Educar las emociones. Actividad: Construyendo Autoestima.

La autoestima tiene un papel crucial en la estructuración de las emociones. Por ello algo fundamental en la vida de una persona es conocerse y valorarse. Porque saber algo más sobre nosotros mismos nos ayuda a comprender qué es lo que nos pasa o sucede.

I. PRIMERA PISTA: ¿Cómo te ves?

La autocrítica es la capacidad de distinguir los propios defectos para enfrentarnos a ellos e intentar que no se sigan repitiendo. Para ello hay que conocerse, evaluarse con honestidad y admitir que nadie es superior a los demás y que todos tenemos errores. Conocer nuestros errores nos ayudará a corregirlos y poder así mejorar como personas.

Actividad:

A) De entre las siguientes características elige y subraya la o las que crees que te definen: Tímido, Extrovertido, Serio, Alegre, Triste, Alocado, Responsable, Soberbio, Iracundo, Optimista, Pesimista Participativo, Independiente, Trabajador,  Pillo, Inteligente, Competitivo.

B) Contesta: ¿Qué situación de tu vida diaria te confirma que eres así? ……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

II. SEGUNDA PISTA: ¿Cómo te ven los demás?

Aunque no debería ser del todo así; la imagen que los demás tienen de nosotros influye en nuestro comportamiento diario; dicha imagen es una preocupación constante. Pero lo realmente importante es que nos puede hacer reflexionar sobre quiénes somos y que a través de ella podemos conocernos mejor.

Ahora bien, aunque siempre debemos ser absolutamente sinceros con nosotros mismos y saber distinguir cuándo los otros tienen razón y cuándo no sobre lo que piensan de nosotros, …¿Sabes tú, acaso, valorar a los demás?

Actividad:

A)   Asigna a cada uno de los siguientes personajes las características personales que te parezcan más apropiadas.

Einstein:………………………………………………………………………………………………………………

Marcelo Tinelli:……………………………………………………………………………………………………

Lisa Simpson:………………………………………………………………………………………………………

Bill Gates:……………………………………………………………………………………………………………

Teresa de Calcuta:………………………………………………………………………………………………..

B)   Contesta: ¿Compartes tú alguna característica con ellos? ¿Cuál/cuales?………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

III. TERCERA PISTA: ¿Cómo crees que deberías ser? ¿Cómo puedes mejorar?

Las personas no llegan a la cima de la noche a la mañana, todo requiere de plantearse objetivos, de enfocar la energía necesaria para conseguirlos  y de ser perseverantes en el trabajo hacia esa meta. Así, el camino hacia el logrose recorre día a día y nos exige un trabajo constante que empieza por uno mismo. Y de vez en cuando tendremos que pararnos a meditar sobre lo que estamos haciendo y hacia dónde queremos ir.

Actividad: Señala al menos una forma de mejorar en cada uno de estos grupos:

En casa:

Si suelo obedecer a mis padres, pero  no me apetece hacerlo siempre. Mejoraré:…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

Si me hago el sordo cuando no quiero saber nada de nadie. Mejoraré…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

Si colaboro en las tareas si veo que mi madre ya está muy enfadada o si quiero conseguir algo.

Mejoraré:…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

En el colegio.

Si hago los deberes por si el profesor pregunta, porque no quiero quedar en ridículo, pero apenas estudio, lo hago en general sólo un rato antes del examen.

Mejoraré:………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

Si lo que más me cuesta hacer son los trabajos prácticos, siempre los dejo para el último momento y, si puedo, me copio de algún sitio (corte y pega).

Mejoraré:………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

Con los compañeros y amigos.

Si alguno me pide que le ayude con los deberes y no me apetece.

Mejoraré:………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

Si no  me gusta tener que acompañarles siempre a todas partes.

Mejoraré:……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….

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Protegido: Educar las emociones. Actividad: ¿De que estamos hablando?

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Vivimos una cultura de la educación que habla del amor pero lo niega en la acción.

Amor como la emoción básica fundamental que está detrás de todas nuestras acciones que nos permiten aceptar al otro como otro legítimo para convivir. Y amar al abrir espacios de interacción con los demás, en el que su presencia es legítima sin exigencias y que por lo tanto nos importan, porque es a partir de estar en esa emoción de amar, incluyendo al otro en mi mundo, que nos podemos ocupar de su bienestar. No antes.

El amor no es un fenómeno raro ni especial, por el contrario, es un fenómeno cotidiano. Es es una emoción básica y constitutiva del ser humano, a la que estamos dispuestos desde nuestra biología.  Basta observar una bebe para confirmar que nacemos tanto con la disposición de amar como en la esperanza de ser amados. No obstante vivimos una cultura que habla del amor pero lo niega en la acción.

Observemos. En la infancia, somos guiados por nuestros padres y educadores en la colaboración, el respeto mutuo, la aceptación del otro, el respeto por sí mismo, el compartir y la legitimidad de la sensualidad y las emociones. Pero luego, en el pasaje a la vida adulta somos guiados en la apropiación, la lucha, la negación del otro, la competencia, la dominación y la negación de la sensualidad, valorando sobre todo la razón. Es decir, durante la infancia somos guiados en el amor, y en la juventud somos guiados en la agresión. Aunque aprendemos a amar en la infancia, debemos vivir en la agresión como adultos. Por esto el amor para nosotros se ha vuelto literatura o, lo que es lo mismo, una virtud, un deber, un bien inalcanzable o una esperanza.

