Neuronas que se activan tanto cuando un individuo realiza una acción, como cuando observa una acción similar realizada por otro individuo. Así, cuando una persona ve a otra sonriente, inmediatamente sintoniza con su estado emocional contagiándose de su alegría. A su vez, cuando ve a otra persona en problemas, se sienten las sensaciones negativas de la otra persona.

Entonces, concretamente, por un lado, podemos sentir los estados emocionales de los demás como si fueran propios, activando las mismas estructuras neuronales que cuando se realizan acciones o cuando se observa las que realizan los otros. Por otro lado, podemos modificar el diseño de nuestro cerebro voluntariamente.

Por lo que, si queremos, siempre podemos desarrollar una efectiva capacidad de empatía. O por lo menos intentarlo. Nada nos impide intentarlo y del intento siempre se pude aprender.

Actuar empáticamente en forma efectiva está directamente relacionado con nuestro bien-estar.

¡Piensa bien y saldrá bien!

DO.

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Estudio; Empeño; Voluntad; Esfuerzo; Ganas; Levantarse temprano. NI MAS,… PERO TAMPOCO…MENOS!!!

La historia de “Don Gonza”, el estudiante de 71 años que empezó el colegio para aprender a administrar su jubilación y terminó como abanderado – Infobae

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Publicado: www.infobae.com

Néstor Gonza trabajó toda su vida como peón de campo y nunca había ido al colegio. Cuando se jubiló, notó que no podía manejar su dinero y advirtió que la gente se aprovechaba de su desconocimiento. En 2020, terminó tercer año de secundaria con el segundo mejor promedio de la escuela.

"Don Gonza" junto a Patricia Duarte, la directora del colegio Comercio José Ingenieros de la ciudad de San Pedro de Jujuy“Don Gonza” junto a Patricia Duarte, la directora del colegio Comercio José Ingenieros de la ciudad de San Pedro de Jujuy

Había que decirle que fuera más despacio, que tuviera cuidado, que se podía resbalar o caer. Cuando sonaba el timbre de la última materia, sus compañeros sacudían las carpetas, agarraban sus mochilas y huían, raudos, del colegio. Él, contagiado por el fervor, intentaba imitarlos. La portera, las directoras y los mismos compañeros tenían que aconsejarle que se calmara, que fuera más paciente. “Tranquilo Don Gonza, no sea cosa que se nos vaya a lastimar”, recordó Patricia Duarte, por entonces vicedirectora en el turno noche de la escuela Comercio José Ingenieros de la ciudad de San Pedro de Jujuy.

“Don Gonza” es Néstor Gonza, un jubilado de 71 años, un estudiante de 71 años. Una día de verano de 2017 caminó las siete cuadras de distancia entre la pensión donde vive y el colegio para inscribirse en el secundario. Lo recibió Duarte, que recuerda la sorpresa y el breve diálogo que tuvieron: le dijo que le agradecía haber elegido el establecimiento para retomar sus estudios. Él devolvió las gracias y se fue. Volvió en marzo, en el comienzo del ciclo lectivo.

Cursó de lunes a viernes, de 19:45 hasta 23:30 -dos veces por semana las clases llegan al día siguiente-, durante tres años. No faltó nunca. Asistencia perfecta. Y en tiempos de pandemia, en un año de incursión en la educación virtual, sus trabajos estuvieron a tiempo a disposición de los docentes. En su tercer año de escuela secundaria fue abanderado por haber registrado el segundo mejor promedio de todo el colegio: tuvo el honor de portar la Bandera de la Libertad Civil, la enseña que creó Manuel Belgrano y que cedió al pueblo jujeño el 25 de mayo de 1813 en recompensa al valor entregado en las batallas de Tucumán y Salta.

El acto lo encontró satisfecho, orgulloso y solo. Duarte percibió un dejo de desolación en la ceremonia: “Me dio un poco de tristeza porque estaba muy contento pero no tenía con quién compartirlo”. Sin embargo, asumió su análisis como una visión personal. Por lo que sabe, Don Gonza vive en una habitación alquilada de una pensión y carece de cualquier vínculo familiar. Lo único que tiene es su ingreso de jubilado y su vínculo con el colegio.

