Trabajo y Ciudadanía. Guía para su estudio.

El TRABAJO y la CIUDADANÍA[1].

El TRABAJO es una actividad, realizada por una persona, orientada hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la producción de un bien -exterior al sujeto que lo produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo también puede dar lugar a la producción de bienes y servicios destinados al uso domestico, en la esfera no mercantil, sin contrapartida de remuneración salarial.

La CIUDADANÍA[1], en una concepción actual la ciudadanía se confunde con los derechos políticos que tiene toda persona, y se la identifica con el lugar de nacimiento. Pero ésta es una visión limitada que no favorece percibir al individuo como actor social con un aporte único a la comunidad. La ciudadanía no puede tratarse sólo de vivir en un territorio común, sino que debe incluir la participación en la comunidad, entre otras cosas, por medio del aporte de los unos a los otros, con sus trabajos.

El trabajo y la ciudadanía están estrechamente ligados, sobre todo desde la Revolución Industrial. Con la Revolución Industrial el trabajador se convirtió, en gran medida, en asalariado, contratado en la fábrica por un sueldo pero no era miembro de la realidad social determinante: la sociedad de capitales. De esta forma se instituyó la gran división entre capital y trabajo que han analizado y denunciado los socialistas, especialmente Marx. Pero al mismo tiempo nació la sociedad política democrática. Una sociedad de ciudadanos, todos miembros e iguales al menos en un principio. De esta forma el trabajo, frágil y precario, fue encontrando poco a poco, mayor protección en la ciudadanía. Y el derecho del trabajo derivó de esta protección ciudadana.

ACTIVIDAD, TRABAJO Y EMPLEO[2]ACTIVIDAD es una noción muy amplia, que indica la forma en que se utiliza el tiempo de vida, y que expresa todo el dinamismo de la naturaleza humana, siendo el trabajo solo una de ellas, al lado de las actividades desarrolladas en las esferas doméstica, educativa, cultural, recreativa, deportiva, relaciones con los amigos y familiares, las actividades asociativas, sindical, política, religiosa, lúdicas, etc.

TRABAJO es una actividad, realizada por una persona, orientada hacia una finalidad, la prestación de un servicio o la producción de un bien -exterior al sujeto que lo produjo-, con una utilidad social: la satisfacción de una necesidad personal o de otras personas. El trabajo así entendido involucra a todo el ser humano que pone en acto sus capacidades y no solamente sus dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo que soporta una carga estática, con gestos y posturas despliega su fuerza física, moviliza las dimensiones psíquicas y mentales. El trabajo también puede dar lugar a la producción de bienes y servicios destinados al uso domestico, en la esfera no mercantil, sin contrapartida de remuneración salarial.

EMPLEO: Cuando el trabajo se realiza con el objetivo de obtener a cambio un ingreso, en calidad de asalariado, de empleador o actuando por cuenta propia, estamos en presencia de un empleo.

EL DESEMPLEO, EL SUBEMPLEO Y LA PRECARIZACIÓN DEL EMPLEO. El concepto de desempleo alude a aquellas personas que se encuentran dentro de la población económicamente activa, aptas para trabajar, y que no encuentran empleo a pesar de estar buscándolo, por lo menos desde hace cinco semanas.

El desempleo se refiere por lo tanto a la falta de trabajo, mientras que el subempleo es la situación en que encuentra el trabajador que a pesar de tener un trabajo el puesto que ocupa no es remunerado de manera suficiente para atender a sus necesidades básicas. Esto puede ocurrir por tener trabajo de pocas horas, o informal, que no contempla el pago del mínimo legal.

El empleo precario, que integra el concepto de subempleo, es aquel que no reúne las condiciones que la ley establece para garantizar un trabajo digno, ya sea por ser clandestino, inestable o no reunir las condiciones de salubridad exigidas. Incluye el trabajo en negro, pues el trabajador se encuentra desprovisto de beneficios sociales.

TRABAJO PRÁCTICO 1: Identificación de actividades humanas. http://danielolguin.com.ar/?p=3496

EL TRABAJO HUMANO[3]. De manera muy general, se ha definido como la actividad personal en la que el ser humano emplea de manera total o parcial sus energías físicas y/o mentales en orden a la obtención de algún bien material o espiritual, distinto del placer derivado directamente de su ejecución.  El trabajo es una actividad que realiza toda la persona y que por lo tanto implica a toda la persona, en la cual deja una marca indeleble.