Si queremos cambiar esta situación, debemos comenzar aceptando que los seres humanos no estamos predeterminados para ser un tipo u otro de ser humano, sino que somos seres que aprenden. Y aprendemos a vivir cualquier tipo de vida que nos toque vivir. Por lo tanto el modo de vivir que vivimos de adultos estará determinado por la situación emocional en la que aprendimos a vivir desde niños, no sólo por el conocimiento, o los argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida. En concreto, desde lo aprendido cuando niños, la niñez puede ser tanto un tesoro como un castigo.

Por ejemplo, todos los niños, son igualmente inteligentes o igualmente capaces de conducta inteligente. Pero la conducta inteligente del niño puede tornarse restringida o expandida según las emociones surgidas durante la convivencia con sus educadores y sus padres. Así, el temor, la envidia, la rivalidad, restringen su conducta inteligente, porque estrechan el espacio de relaciones en el que el niño se mueve. Y sólo el amor expande la inteligencia, al ensanchar el espacio de relaciones en el cual opera el niño, ampliando su ámbito de todo lo que es posible que haga en su vida.

En la escolaridad,  y sin perjuicio de lo que piense o desee cada educador, a los niños les pasarán cosas y le pasarán cosas distintas a cada niño en particular. Convivirán de muchas maneras con otros: pueden estar en el placer, en el encanto, en el deseo de acercamiento, en el deseo de distancia, y eso les estará pasando según la movilidad para las relaciones, y las necesidades que tenga cada niño. Pero lo que sí les pasará a todos los niños por igual, es que crecerán en el respeto por sí mismos convirtiéndose en un ser adecuadamente integrado, al convivir en un espacio basado en la emoción del amor. Y en este caso el educador es determinante en proporcionar un espacio de convivencia con el niño, en el que el niño sea tan legítimo como él.

Veamos, el educador y el niño conviven en un espacio no amoroso, cuando el educador puede pensar que el niño hace algo que está mal porque el niño es descuidado, holgazán, irresponsable, etc., entonces al corregirlo, su conducta revelará lo que piensa que el niño es. En cambio, en un espacio de convivencia que se basa en el amor, el educador piensa que el niño hace algo que está mal porque aún no tiene la practica adecuada que le permita hacerlo bien, entonces su relación con el niño va a reflejar que se dio cuenta de que la dificultad del niño en hacer lo que él espera que haga tiene que ver con su práctica y no con su ser. En el primer caso, al corregir al niño, lo estará negando; y en el segundo caso, al corregir la práctica, lo estará aceptando.

Esto podemos apreciarlo en los niños pequeños. Cuando nos acercamos a un niño y le habla fuera del espacio emocional en que el niño se encuentra, este no se nos acercará. Le ofrecemos la mano y el niño no la toma. Pero, en el momento en que uno se encuentra en la aceptación del niño, en su emoción, el niño toma la mano.

Ese gesto de tomar la mano es una acción que constituye una declaración de aceptación de la convivencia. Es como si el niño nos dijera, estoy dispuesto a convivir contigo y por lo tanto, a transformarme en la convivencia contigo.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

Fuente: Humberto Maturana. EMOCIONES Y LENGUAJE EN EDUCACIÓN Y POLÍTICA. Ed. Dolmen Ensayo. Décima 2001
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Trabajo y Ciudadanía. Guía para su estudio.

El TRABAJO y la CIUDADANÍA[1].

El TRABAJO es una actividad, realizada por una persona, orientada hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la producción de un bien -exterior al sujeto que lo produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo también puede dar lugar a la producción de bienes y servicios destinados al uso domestico, en la esfera no mercantil, sin contrapartida de remuneración salarial.

La CIUDADANÍA[1], en una concepción actual la ciudadanía se confunde con los derechos políticos que tiene toda persona, y se la identifica con el lugar de nacimiento. Pero ésta es una visión limitada que no favorece percibir al individuo como actor social con un aporte único a la comunidad. La ciudadanía no puede tratarse sólo de vivir en un territorio común, sino que debe incluir la participación en la comunidad, entre otras cosas, por medio del aporte de los unos a los otros, con sus trabajos.

El trabajo y la ciudadanía están estrechamente ligados, sobre todo desde la Revolución Industrial. Con la Revolución Industrial el trabajador se convirtió, en gran medida, en asalariado, contratado en la fábrica por un sueldo pero no era miembro de la realidad social determinante: la sociedad de capitales. De esta forma se instituyó la gran división entre capital y trabajo que han analizado y denunciado los socialistas, especialmente Marx. Pero al mismo tiempo nació la sociedad política democrática. Una sociedad de ciudadanos, todos miembros e iguales al menos en un principio. De esta forma el trabajo, frágil y precario, fue encontrando poco a poco, mayor protección en la ciudadanía. Y el derecho del trabajo derivó de esta protección ciudadana.

ACTIVIDAD, TRABAJO Y EMPLEO[2]ACTIVIDAD es una noción muy amplia, que indica la forma en que se utiliza el tiempo de vida, y que expresa todo el dinamismo de la naturaleza humana, siendo el trabajo solo una de ellas, al lado de las actividades desarrolladas en las esferas doméstica, educativa, cultural, recreativa, deportiva, relaciones con los amigos y familiares, las actividades asociativas, sindical, política, religiosa, lúdicas, etc.