“De chico vivía con su mamá y con su hermano. Fueron creciendo y él atendió a su mamá hasta los últimos días de su vida. Después se fue a trabajar a la cosecha de una finca: pasó el resto de sus años trabajando y ganando muy poquito. Vivió una vida muy dura, una vida de campo”, relató la hoy directora del establecimiento educativo. Néstor nunca había ido a la escuela. Cuando se jubiló, tuvo que aprender a sumar y restar, a administrar su propio dinero. No lo había hecho jamás.

Primero cursó la primaria en la escuelita Juana Manzo. Siguió el secundario en el colegio comercial José Ingenieros. Por día camina siete cuadras bajo el sol tropical de San Pedro, la primera ciudad del interior juyeño, a 60 kilómetros de la capital provincial, en la zona de yungas, con 45 grados a la sombra. Lo hace porque advirtió una necesidad: quería aprender a usar los números para que nadie se aproveche de su dinero, quería dejar de ser un ignorante. “Él nos dijo que le costaba entender los números y que veía que su sueldo de jubilado no le alcanzaba para terminar el mes. Dijo que también notaba que algunas personas se abusaban de él por su nivel de desconocimiento”, contó Duarte.

La modalidad comercial de la escuela lo entusiasmó. Le gusta ir al colegio. “Es un estudiante dedicado -distinguió la directora-. Se levanta a las cinco de la mañana para estudiar y cuando algo no entiende se queda por las noches hasta intentar aprenderlo”. Este año, el coronavirus le prohibió asistir a clases. Pero la virtualidad, por su edad y por su condición económica, también era una situación excluyente. No tiene celular ni computadora. No tiene acceso a algún tipo de comunicación digital: los profesores del colegio idearon, entonces, un plan para que no perdiera el año y la práctica.

“Lo que hicimos fue organizarnos con los profesores que le imprimían las actividades, armábamos un paquetito de sus trabajos y una secretaria se tomaba la molestia de acercarle las tareas a su casa y de retirarlas cuando dos semanas después. Así fue todo el todo el año”, explicó la directora de la escuela Comercio José Ingenieros. “Al no tener familia ni otro contacto, la escuela se convirtió en su segunda casa -agregó-. Él mismo nos decía que extraña a sus compañeros, a los directivos, a la portera”.

Es el mimado del colegio. Sus compañeros lo acompañan y apañan. Cuando tenía que subir las escaleras, se encargaban de escoltarlo: se ponían por delante y por detrás para evitar que se lastimara o tropezara. En las meriendas, le acercaban el té y el pan para que no se levantara de la silla ni hiciera la fila. La portera, también según el relato de la directora, lo esperaba siempre con un té en vez de una chocolatada, como toman sus compañeros, porque sabe que el cacao le cae mal. “Es muy humilde, muy sencillo. Tiene mucho entusiasmo por aprender y también es una enseñanza para los demás. Tiene palabras sabias y cuando se expresa lo hace con ideas claras”, reflexionó Duarte.

En febrero del próximo año retomará las clases: empezará cuarto año de la secundaria, su último año lectivo. Avisó que cuando egrese quiere seguir estudiando. Le gusta la psicología. Desde el colegio anunciaron que van a hacer gestiones para conseguirle una beca en un terciario privado. Mientras le hacen bromas diciéndole que ya está para dar clases de contabilidad o para poner su propio negocio, él agradece a los profesores y a las autoridades la predisposición y la oportunidad.

“Don Gonza”, en diálogo con el medio local RTVcable, contó su historia para dedicarle un mensaje a los más jóvenes: “Comencé a estudiar, a poner todo mi empeño, mi voluntad, mi esfuerzo, las ganas. Hay que estudiar, levantarse temprano. Yo les aconsejo a los chicos que están en la calle que estudien. No quiero ver a ningún chico en la calle o trabajando de sol a sol, bolseando cemento, a orden de los patrones. Quiero que estudien para que el día de mañana sean excelentes profesionales y para que tengan dignos sueldos”.

