Construir el conocimiento en la universidad.

Construir el conocimiento en la universidad implica un proceso continuo y colaborativo de generación, validación, transmisión y aplicación del saber. Este proceso es fundamental para el avance de la ciencia, la tecnología, las humanidades y las artes, y se lleva a cabo a través de diversas actividades académicas y de investigación.

La universidad se dedica a la investigación básica y aplicada en diversas disciplinas. En tal sentido, académicos y estudiantes llevan a cabo estudios para descubrir nuevos hechos, teorías, y soluciones a problemas existentes. Y sus resultados son sometidos a revisión por otros expertos en el campo específico antes de ser publicados, asegurando su rigor y validez.

En resumen, construir el conocimiento en la universidad es un proceso integral que abarca la investigación, la validación, la transmisión y la aplicación del saber, todo ello dentro de un marco de colaboración interdisciplinaria, desarrollo personal, ética y responsabilidad social. Este proceso es esencial para el progreso académico, profesional y social.

A su vez, la construcción de conocimiento en la enseñanza del Derecho debe ser un proceso activo y participativo que prepare a los estudiantes para enfrentar los desafíos de la práctica legal. Al integrar métodos activos, fomentar la colaboración, contextualizar el contenido y desarrollar habilidades críticas, se logra que los estudiantes no solo comprendan la teoría del derecho, sino que también sean capaces de aplicarla en situaciones reales y contribuir a un sistema jurídico más justo y equitativo.

Construir el conocimiento en una clase de Derecho implica, también, un proceso dinámico en el cual los estudiantes no solo adquieren información teórica sobre las leyes y su funcionamiento, sino que también desarrollan habilidades prácticas, analíticas y críticas que les permiten aplicar ese conocimiento en situaciones reales.

La clase universitaria en la enseñanza del Derecho puede efectivamente ser un lugar de creación e innovación para abordar problemas complejos y futuros desafíos, especialmente en el campo del Derecho. Para lograr esto, es fundamental que las instituciones educativas adopten un enfoque dinámico y proactivo en su metodología de enseñanza.

Observemos, por ejemplo, que idea de que la explicación de lo acabado, tema por tema, ya no necesita el marco de la clase en el aula, y nos referimos a la evolución de la educación hacia métodos más flexibles y dinámicos, que trascienden el modelo tradicional de enseñanza centrado en la clase magistral.

En lugar de depender exclusivamente de la transmisión directa de conocimientos en un aula, las universidades pueden aprovechar diversas estrategias y tecnologías para facilitar un aprendizaje más efectivo y relevante

D.O.

 

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¿Qué significa preparar a los estudiantes de Derecho para enfrentar los desafíos de un mundo legal en constante cambio?

Debemos referirnos a la capacidad de los docentes de Derecho para equipar a sus estudiantes con las habilidades, conocimientos y competencias necesarias para navegar y adaptarse a un entorno legal que está en continua evolución. Esto implica enseñar a los estudiantes no solo las leyes y regulaciones actuales, sino también significa equiparlos con un conjunto integral de habilidades y conocimientos que les permitan adaptarse y prosperar en un entorno legal dinámico y en evolución, tales como:

Adaptarse a Nuevas Leyes y Normativas: Los estudiantes deben aprender a mantenerse actualizados con los cambios legales y a comprender cómo estas modificaciones pueden afectar la práctica del Derecho.

Desarrollar Habilidades de Pensamiento Crítico: Enseñar a los estudiantes a analizar y evaluar situaciones legales complejas de manera lógica y crítica, lo cual es crucial para tomar decisiones informadas en un entorno cambiante.

Fomentar la Investigación y el Aprendizaje Continuo: Inculcar en los estudiantes la importancia de la investigación jurídica y el aprendizaje continuo para mantenerse al día con las nuevas tendencias, leyes y precedentes judiciales.

Utilizar Tecnología Legal: Familiarizar a los estudiantes con las herramientas tecnológicas que facilitan la práctica legal moderna, como bases de datos jurídicas, software de gestión de casos y plataformas de aprendizaje en línea.

Desarrollar Resiliencia y Flexibilidad: Ayudar a los estudiantes a desarrollar la capacidad de adaptarse a circunstancias imprevistas y manejar situaciones de incertidumbre con confianza y competencia

Cultivar Habilidades de Comunicación y Colaboración: Preparar a los estudiantes para trabajar eficazmente en equipo y comunicarse claramente con colegas, clientes y otras partes interesadas.

Promover la Innovación y la Creatividad: Estimular a los estudiantes a pensar de manera innovadora y creativa para resolver problemas legales de manera efectiva y eficiente.

Inculcar Valores Éticos y Profesionales: Enseñar a los estudiantes la importancia de la ética y la integridad en la práctica del Derecho, asegurando que actúen con responsabilidad y justicia en todas sus acciones profesionales.