TRABAJO es una actividad, realizada por una persona, orientada hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la producción de un bien -exterior al sujeto que lo produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo también puede dar lugar a la producción de bienes y servicios destinados al uso domestico, en la esfera no mercantil, sin contrapartida de remuneración salarial.

EMPLEO: Cuando el trabajo se realiza con el objetivo de obtener a cambio un ingreso, en calidad de asalariado, de empleador o actuando por cuenta propia, estamos en presencia de un empleo.

EL DESEMPLEO, EL SUBEMPLEO Y LA PRECARIZACIÓN DEL EMPLEO. El concepto de desempleo alude a aquellas personas que se encuentran dentro de la población económicamente activa, aptas para trabajar, y que no encuentran empleo a pesar de estar buscándolo, por lo menos desde hace cinco semanas.

El desempleo se refiere por lo tanto a la falta de trabajo, mientras que el subempleo es la situación en que encuentra el trabajador que a pesar de tener un trabajo el puesto que ocupa no es remunerado de manera suficiente para atender a sus necesidades básicas. Esto puede ocurrir por tener trabajo de pocas horas, o informal, que no contempla el pago del mínimo legal.

El empleo precario, que integra el concepto de subempleo, es aquel que no reúne las condiciones que la ley establece para garantizar un trabajo digno, ya sea por ser clandestino, inestable o no reunir las condiciones de salubridad exigidas. Incluye el trabajo en negro, pues el trabajador se encuentra desprovisto de beneficios sociales.

TRABAJO PRÁCTICO 1: Identificación de actividades humanas. http://danielolguin.com.ar/?p=3496

EL TRABAJO HUMANO[3]. De manera muy general, se ha definido como la actividad personal en la que el ser humano emplea de manera total o parcial sus energías físicas y/o mentales en orden a la obtención de algún bien material o espiritual, distinto del placer derivado directamente de su ejecución.  El trabajo es una actividad que realiza toda la persona y que por lo tanto implica a toda la persona, en la cual deja una marca indeleble.

Esta actividad incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural, es decir, todo aquello que crea fuera del interior de la persona. El hombre, al trabajar, no sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que también se modifica y realiza a sí mismo, desarrollando su personalidad. Es precisamente por este aspecto que el trabajo constituye una actividad exclusiva del ser humano. Pero ello no excluye de manera alguna la dimensión social del trabajo, pues, si no existe un verdadero orden social y jurídico que garantice el ejercicio del trabajo la eficiencia humana no será capaz de producir sus frutos.

LA CONTRADICCIÓN DEL TRABAJO Y EL CAPITAL[4]. Los eventos de naturaleza económica (reunidos bajo la denominación de conflicto entre capital y trabajo) que se produjeron a lo largo del siglo XIX, vinculados a la revolución industrial, con su radicalmente injusta secuela de explotación y miseria de los obreros de las fábricas y talleres, ocasionaron graves problemas que rebasaron con creces el campo de la economía, para adquirir también una índole social, política y cultural.

Pero la lógica intrínseca del proceso productivo, demuestra la necesidad de la complementariedad entre capital y trabajo, lo que supone la superación de la contradicción histórica existente entre ambos. Sin embargo, la introducción -a un ritmo casi vertiginoso- de los avances tecnológicos y la mundialización de la economía, introducen nuevos aspectos que contribuyen a dificultar más aún esta necesaria compenetración, haciendo más honda la brecha no sólo entre trabajo y capital y entre personas ricas y pobres, sino entre países e incluso regiones, ricas y pobres.

El desarrollo industrial trajo consigo la expansión de las grandes fábricas y el crecimiento de las ciudades industriales. Como consecuencia, muchas personas, entre ellas mujeres y niños, comenzaron a dedicar la mayor parte de sus vidas a trabajar a cambio de sueldo muy bajos, en condiciones de seguridad y sanidad muy deficientes, mal alimentadas y prácticamente sin descanso. Iniciándose una explotación sistemática de los trabajadores.

El sistema industrial capitalista, redujo al Hombre a un animal trabajador, una bestia limitada a las más estrictas necesidades corporales, siendo su actividad un movimiento mecánico tedioso y repetitivo (rutina).   Y Marx sostuvo la deshumanización del Hombre como resultado de su alienación, situación que fue el origen de las primeras luchas sociales, y la aparición de las ideas socialistas.

Marx utilizó el término alienación en distintos sentidos:  desprenderse, renunciar a, privarse de, despojarse de, hacerse exterior a sí mismo, si se lo entiende como verbo y  como indicación de dos personas que se distancian una de otra.

Así el término “alienar” implica un proceso complejo que presenta varios aspectos. Comienza con la separación de los Hombres de sus medios de producción y subsistencia, esto implica que cuando son expulsados de sus tierras son alienados de su propiedad y por lo tanto para evitar morirse de hambre se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas.

Su trabajo es una actividad alienante, en el producto ha cosificado una parte de sí mismo, todo el proceso productivo es externo a él y a sus necesidades humanas.