 

Gracias Milton por tu nota!!!!

 

Fuente:
https://www.infobae.com/sociedad/2020/12/26/la-historia-de-don-gonza-el-estudiante-de-71-anos-que-empezo-el-colegio-para-aprender-a-administrar-su-jubilacion-y-termino-como-abanderado/?fbclid=IwAR3UPwdRnhMkUM1q575VTvsg-R-q7VraUkKjgICfyEwQ3kLPWzorO7Bg1GE
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Hagamos un buen uso de nuestras palabras.

Las palabras no son sólo sonidos o símbolos escritos. Son una fuerza. Una acción. Un hacer.

Además de expresar, y comunicar, crean los acontecimientos de nuestra  vida. Nuestra intención se pone de manifiesto a través de las palabras.

No obstante, incorporar el hábito de ser impecable con nuestras palabras puede ser difícil porque debemos desaprender lo que hemos adquirido en nuestros espacios de convivencia desde chicos. Y usamos normalmente, las palabras para maldecir, para culpar, reprochar, y destruir a los demás y a nosotros mismos. También para expresar rabia, celos, envidia y odio. Además, frecuentemente hacemos de la mentira un hábito al comunicarnos con los demás, y aún mas importante, al hablar con nosotros mismos.

Asimismo, ¿Cuántas veces utilizamos las palabras para contar chismes?

Sin preocupación alguna expresamos abiertamente opiniones sobre otras personas. Incluso personas desconocidas. Y además, terminamos creyendo el chisme. Debemos tomar conciencia de que el mal uso de nuestras palabras, hablando intencionalmente mal de otros nos hace caer más y más bajo cada vez.

Pero, ¡Cuidado! cuando contemplamos el mundo a través del chisme resulta fácil justificar incluso el comportamiento más cruel.

No obstante, si intentamos mantener un hacer impecable con nuestras palabras, cualquier mal pensamiento acabará por desaparecer de nuestra mente y dejaremos de transmitirlo en nuestras relaciones personales.

A su vez, la impecabilidad de nuestras palabras también nos proporcionará inmunidad frente a cualquier persona que nos lance un chisme. Solamente recibimos una idea negativa si nuestra mente es un campo fértil para ella.

Tengamos presente la RESPONSABILIDAD que nos cabe en todo esto. Hacer un uso impecable de nuestras palabras o no  hacerlo, es una elección.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

Fuente:  “LOS CUATRO ACUERDOS – libro sobre la Sabiduría Tolteca” del Dr. Miquel Ruiz.
 
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Es una cuestión de derechos.

En una sociedad democrática, todas las posiciones deben ser respetadas y todos los argumentos deben ser escuchados. Y para no violar los principios básicos constitucionales de igual acceso a los derechos, cualquier debate de ideas debe comenzar por no negar a las distintas ideas sobre el tema debatido. Siendo fundamental, además, que el debate no termine generando la anulación de derecho alguno.

Es por ello que con tales premisas se debe debatir y conseguir un acuerdo razonable sobre la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo).

El debate debe ser dado, independientemente de las posiciones biológicas, filosóficas o religiosas y jurídicas al respecto, exclusivamente, sobre el hecho lamentable pero indiscutible de la existencia los abortos clandestinos.

Entonces, de lo que se puede estar a favor o en contra, es del derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo.

De tener el derecho.

Piensa bien y saldrá bien!

DO.

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Emociones y consciencia.

Si queremos entender nuestras acciones, -cómo es que hacemos lo que hacemos-, debemos enfocar a la emoción que lo posibilita. Porque nada hacemos que no esté definido e impulsada por una emoción que lo haga posible.

Una emoción es una reacción a un objeto o suceso que surge a partir de la interpretación que hacemos de ese objeto o suceso. Interpretación que está siempre sujeta a estructuras mentales preexistentes en nosotros como nuestras creencias, pensamientos y los patrones de conducta que éstos generan.