Esta actividad incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural, es decir, todo aquello que crea fuera del interior de la persona. El hombre, al trabajar, no sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que también se modifica y realiza a sí mismo, desarrollando su personalidad. Es precisamente por este aspecto que el trabajo constituye una actividad exclusiva del ser humano. Pero ello no excluye de manera alguna la dimensión social del trabajo, pues, si no existe un verdadero orden social y jurídico que garantice el ejercicio del trabajo la eficiencia humana no será capaz de producir sus frutos.

LA CONTRADICCIÓN DEL TRABAJO Y EL CAPITAL[4]. Los eventos de naturaleza económica (reunidos bajo la denominación de conflicto entre capital y trabajo) que se produjeron a lo largo del siglo XIX, vinculados a la revolución industrial, con su radicalmente injusta secuela de explotación y miseria de los obreros de las fábricas y talleres, ocasionaron graves problemas que rebasaron con creces el campo de la economía, para adquirir también una índole social, política y cultural.

Pero la lógica intrínseca del proceso productivo, demuestra la necesidad de la complementariedad entre capital y trabajo, lo que supone la superación de la contradicción histórica existente entre ambos. Sin embargo, la introducción -a un ritmo casi vertiginoso- de los avances tecnológicos y la mundialización de la economía, introducen nuevos aspectos que contribuyen a dificultar más aún esta necesaria compenetración, haciendo más honda la brecha no sólo entre trabajo y capital y entre personas ricas y pobres, sino entre países e incluso regiones, ricas y pobres.

El desarrollo industrial trajo consigo la expansión de las grandes fábricas y el crecimiento de las ciudades industriales. Como consecuencia, muchas personas, entre ellas mujeres y niños, comenzaron a dedicar la mayor parte de sus vidas a trabajar a cambio de sueldo muy bajos, en condiciones de seguridad y sanidad muy deficientes, mal alimentadas y prácticamente sin descanso. Iniciándose una explotación sistemática de los trabajadores.

El sistema industrial capitalista, redujo al Hombre a un animal trabajador, una bestia limitada a las más estrictas necesidades corporales, siendo su actividad un movimiento mecánico tedioso y repetitivo (rutina).   Y Marx sostuvo la deshumanización del Hombre como resultado de su alienación, situación que fue el origen de las primeras luchas sociales, y la aparición de las ideas socialistas.

Marx utilizó el término alienación en distintos sentidos:  desprenderse, renunciar a, privarse de, despojarse de, hacerse exterior a sí mismo, si se lo entiende como verbo y  como indicación de dos personas que se distancian una de otra.

Así el término “alienar” implica un proceso complejo que presenta varios aspectos. Comienza con la separación de los Hombres de sus medios de producción y subsistencia, esto implica que cuando son expulsados de sus tierras son alienados de su propiedad y por lo tanto para evitar morirse de hambre se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas.

Su trabajo es una actividad alienante, en el producto ha cosificado una parte de sí mismo, todo el proceso productivo es externo a él y a sus necesidades humanas.

El obrero entiende el proceso de producción como una actividad opresiva, pérdida de libertad.  Ya no se siente libremente activo más que en sus funciones animales (comer, beber, procrear. El obrero se ha convertido en algo menos humano porque está separado de sus cualidades humanas potenciales. A su vez, el capitalista considera un lujo todo lo que el obrero desea más allá de sus necesidades elementales físicas.

Trabajo – Fuerza de trabajo – Plusvalía. Si bien desde el punto de vista de la economía, se consideraba al trabajo es uno de los factores de la producción junto al capital y a la tierra. El trabajo, era considerado como la medida del esfuerzo realizado por una persona. La noción de fuerza de trabajo, por lo tanto, está asociada a la capacidad física y mental propia de cada persona de realizar un cierto trabajo.

El término fue desarrollado por Karl Marx. Para el marxismo, la fuerza de trabajo es una mercancía, cuyo valor está determinado por el tiempo de trabajo que es socialmente necesario para producirla. Que en este caso, ese tiempo es aquel que se necesita para producir los medios de subsistencia y reproducción del trabajador. Puede asociarse, en definitiva, el valor de la fuerza de trabajo al valor de las mercancías de consumo indispensables para el trabajador.

Según el marxismo, lo que el obrero vende al capitalista no es su trabajo sino su fuerza de trabajo, o sea que el obrero se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo o sea al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia.

El proceso de trabajo no es lo mismo que el proceso de valorización, es decir, la cantidad de trabajo que realiza el obrero en la jornada laboral para producir la mercancía es superior a la cantidad de trabajo necesario para reproducir el valor de su fuerza de trabajo. Esto permite explicar cómo se produce la plusvalía.

Plusvalor o plusvalía es la expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el capitalista.



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