El obrero entiende el proceso de producción como una actividad opresiva, pérdida de libertad.  Ya no se siente libremente activo más que en sus funciones animales (comer, beber, procrear. El obrero se ha convertido en algo menos humano porque está separado de sus cualidades humanas potenciales. A su vez, el capitalista considera un lujo todo lo que el obrero desea más allá de sus necesidades elementales físicas.

Trabajo – Fuerza de trabajo – Plusvalía. Si bien desde el punto de vista de la economía, se consideraba al trabajo es uno de los factores de la producción junto al capital y a la tierra. El trabajo, era considerado como la medida del esfuerzo realizado por una persona. La noción de fuerza de trabajo, por lo tanto, está asociada a la capacidad física y mental propia de cada persona de realizar un cierto trabajo.

El término fue desarrollado por Karl Marx. Para el marxismo, la fuerza de trabajo es una mercancía, cuyo valor está determinado por el tiempo de trabajo que es socialmente necesario para producirla. Que en este caso, ese tiempo es aquel que se necesita para producir los medios de subsistencia y reproducción del trabajador. Puede asociarse, en definitiva, el valor de la fuerza de trabajo al valor de las mercancías de consumo indispensables para el trabajador.

Según el marxismo, lo que el obrero vende al capitalista no es su trabajo sino su fuerza de trabajo, o sea que el obrero se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo o sea al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia.

El proceso de trabajo no es lo mismo que el proceso de valorización, es decir, la cantidad de trabajo que realiza el obrero en la jornada laboral para producir la mercancía es superior a la cantidad de trabajo necesario para reproducir el valor de su fuerza de trabajo. Esto permite explicar cómo se produce la plusvalía.

Plusvalor o plusvalía es la expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el capitalista.



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La base del aprendizaje es emocional, no académico*.

Sobrevaloramos drásticamente la importancia de la formación académica, y asumimos que la enseñanza sólo se centra en mejorar los currículos. Sin embargo, la investigación sugiere lo contrario y determina que: “Las necesidades sociales no satisfechas se convierten en necesidades académicas no satisfechas.”

Si esto es verdad – y la evidencia de una serie de campos sugiere que es abrumadora – entonces lo que estamos haciendo es la estratégica de poner el carro del conocimiento delante del caballo emocional.

Eso no significa que los esfuerzos para mejorar los contenidos no sirve para nada, sino simplemente que son necesarios pero insuficientes si no se consideran en conjunto con una mayor atención al funcionamiento de la mente y cómo influyen nuestras emociones  en nuestro desarrollo.

De acuerdo con la Asociación de Colaboración para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional (CASEL)[1], organización que trabaja para avanzar en la ciencia y la práctica basada en la evidencia del aprendizaje social y emocional, la mejor manera para que las escuelas proporcionen la base óptima para el aprendizaje es ayudando a los estudiantes a desarrollar cinco competencias básicas:

La AUTOCONCIENCIA, o la capacidad de reconocer con precisión las emociones y pensamientos y su influencia en el comportamiento de uno;

La AUTOGESTIÓN, o la capacidad de regular las propias emociones, pensamientos y comportamientos de manera efectiva en diferentes situaciones;

La CONCIENCIA SOCIAL, o la capacidad de ponerse en el lugar de y empatizar con otras personas de diversos orígenes y culturas;

Las HABILIDADES DE RELACIÓN, o la capacidad para establecer y mantener relaciones sanas y gratificantes con diversos individuos y grupos;

La RESPONSABILIDAD PARA LA TOMA DE DECISIONES, o la capacidad de tomar decisiones constructivas y respetuosas sobre el comportamiento personal y las interacciones sociales.

Creo que estamos tiempo de hacer las cosas mucho mejor.

D.O.

Fuente: http://www.samchaltain.com/

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La contradicción del trabajo y el capital.

Los problemas del capitalismo: la explotación, y la alienación en el trabajo. Trabajo y fuerza de trabajo. La plusvalía.

Introducción: Los eventos de naturaleza económica (reunidos bajo la denominación de conflicto entre capital y trabajo) que se produjeron a lo largo del siglo XIX, vinculados a la revolución industrial, con su radicalmente injusta secuela de explotación y miseria de los obreros de las fábricas y talleres, ocasionaron graves problemas que rebasaron con creces el campo de la economía, para adquirir también una índole social, política y cultural.

Pero la lógica intrínseca del proceso productivo, demuestra la necesidad de la complementariedad entre capital y trabajo, lo que supone la superación de la contradicción histórica existente entre ambos. Sin embargo, la introducción -a un ritmo casi vertiginoso- de los avances tecnológicos y la mundialización de la economía, introducen nuevos aspectos que contribuyen a dificultar más aún esta necesaria compenetración, haciendo más honda la brecha no sólo entre trabajo y capital y entre personas ricas y pobres, sino entre países e incluso regiones, ricas y pobres.

Surgimiento del Capitalismo. Se denomina Revolución Industrial al proceso de aceleración y aumento de la producción a través de la instalación de establecimientos industriales que se produjo en Inglaterra durante los últimos decenios del siglo XVIII. Por lo tanto, los países europeos vivieron un acentuado proceso de crecimiento de la producción económica debido, en parte, a la utilización en gran escala de máquinas automáticas o semi-automáticas (fenómeno conocido como maquinismo).

Además, el mercado de China y de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercaderías en general, dio al comercio, a la navegación, a la industria, un empuje jamás conocido, y que se lo denominó Capitalismo.