Esas estructuras, guardadas en nuestra mente, determinan la forma en la que percibimos una situación actual. Siempre en función de la información que tenemos aprendida sobre esa situación por haber experimentado otra similar anterior.

O sea que para entender como es una emoción y poder identificarla, debemos tomar consciencia.

Por un lado, de que nuestra experiencia pasada es la fuente más determinante de nuestros comportamientos ya que es a partir de nuestra experiencia construimos los juicios que valoran los sucesos a los que nos enfrentamos. Por otro lado, de que actuamos según al modo en que evaluamos la situación, no como la situación realmente es.

Por ello, no se puede separar el análisis de nuestras emociones y nuestra respuesta emocional, del análisis de los sistemas de creencias, de pensamientos y actitudes que entran en juego en nuestras evaluaciones.

Conviene también estar plenamente consciente de que esa evaluación de las situaciones que nos tocan vivir, la hacemos, en general y mayormente, en forma inconsciente.

Muy frecuentemente ocurren distorsiones negativas que provocan respuestas emocionales negativas o por lo menos no convenientes, pero que además retroalimentan un ciclo de dar respuestas negativas automáticas a situaciones similares, hasta conformar verdaderos estilos de respuestas. Que naturalizamos hasta dar por sentado que nacimos reaccionando de esa forma.

Por ello es muy importante reconocer que este tipo de pensamientos son aprendidos, es decir no son innatos, por lo que si realmente lo deseamos, podemos cambiarlos por otros que sean positivos y más convenientes. Si bien no podemos cambiar los hechos,  siempre podemos cambiar lo que pensamos sobre ellos. Comenzando un camino de revisar y cuestionar nuestras creencias de forma tal de ir dejemos de lado una interpretación negativa sobre un determinado hecho.

Trabajar en la búsqueda de pensamientos positivos que diluyan nuestra interpretación negativa sobre un hecho o situación, es tomar consciencia. El verdadero origen de  nuestras  reacciones  emocionales  no es  lo que ocurre en el exterior, sino lo que pasa en la dinámica interna, en la conciencia.

En la práctica, es estar atentos a formas de actuar (a lo que hacemos), que por naturales que nos parezcan, son generadoras de pensamiento negativo y por consiguiente, inconvenientes para nuestro bien-estar. Cada  uno  de nosotros hacemos  lo que  podemos  con  las  memorias  que  llevamos  con nosotros y según nuestro grado  de  conciencia.

Como por ejemplo estar atentos a si somos adeptos a rumores, chismes, y al desmedido interés que le damos a las noticias negativas.

A pensamientos todo-o-nada, a los términos absolutos, y al el uso de términos como “siempre”, “nunca” o “todos” cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente.

A sobre-generalizar, tomando casos aislados y generalizar su validez para todo.

A enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos y perturbadores, de un evento o persona con exclusión de otras características.

A descalificar lo positivo por razones arbitrarias, asumiendo algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello.

A suponer las intenciones de otros o adivinar predecir o “profetizar” el resultado antes de que suceda.

A imaginar y rumiar acerca del peor resultado posible, sin importar lo improbable de su ocurrencia. O pensar que la situación es insoportable o imposible, cuando en realidad es incómoda (o muy incómoda) o inconveniente.

A sostener reglas rígidamente.

A no permitirse pensar que las cosas pueden ser de otra forma de como las vemos.

Pero además de todo ello, estemos atentos a si culpamos a los demás de nuestra reacciones emocionales inconvenientes, porque estaremos renunciando a nuestro poder de cambiar.

Lo bueno es que todos podemos  reconocer  nuestras propias  estructuras  y emprender, si lo  deseamos, un  trabajo concreto de transformación.

Desde lo científico se ha observado que pueden crearse nuevas estructuras en nuestra mente en función de  los  nuevos  caminos  que tome la consciencia. Porque cuanto más  se utiliza  una estructura, más  profundo se hace el  surco que  deja, y más se marca el camino, más fácil resulta  utilizarlo.  Al mismo tiempo, el no utilizar las  viejas estructuras hará que acaben por  desaparecer.