D.O.

 

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El docente en Derecho preparado para formar abogados que puedan identificar y responder a los cambios sociales y culturales en su futura práctica profesional.

Un docente que tiene la responsabilidad de formar a estudiantes en un mundo lleno de incertidumbres y cambios, especialmente en el campo del Derecho, debe poseer una combinación de cualidades y competencias que les permitan no solo transmitir conocimientos técnicos, sino también preparar a los estudiantes para enfrentar desafíos complejos y dinámicos.

Las cualidades mínimas que debe poseer un docente en Derecho formado para preparan a los estudiantes para un entorno profesional dinámico y en constante evolución son:

Conocimiento Actualizado y Amplio del Derecho: El docente debe estar al día con las últimas reformas legales, tendencias jurisprudenciales y desarrollos doctrinales. Además, debe tener un entendimiento profundo de cómo las leyes interactúan con cuestiones sociales y culturales emergentes.

Enfoque Interdisciplinario: Es importante que el docente tenga la capacidad de relacionar el Derecho con otras disciplinas como la sociología, la economía, la política y la antropología. Esto ayuda a los estudiantes a entender el contexto más amplio en el que las leyes operan y cómo las fuerzas sociales y culturales influyen en la legislación y la práctica legal.

Conciencia y Sensibilidad Cultural: El docente debe ser consciente de la diversidad cultural y social, tanto dentro como fuera del aula. Esto incluye una comprensión de cómo las diferencias culturales pueden influir en la interpretación y aplicación del Derecho, y la capacidad de enseñar a los estudiantes a ser sensibles y respetuosos con estas diferencias.

Habilidad para Fomentar el Pensamiento Crítico y la Reflexión Ética: El docente debe estimular a los estudiantes a cuestionar y reflexionar sobre las normas legales y sus implicaciones éticas. Debe promover un ambiente donde se debatan cuestiones complejas y se consideren múltiples perspectivas, preparando a los estudiantes para tomar decisiones informadas y éticamente responsables.

Capacidad para Adaptarse y Enseñar sobre Cambios Sociales y Legales: Dado que las leyes y las normas sociales cambian con el tiempo, el docente debe ser flexible y estar preparado para actualizar el contenido del curso en respuesta a nuevos desarrollos. Esto incluye la incorporación de temas contemporáneos y emergentes, como los derechos digitales, la justicia ambiental, y la diversidad e inclusión.

Compromiso con el Desarrollo Profesional y Personal de los Estudiantes: Más allá de transmitir conocimientos, el docente debe actuar como un mentor, apoyando el crecimiento personal y profesional de los estudiantes. Esto implica ser accesible, ofrecer orientación y proporcionar retroalimentación constructiva.

Capacidad para Integrar Tecnologías y Metodologías Modernas: En la era digital, es crucial que el docente esté familiarizado con las herramientas tecnológicas que están transformando la práctica legal, como la inteligencia artificial, el análisis de big data, y las plataformas de investigación jurídica. Debe enseñar a los estudiantes cómo usar estas tecnologías de manera efectiva y ética.

Empatía y Comunicación Efectiva: Un buen docente debe ser empático y tener habilidades de comunicación efectiva. Esto incluye ser capaz de explicar conceptos complejos de manera clara y accesible, así como escuchar y responder a las preocupaciones y preguntas de los estudiantes.

Habilidad para Inspirar y Motivar: Finalmente, el docente debe ser capaz de inspirar a los estudiantes, motivándolos a alcanzar su máximo potencial. Esto incluye ser un mentor accesible, proporcionar retroalimentación constructiva y apoyar el desarrollo personal y profesional de los estudiantes.

Estas cualidades permiten al docente no solo impartir conocimientos jurídicos, sino también preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos que plantean los cambios sociales y culturales en su práctica profesional.

Un docente que tiene la responsabilidad de formar a estudiantes en un mundo lleno de incertidumbres y cambios, especialmente en el campo del Derecho, debe poseer una combinación de cualidades y competencias que les permitan no solo transmitir conocimientos técnicos, sino también preparar a los estudiantes para enfrentar desafíos complejos y dinámicos.

Las cualidades mínimas que debe poseer un docente en Derecho formado para preparan a los estudiantes para un entorno profesional dinámico y en constante evolución son:

Conocimiento Actualizado y Amplio del Derecho: El docente debe estar al día con las últimas reformas legales, tendencias jurisprudenciales y desarrollos doctrinales. Además, debe tener un entendimiento profundo de cómo las leyes interactúan con cuestiones sociales y culturales emergentes.

Enfoque Interdisciplinario: Es importante que el docente tenga la capacidad de relacionar el Derecho con otras disciplinas como la sociología, la economía, la política y la antropología. Esto ayuda a los estudiantes a entender el contexto más amplio en el que las leyes operan y cómo las fuerzas sociales y culturales influyen en la legislación y la práctica legal.