La manufactura pasó a suplantar al régimen feudal de producción. Los artesanos se vieron desplazados por la clase media industrial y surgió la división del trabajo dentro de cada taller, y la clase media industrial dejó paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos de obreros: los burgueses modernos.

La burguesía desempeñó un papel verdaderamente revolucionario en el transcurso de la historia. Terminó con los lazos feudales, y redujo todas las libertades escritas a una sola: la libertad ilimitada de comerciar

Características del Capitalismo: La propiedad privada de los medios de producción y cambio (tierras, máquinas, edificios, herramientas, dinero, bancos, etc.).El empleo de los medios de producción como capital (recursos para la producción de bienes con el objetivo de obtener ganancias).Libre contratación de mano de obra asalariada.Creciente empleo de la tecnología aplicada a la producción de bienes y servicios.El Estado no debe intervenir en las actividades económicas.

El modelo que se adopta para retribuir a quienes intervengan en el proceso productivo bajo el capitalismo estará basado en la siguiente idea: “…cada uno trabajará en lo que puede según su capacidad y cada uno cobrará un sueldo según lo que su trabajo produzca”. Por ejemplo: un médico soltero cobrará mas que un colectivero con esposa y 2 hijos.

La idea del capitalismo supone que el egoísmo personal impulsa la búsqueda del progreso material a producir más y mejores bienes y, por ello, se beneficia la sociedad en su conjunto.

La explotación del trabajador. El desarrollo industrial trajo consigo la expansión de las grandes fábricas y el crecimiento de las ciudades industriales. Como consecuencia, muchas personas, entre ellas mujeres y niños, comenzaron a dedicar la mayor parte de sus vidas a trabajar a cambio de sueldo muy bajos, en condiciones de seguridad y sanidad muy deficientes, mal alimentadas y prácticamente sin descanso. Iniciándose una explotación sistemática de los trabajadores.

La Alienación. El sistema industrial capitalista, redujo al Hombre a un animal trabajador, una bestia limitada a las más estrictas necesidades corporales, siendo su actividad un movimiento mecánico tedioso y repetitivo (rutina).   Marx[1] sostuvo la deshumanización del Hombre como resultado de su alienación, situación que fue el origen de las primeras luchas sociales, y la aparición de las ideas socialistas.

Características del Socialismo científico. Surgió con Friedrich Engels y Karl Marx en el siglo XIX y sus ideas son conocidas como comunismo para diferenciarlas de los socialistas utópicos. Marx afirmó que en todas las sociedades existe la lucha de clases. En la Europa del siglo XIX la lucha estaba dada entre los burgueses (dueños de los medios de producción) y los proletarios (trabajadores); mientras que el Estado protegía los intereses de los más fuertes, en este caso, los burgueses, ya que tenían el poder político y crean leyes en su beneficio. Y Marx pensaba que el Estado es la invención de un grupo social (el más poderoso) para imponerse y controlar a los demás grupos sociales.

Por lo tanto el socialismo sostenía que los proletariados debían tomar el poder por medio de una revolución y ejercer la dictadura para terminar de eliminar los focos de resistencia burguesa (los dueños de los medios de producción). Este gobierno sería de un solo partido político y abolirá (terminará) totalmente con la propiedad de los medios de producción (ni siquiera acepta la cooperativización y la autogestión de los trabajadores propuesta por el socialismo). Todo debía ser propiedad del Estado.

Cuando la producción de bienes sea suficiente para que todo el pueblo tenga todos los bienes materiales que necesite para vivir (debido a la ayuda solidaria para producir más) la lucha de clases terminará porque tales bienes alcanzarán para todos.

La fórmula para ello es: “…cada uno trabajará en lo que puede según su capacidad y cada uno cobrará un sueldo según las necesidades que tenga”. Por ejemplo: un médico soltero cobrará menos que un colectivero con esposa y 2 hijos (el colectivero tiene más gastos para mantenerlos).

Marx utilizó el término alienación en distintos sentidos:  desprenderse, renunciar a, privarse de, despojarse de, hacerse exterior a sí mismo, si se lo entiende como verbo y  como indicación de dos personas que se distancian una de otra.

Así el término “alienar” implica un proceso complejo que presenta varios aspectos. Comienza con la separación de los Hombres de sus medios de producción y subsistencia, esto implica que cuando son expulsados de sus tierras son alienados de su propiedad y por lo tanto para evitar morirse de hambre se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas.

Las partes trabajador y capitalista entran en relación esencialmente instrumental. Este es un acto de conveniencia, una relación basada en intereses antagónicos y condiciones de vida fundamentalmente distintas. Apenas entra en este trato, el obrero comienza a consumir sus energías en la producción de objetos; su fuerza de trabajo se objetiviza en mercaderías sobre las que no tiene ningún control. En este sentido, cuanto más produce tanto más pobre es.

El obrero se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño.  Pone su vida en el objeto pero su vida ahora le pertenece al objeto.  Su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia externa, que existe fuera de él, como algo ajeno a él, y se transforma en un poder autónomo que lo enfrenta, como algo hostil y ajeno.

Su trabajo es una actividad alienante, en el producto ha cosificado una parte de sí mismo, todo el proceso productivo es externo a él y a sus necesidades humanas.