La práctica cotidiana de tomar consciencia es ser testigos de nosotros mismos, observándonos como si fuéramos testigos de nuestra existencia. Por lo tanto estar conscientes comprende observar  nuestros  pensamientos,  nuestras reacciones   emocionales  y   lo  que pasa  en  nuestro cuerpo  físico.

Si de  la  observación  surge que tenemos reacciones  emocionales  negativas  e inconvenientes,  entonces asumir  la  responsabilidad  de nuestras emociones es absolutamente  necesario.

También cuando  el  comportamiento  de  alguien  nos parece  inadecuado  o  negativo,  en  lugar  de  juzgar  y  reprobar,  tomar  en cuenta  que puede  que  no  sea  más  que  una percepción errónea  por  mi parte. No  criticar  ni  reprobar  a  nadie,  porque  sé  que  la  reprobación  y  la  crítica  son  venenos para el que critica  y para el criticado. Ser  consciente  en  todo  momento  de  que  si  algo  me  molesta  de  los  demás  es  porque  hay  algo  en  mí  no  resuelto  que resuena con lo  que  percibo.

Asimismo, dejar  de  querer  tener  razón  y  de  querer  demostrar  que  los  demás  están  equivocados.  Escuchar  a  los  otros,  y  aceptar que  la  percepción que  los  demás  tienen de  la  realidad sea  diferente  a  la  nuestra.

Evitar  en  lo  posible  actuar  de  inmediato, buscar el espacio para responder mejor.

Y si transitamos  un  estado  emocional  perturbado, buscar  de  ayuda  si es  necesario.

En definitiva, estar consciente es dejar  de  resistirse  a  lo  que  presenta  la  vida.

Estar atentos lo más plenamente posible…es la cuestión.

¡Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

Fuente:
*@Matriztica
LA ESTRUCTURA COGNITIVA DE LAS EMOCIONES. ENE-25-2016. By Diego Grispo. http://diegogrispo.com/estructura-cognitiva-de-las-emociones. DISTORSIONES COGNITIVAS Y EMOCIONES. FEB-01-2016. By Diego Grispo. http://diegogrispo.com/distorsiones-cognitivas-y-emociones

 

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Hoy tuve miedo…nuevamente.

Hay un miedo natural y saludable a lo desconocido que suele protegerme del peligro. La causa de ese miedo es visible, y sirve a un fin valioso.

Pero el miedo mas común, y a su vez el mas terrible, es el miedo que no me permite identificarlo y prospera con mi ignorancia. Ese miedo puede consumirme,  distorsionar mi juicio, y congelarme en la duda.

Estoy convencido de que tener miedo es sentirnos amenazados por algo que hemos registrado en nuestra memoria en algún momento o experiencia determinada, y en consecuencia no es real, sino que es una creencia que adquirimos.

Desde que nacemos, vivimos determinadas experiencias y escuchamos ciertos mensajes que crearon asociaciones en nuestro cerebro y por lo tanto ciertas situaciones las tenemos relacionadas con emociones concretas. Y el sólo pensamiento sobre ellas hace que se disparen las mismas emociones en nosotros.

No es la nueva situación la que nos da miedo, sino el recuerdo de otras situaciones que nos contaron o que hemos vivido anteriormente con una angustia que no hemos sabido resolver (si aprendimos el miedo al agua, porque recibimos la señal de que si nos acercamos a una piscina podemos morir ahogado, será difícil que pueda ser luego un buen nadador aunque nos envíen con el mejor profesor de natación).

Dicho mecanismo mental de re-encuentro con la experiencia o con el aprendizaje generador de miedo se pone en marcha en nosotros, con nuestra confusión y con nuestra duda, ante una situación dada. Y sólo podemos salir de tal situación si la obscuridad de la confusión y de la duda se disipa a la luz de la claridad.