Conciencia y Sensibilidad Cultural: El docente debe ser consciente de la diversidad cultural y social, tanto dentro como fuera del aula. Esto incluye una comprensión de cómo las diferencias culturales pueden influir en la interpretación y aplicación del Derecho, y la capacidad de enseñar a los estudiantes a ser sensibles y respetuosos con estas diferencias.

Habilidad para Fomentar el Pensamiento Crítico y la Reflexión Ética: El docente debe estimular a los estudiantes a cuestionar y reflexionar sobre las normas legales y sus implicaciones éticas. Debe promover un ambiente donde se debatan cuestiones complejas y se consideren múltiples perspectivas, preparando a los estudiantes para tomar decisiones informadas y éticamente responsables.

Capacidad para Adaptarse y Enseñar sobre Cambios Sociales y Legales: Dado que las leyes y las normas sociales cambian con el tiempo, el docente debe ser flexible y estar preparado para actualizar el contenido del curso en respuesta a nuevos desarrollos. Esto incluye la incorporación de temas contemporáneos y emergentes, como los derechos digitales, la justicia ambiental, y la diversidad e inclusión.

Compromiso con el Desarrollo Profesional y Personal de los Estudiantes: Más allá de transmitir conocimientos, el docente debe actuar como un mentor, apoyando el crecimiento personal y profesional de los estudiantes. Esto implica ser accesible, ofrecer orientación y proporcionar retroalimentación constructiva.

Capacidad para Integrar Tecnologías y Metodologías Modernas: En la era digital, es crucial que el docente esté familiarizado con las herramientas tecnológicas que están transformando la práctica legal, como la inteligencia artificial, el análisis de big data, y las plataformas de investigación jurídica. Debe enseñar a los estudiantes cómo usar estas tecnologías de manera efectiva y ética.

Empatía y Comunicación Efectiva: Un buen docente debe ser empático y tener habilidades de comunicación efectiva. Esto incluye ser capaz de explicar conceptos complejos de manera clara y accesible, así como escuchar y responder a las preocupaciones y preguntas de los estudiantes.

Habilidad para Inspirar y Motivar: Finalmente, el docente debe ser capaz de inspirar a los estudiantes, motivándolos a alcanzar su máximo potencial. Esto incluye ser un mentor accesible, proporcionar retroalimentación constructiva y apoyar el desarrollo personal y profesional de los estudiantes.

Estas cualidades permiten al docente no solo impartir conocimientos jurídicos, sino también preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos que plantean los cambios sociales y culturales en su práctica profesional.

DO.

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El rol del educador en la formación de abogados en el contexto de los cambios sociales actuales es fundamental y multifacético.

Cuando vemos que tenemos un problema de observación y tratamiento de parte de los profesionales del Derecho sobre los cambios socio culturales de la sociedad actual, mucho tiene que ver con la debilidad de los estudiantes en sus aprendizajes, que básicamente en su formación no ha existido una visión moderna e integral para interpretar los desafíos y oportunidades en un contexto de cambio y adaptación constantes y sin precedentes.

Se puede seguir discutiendo planes, programas, estrategias, enfoques, o se puede reconocer que la discusión fundamental es cómo generar las bases de un nuevo estilo de enseñanza que conecte a los estudiantes de Derecho con un presente cambiante. Y de allí que surgen interrogantes como: ¿Qué educador se necesita para la sociedad que se está construyendo? ¿Cómo debe ser un docente que, ademas de Derecho tiene que formar estudiantes en un mundo de incertidumbres y cambios?

Ese educador debería ser aquel que todos los días hace emerger la realidad social actual a los estudiantes. Eso requiere un cambio fundamental en el rol de ese educador, que, en principio, tiene que ser más integrado porque el estudiante no es una disciplina, no es una asignatura, pero, a su vez, tiene que ser versátil, flexible, tiene que ser un gran articulador de conocimientos para que le den sentido al alumno, y tiene que un facilitador.

A medida que la sociedad y el entorno legal evolucionan, los educadores tienen la responsabilidad de adaptar sus métodos y enfoques para preparar a los futuros abogados para los desafíos contemporáneos. Algunos de los roles clave incluyen:

Fomentar una comprensión profunda de la ética y la responsabilidad profesional: Con los cambios en las expectativas sociales y éticas, es crucial que los educadores inculquen en los estudiantes un sentido sólido de ética profesional, integridad y responsabilidad.

Integrar la diversidad y la inclusión en el currículo: La comprensión de cuestiones relacionadas con la diversidad, la equidad y la inclusión es cada vez más importante en la práctica legal. Los educadores deben asegurarse de que los estudiantes estén preparados para trabajar en un entorno diverso y que comprendan las implicaciones legales de la discriminación y los derechos humanos.