El trabajo lo niega a sí mismo, lo hace desdichado, mortifica su cuerpo y arruina su mente.  El trabajo no es voluntario sino coercitivo es un trabajo forzado, es un simple medio para satisfacer necesidades externas.

El obrero entiende el proceso de producción como una actividad opresiva, pérdida de libertad.  Ya no se siente libremente activo más que en sus funciones animales (comer, beber, procrear. El obrero se ha convertido en algo menos humano porque está separado de sus cualidades humanas potenciales. A su vez, el capitalista considera un lujo todo lo que el obrero desea más allá de sus necesidades elementales físicas.

Críticas a la teoría marxista de la alienación del trabajo. La teoría marxista de la alienación es atacada por los partidarios de la economía de mercado, generalmente bajo los siguientes argumentos socioeconómicos:

La necesidad de trabajar afecta a todos los seres humanos como una condición del mundo, un fruto de la escasez, y no una condición del capitalismo. Se busca primero satisfacer la necesidad de supervivencia, luego el trabajo ha ido sofisticándose, básicamente por la multiplicación de necesidades y la intensificación de las relaciones humanas, origen del comercio.

Es necesaria la acumulación de capital, como un paso más en la sofisticación y multiplicación de las necesidades que por su naturaleza no pueden satisfacerse produciendo bienes o servicios simples, para afrontar procesos productivos más largos, y la división del trabajo dentro de esa misma unidad de trabajo.

El trabajo no es necesariamente un lugar de recreo, antes al contrario; en principio sirve para ganar dinero que le será útil al individuo para satisfacer otras necesidades, propias o ajenas. No todos nos auto-realizamos con las mismas actividades, ni todos nos auto-realizamos dentro del trabajo, porque el trabajo es un medio para conseguir otros asuntos.

TRABAJO – FUERZA DE TRABAJO – PLUSVALIA.

Si bien desde el punto de vista de la economía, se consideraba al trabajo es uno de los factores de la producción junto al capital y a la tierra. El trabajo, era considerado como la medida del esfuerzo realizado por una persona.

La noción de fuerza de trabajo, por lo tanto, está asociada a la capacidad física y mental propia de cada persona de realizar un cierto trabajo.

El término fue desarrollado por Karl Marx. Para el marxismo, la fuerza de trabajo es una mercancía, cuyo valor está determinado por el tiempo de trabajo que es socialmente necesario para producirla. Que en este caso, ese tiempo es aquel que se necesita para producir los medios de subsistencia y reproducción del trabajador. Puede asociarse, en definitiva, el valor de la fuerza de trabajo al valor de las mercancías de consumo indispensables para el trabajador.

La teoría marxista diferencia entre la fuerza de trabajo y el trabajo: el trabajo es el resultado de aplicar la fuerza de trabajo.

Según el marxismo, lo que el obrero vende al capitalista no es su trabajo sino su fuerza de trabajo, o sea que el obrero se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo o sea al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia.

El proceso de trabajo no es lo mismo que el proceso de valorización, es decir, la cantidad de trabajo que realiza el obrero en la jornada laboral para producir la mercancía es superior a la cantidad de trabajo necesario para reproducir el valor de su fuerza de trabajo. Esto permite explicar cómo se produce la plusvalía.

Plusvalor o plusvalía es la expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el capitalista. La plusvalía existe porque el trabajador labora más tiempo del necesario para producir y reproducir su vida

Cada mercancía encierra un valor correspondiente al tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para su producción. En el caso de un mueble esto incluye las horas de trabajo necesarias para producirlo y las horas de trabajo que fueron necesarias para producir cada una de las mercancías involucradas en el proceso de producción (clavos, maderas, herramientas, etc.).

La distinción anteriormente mencionada entre fuerza de trabajo y trabajo permite revelar que las horas de trabajo son en realidad horas de empleo de la fuerza de trabajo. Y el salario, el valor para producir esa fuerza de trabajo, no el “valor del trabajo” hecho por el trabajador.

Dicho de otra manera, al obrero no se le paga por lo que produce sino en arreglo a lo que él vale según su especialización, según las condiciones medias del país en el que vive, según oscilaciones por la oferta y la demanda de ese puesto de trabajo. Pero el obrero, al que se le paga un salario por vender su fuerza de trabajo, produce riqueza por un valor que supera en mucho el salario que él recibe.

Conviene mantener presente que “plusvalor” es un concepto que conlleva un alto nivel de abstracción. Así, no siempre es adecuado utilizarlo en casos específicos. Muchos autores prefieren mantenerlo como un concepto de análisis general: la plusvalía sería la diferencia entre el valor (o riqueza) creado por la clase trabajadora y el valor que ella recibe en su conjunto, más que la diferencia entre lo que un trabajador específico produce y lo que recibe.