Por lo que deberíamos intentar denodadamente enfocar nuestra energía a disipar mis dudas.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

 

Fuente: “Hacia una vida plena de sentido”, Adaptación de Simon Jacobson de las enseñanzas de Menajem Mendel Schneerson, publicado en  1997 por Jabad Lubavitch Argentina, p. 173/175.
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Piensa bien y saldrá bien!

Tenemos pensamientos que no nos son útiles y no podemos dejar de tenerlos porque el pensamiento compulsivo es una adicción.

Pero además cuando cada pensamiento absorbe nuestra atención completamente significa que nos identificamos con el mismo, con esa voz que suena en nuestra cabeza. Y asumimos que somos aquello que esa voz nos dice sobre nosotros mismos y que esta siempre basado sobre los condicionamientos de nuestro pasado o sobre la búsqueda de nuestra realización sólo en el futuro. Nunca en el aquí y ahora.

Ahora bien, al observarnos, al observar nuestros pensamientos; al escuchar la voz en nuestra cabeza, nos situamos como si fuéramos un testigo y podemos ser conscientes de que podemos estar más allá o más acá del pensamiento.

Entonces, el pensamiento pierde poder sobre nosotros porque no nos identificamos con él. solo lo observamos.

Este es el comienzo del fin del pensamiento involuntario y compulsivo.

Pero, además,  el comienzo de nuevos pensamientos que a su vez, formen nuevos patrones de respuesta. Mas adecuados, mas convenientes a nuestro bien-estar.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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EL RUGBY NO ES “EL PROBLEMA”.

Expresar odio por medio de tuits fundado en una supuesta superioridad sobre los otros es grave, pero tampoco, en este caso es “EL PROBLEMA”.

No apoyo ninguna idea que sugiera que el comportamiento humano, sea cual fuere su origen, no puede ser modificado. Y pienso, que lo que refleja el mayor nivel de aprendizaje posible de un ser humano es el alcanzar la aptitud de ejercer sus derechos a equivocarse y a cambiar de opinión.  En definitiva, para moverse en un espacio de respeto a los demás y mejorar como persona, se necesita no ser dueño de la verdad, y para no ser dueño de la verdad se necesita poder cambiar de opinión.

Creo, por lo tanto, que los ahora jugadores de la selección nacional de rugby tenían derecho a equivocarse, y que, precisamente por ello, porque pudieron equivocarse, también creo que pudieron observar los errores cometidos y, en consecuencia corregirlos, aceptando que no eran dueños de la verdad,  y cambiando de opinión.

No poseo justificativos de estos jugadores que continúan pensando y actuando como lo hacían. Creo en sus disculpas y en que cambiaron de opinión para mejorar como personas.

Pero pienso distinto sobre los dirigentes.

Porque según las medidas tomadas respecto de todo lo sucedido desde el segundo partido con los Old Blacks, es evidente que aun siguen practicando un elitismo lastimoso, considerándose dueños de la verdad y que no han cambiado.

Pero, fundamentalmente, porque “EL PROBLEMA” real esta directamente relacionado con que tales reprobables conductas pudieran haber sido convalidadas de alguna forma por los distintos cuerpos técnicos, y autoridades que convivieron con estos jugadores durante su carrera deportiva, especialmente en su niñez y adolescencia. Dirigentes que en el mejor de los casos, si aceptaran su desconocimiento sobre los hechos estarían convalidando su ineptitud como tales.

Es claro que los niños se transforman creciendo junto a los mayores con quienes conviven, y de de muchas formas terminan pareciéndose a ellos porque su presencia y autoridad los inspira. O diferenciándose, porque nos les gusta y no respetan el vivir que esos mayores viven. Tal vez esto último haya influido en la decisión de cambio de los jugadores de la selección.

Como sea, es suficiente razón para observar detenidamente las conductas de los que están dados a influir en los niños y adolescentes que practican el deporte.

Los muchos verdaderos entrenadores y conductores del rugby merecen ser validados y diferenciados por su positividad y contribución a la transformación de los niños y jóvenes a su cargo en personas adultas de bien.

¡Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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