Fuente. http://www.martinmaglio.com.ar/

[1] Karl Heinrich Marx, (Reino de Prusia, 1818 – Londres, Reino Unido, 1883), fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. Las teorías de Marx sobre la sociedad, la economía y la política, que se conocen colectivamente como el marxismo, sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la lucha de clases. Fue muy crítico de la forma socioeconómica vigente de la sociedad, el capitalismo, al que llamó la “dictadura de la burguesía”, afirmando que se llevaba a cabo por las acaudaladas clases dueñas de los medios de producción, para su propio beneficio. Y teorizó que, como los anteriores sistemas socioeconómicos, inevitablemente se producirían tensiones internas, que lo llevarían a su reemplazo por un nuevo sistema a cargo de una nueva clase social, el proletariado. Sostuvo que la sociedad bajo el socialismo, sería regida por la clase obrera en lo que llamó la “dictadura del proletariado”, el “Estado obrero” o “democracia obrera”. Creía que el socialismo sería, a su vez, eventualmente reemplazado por una sociedad sin Estado y sin clases llamada comunismo puro. Marx luchó activamente para la implementación del socialismo, argumentando que las personas desfavorecidas debían realizar una acción revolucionaria organizada para derrocar el capitalismo y lograr un cambio socioeconómico.
Mientras que Marx se mantuvo como una figura relativamente desconocida durante su vida, sus ideas y la ideología del marxismo comenzaron a ejercer una gran influencia sobre los movimientos socialistas poco después de su muerte. Vladimir Ulianov (Lenin) fue el primer teórico-práctico que intentó desarrollar el pensamiento de Marx en la práctica. Los llamados gobiernos revolucionarios socialistas, tomaron el poder en una variedad de países a lo largo del siglo XX, llevando a la formación de Estados como la Unión Soviética en 1922 y la República Popular China en 1949, con diversas variantes teóricas desarrolladas, tales como el Leninismo y el Maoísmo.
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¿Que significa ser libres?

“A un hombre no lo determina lo que le sucede, sino  lo que hace con lo que le sucede”

SER LIBRE

Somos libres de accionar como queremos. La esencia del ser humano es la capacidad de dirigir la propia vida. Somos producto de la elección. Aunque los seres humanos somos seres biológicos, no estamos determinados por nuestros genes, como lo están los animales. Por ello el ser humano actúa, mientras que los animales reaccionan.

Esta facultad de elegir significa que no somos el producto de nuestro pasado o de nuestros genes; y tampoco somos el producto del trato que nos dispensan los demás. Es indudable que los genes y la cultura (nuestro entorno) suelen ejercer una gran influencia, pero no nos determinan. Nos determinamos a nosotros mismos por medio de nuestras elecciones. La facultad de elegir el rumbo de nuestra vida nos permite reinventarnos a nosotros mismos, y cambiar nuestro futuro.

Es cierto que nuestra conducta esta condicionada por el medio natural en el que vivimos, por nuestra naturaleza biológica y se encuentra siempre relacionada con nuestro entorno, otros seres humanos y con acciones realizadas por ellos. Todos nacemos en una familia determinada, en una región, en una época, y ése es el contexto en el que se desarrollan nuestras acciones. En realidad ser libres no es vivir sin condicionamientos. Sino ser capaces de responder de un modo u otro a esa condiciones. No elegimos los hechos que nos suceden (las condiciones), pero depende de nosotros como respondemos a ellos (nuestro comportamiento, nuestro modo de actuar).

Fernando Savater dice al respecto: “No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres y en tal país)….., sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados)…..”. (Etica para Amador. Buenos Aires, Ariel, 1991).

Por ello, el hecho de que nuestros actos sean libres no significa que podamos hacer cualquier cosa en cualquier momento. Siempre actuamos dentro de ciertas circunstancias y elegimos entre opciones que se nos presentan.

Somos libres de elegir la respuesta adecuada y que nos es mas conveniente.

Debemos observar que siempre entre un estimulo y la respuesta hay un espacio. Y que en ese espacio reside nuestra libertad y nuestra facultad para elegir la respuesta. Y por lo tanto, en esas elecciones residen nuestro crecimiento y nuestra felicidad.

A su vez, debemos tener presente que el tomar conciencia de que siempre podemos elegir, puede causar temor. De repente,  la capacidad de responder nos enfrentamos a la responsabilidad. Si hasta ahora  hemos  achacado nuestra situación y nuestros problemas a circunstancias pasadas o presentes, a los demás, a lo que dicen de nosotros, etc., ahora no tenemos excusa.

Piensa bien y saldrá bien.

Fuentes

Libertad: facultad que tiene el ser humano de actuar de una manera o de otra, y de no actuar.
G. Schujman – Miguel Mazzeo. “Construcción de Ciudadanía”. Ed. Aique. Bs. As. 2007.
Stephen R. Covey, “El 8vo. Habito. de la fectividad a la grandeza”. Ed. Paidos. Bs. As. 2005.
Publicado en La Libertad, La Política y la Ciudadanía, La Responsabilidad, La Vocación. | 11 comentarios

EL TRABAJO HUMANO.

El trabajo humano[i].

No resulta fácil enunciar un concepto del trabajo humano; de manera muy general, se ha definido como la actividad personal en la que el ser humano emplea de manera total o parcial sus energías físicas y/o mentales en orden a la obtención de algún bien material o espiritual, distinto del placer derivado directamente de su ejecución.[ii] Sin embargo, en los últimos años han ido apareciendo formas peculiares de actividad, de indudable utilidad social, que plantean la posibilidad de revisar este concepto.

El trabajo es una actividad que realiza toda la persona y que por lo tanto implica a toda la persona, en la cual deja una marca indeleble. Siguiendo a Burgos[iii], podemos analizar el trabajo tanto desde un punto de vista objetivo como subjetivo: objetivamente considerada, esta actividad tiene un doble carácter: productivo y transitivo, que incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural, es decir, todo aquello que crea fuera del interior de la persona; su dimensión subjetiva implica que el hombre, al trabajar, no sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que también se modifica y realiza a sí mismo, desarrollando su personalidad. Es precisamente este aspecto subjetivo el que constituye una actividad exclusiva del ser humano y a la vez hace del hombre el fin último de todo el proceso productivo. Por supuesto, ello no excluye de manera alguna la intrínseca dimensión social del trabajo, pues, “…si no existe un verdadero cuerpo social y orgánico, si no hay un orden social y jurídico que garantice el ejercicio del trabajo (…) la eficiencia humana no será capaz de producir sus frutos (…). el trabajo no puede ser valorado justamente ni remunerado con equidad si no se tiene en cuenta su carácter social e individual” [iv].

Los eventos de naturaleza económica (reunidos bajo la denominación de conflicto entre capital y trabajo) que se produjeron a lo largo del siglo XIX, vinculados a la revolución industrial, con su radicalmente injusta secuela de explotación y miseria de los obreros de las fábricas y talleres, ocasionaron graves problemas que rebasaron con creces el campo de la economía, para adquirir también una índole social, política y cultural.

En sus obras, Karl Marx señaló la despersonalización y cosificación del hombre, debido a la sobreexplotación de su trabajo por las estructuras sociales injustas, las cuales generan lo que él llamó una alineación económica, que afecta por igual (aunque de distinta forma) al obrero y al capitalista. Esta alineación es, para Marx, la clave de la desarmonía entre trabajo y capital y la superación de la misma, mediante la praxis revolucionaria, es a su vez la clave del progreso hacia la construcción de una sociedad nueva[v]. Es, por consiguiente, en la segunda mitad de ese siglo, que se pone sobre el tapete por primera vez la cuestión de la instauración de un orden social más justo.

En ese espíritu, SS León XIII redactó, en 1891, su encíclica paradigmática, Rerum novarum, primer documento del Magisterio de la Iglesia Católica sobre cuestiones sociales. En ella, sostenía que la propiedad privada era un derecho natural, dentro de los límites de la justicia; pero condenaba al capitalismo como causa de la pobreza y degradación de muchos trabajadores. El Papa recomendaba que los católicos, si así lo desean, organicen partidos socialistas propios y uniones de trabajadores bajo principios católicos.

Como es obvio, las líneas de acción para lograr la transformación de las relaciones sociales, difieren considerablemente entre las distintas tendencias; pero hay algunas claves coincidentes entre todas ellas, de las cuales la primera es la primacía del trabajo sobre los bienes, el capital y la técnica. Este concepto será revisado a continuación.

Su Santidad Juan Pablo II, en su encíclica Laborem exercens, consideró el trabajo como bien fundamental para la persona, factor primario de la actividad económica y clave de toda la cuestión social[vi]. En el mismo documento, delinea una espiritualidad y una ética del trabajo y alerta sobre el riesgo de que  “…el hombre sea tratado, a la par de todo el complejo de los medios materiales de producción, como un instrumento y no según la verdadera dignidad de su trabajo, o sea, como sujeto y autor”. Es decir, el verdadero criterio para valorar la importancia y dignidad del trabajo, no está en lo que se hace, sino en la persona que lo hace.

En cuanto al capital, este término hace referencia tanto a los recursos financieros invertidos en una iniciativa productiva o en el mercado bursátil, como a los medios materiales de producción de una empresa[vii]. En todo caso, el capital es sólo un instrumento del proceso de producción, del cual el trabajo es siempre la causa eficiente primaria y, por tanto, tiene la primacía absoluta sobre aquel.

La lógica intrínseca del proceso productivo, por otra parte, demuestra la necesidad de la complementariedad entre capital y trabajo, lo que supone la superación de la contradicción existente entre ambos, a la cual se hizo referencia anteriormente. Sin embargo, la introducción -a un ritmo casi vertiginoso- de los avances tecnológicos y la mundialización de la economía, introducen nuevos aspectos que contribuyen a dificultar más aún esta necesaria compenetración, haciendo más honda la brecha no sólo entre trabajo y capital y entre personas ricas y pobres, sino entre países e incluso regiones, ricas y pobres.


[i] Fuente: REVISTA BIOÉTICA / ENERO- ABRIL 2009. ÉTICA Y SOCIEDAD Sección a cargo del Dr. Jorge H. Suardíaz Pareras, Médico especialista en Laboratorio Clínico, profesor Auxiliar. Diplomado en Antropología Filosófica y en Bioética. Vice-director del Centro Juan Pablo II. Foto: SS León XIII. http://www.cbioetica.org/revista/91/912800.pdf

[ii] Díaz, JM Duque, F La economía en la Doctrina Social de la Iglesia. IITD, Madrid, 2003.
[iii] Burgos, JM Antropología: una guía para la existencia. Ediciones Palabra, SA, Madrid, 2003.
[iv] SS Pío XI. Carta enc. Quadragesimo anno, 1931
[v] Fazio, M Fernández, F Historia de la filosofía. T. IV (Filosofía contemporánea) Ediciones Palabra, SA, Madrid, 2004.
[vi] SS Juan Pablo II. Carta enc. Laborem exercens, 1981.
[vii] Pontificio Consejo Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Ediciones CEM, México, DF 2005.
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