Desarrollar habilidades tecnológicas: La tecnología está transformando el campo del derecho, desde la automatización de tareas legales hasta el uso de inteligencia artificial para el análisis de datos. Los educadores deben enseñar a los estudiantes a utilizar estas herramientas y a comprender sus implicaciones éticas y legales.

Fomentar habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas: En un entorno legal en constante cambio, los abogados deben ser capaces de analizar problemas complejos y encontrar soluciones innovadoras. Esto implica enseñar a los estudiantes a pensar críticamente y a abordar los problemas de manera analítica y creativa.

Preparar para el trabajo interdisciplinario: Los problemas legales a menudo intersectan con otros campos, como la economía, la salud, el medio ambiente y la tecnología. Los educadores deben preparar a los estudiantes para trabajar en equipos interdisciplinarios y para comprender cómo las cuestiones legales interactúan con otras disciplinas.

Promover el aprendizaje continuo y la adaptación: Dado que el campo del derecho está en constante evolución, es importante que los educadores inculquen en los estudiantes la importancia del aprendizaje continuo y la adaptación a los cambios legales y sociales.

En resumen, los educadores en derecho tienen un papel crucial en preparar a los futuros abogados no solo para comprender y aplicar la ley, sino también para responder de manera efectiva y ética a los desafíos que plantea una sociedad en constante cambio.

D.O.

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Transformar la clase universitaria en un espacio donde se aborden problemas sociales sin soluciones predeterminadas.

Una clase es una experiencia que vale la pena vivir cuando encaramos en el ahora un problema social para el cual no hay una solución predeterminada. Entramos a clase sabiendo que estamos buscando algo que no está construido a priori. (Maggio, 2016).

La descripción de la clase universitaria como un espacio donde se aborda un problema social sin una solución predeterminada refleja una evolución significativa en la pedagogía, hacia un enfoque más dinámico y orientado a la resolución de problemas. Este enfoque es especialmente relevante en la formación de abogados, donde las cuestiones legales y sociales a menudo no tienen respuestas claras o fáciles.

Transformar la clase universitaria en un espacio donde se aborden problemas sociales sin soluciones predeterminadas es un enfoque poderoso para formar abogados no solo competentes en términos técnicos, sino también conscientes de su papel en la sociedad. Este enfoque ayuda a los estudiantes a desarrollar una mentalidad de resolución de problemas, un sentido de responsabilidad ética y una capacidad para manejar la ambigüedad y la complejidad, todas habilidades esenciales en la práctica moderna del derecho.

Este enfoque educativo va más allá de la enseñanza tradicional del derecho, que suele centrarse en la adquisición de conocimientos técnicos y doctrinales, y promueve una formación integral que incluye el desarrollo de habilidades críticas y una comprensión profunda de la interconexión entre la ley y la sociedad. Y coloca a los estudiantes en el centro del proceso de aprendizaje y los enfrenta a situaciones reales y complejas, ofreciendo múltiples beneficios en la formación de futuros profesionales del derecho.

Ventajas de este Enfoque

Desarrollo de Pensamiento Crítico y Resolución de Problemas. Enfrentar a los estudiantes con problemas sociales sin soluciones predeterminadas les obliga a analizar críticamente la información, explorar múltiples perspectivas y desarrollar sus propias respuestas. Esto fomenta el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad para solucionar problemas, competencias fundamentales en el campo legal.

Compromiso Social y Ético. Este enfoque ayuda a los estudiantes a comprender y apreciar la importancia de su papel como abogados en la sociedad. Al trabajar en problemas que afectan a comunidades reales, los estudiantes desarrollan una conciencia social y un sentido de responsabilidad ética, entendiendo cómo las decisiones legales pueden impactar positivamente o negativamente en las vidas de las personas.

Interdisciplinariedad y Colaboración. La naturaleza compleja de los problemas sociales a menudo requiere una perspectiva interdisciplinaria. Al trabajar en grupos y con información de diversas disciplinas, los estudiantes aprenden a colaborar, integrar conocimientos de diferentes campos y valorar las contribuciones de profesionales de otras áreas.

Adaptabilidad y Manejo de la Incertidumbre. Los problemas sin soluciones claras enseñan a los estudiantes a manejar la incertidumbre y a ser flexibles en su pensamiento y enfoque. Esto es particularmente importante en la práctica legal, donde las leyes y circunstancias pueden cambiar y donde a menudo no hay respuestas definitivas.

Aplicación Práctica del Conocimiento. En lugar de enfocarse únicamente en teorías y doctrinas, este enfoque permite a los estudiantes aplicar lo que han aprendido en situaciones prácticas y reales. Esto no solo refuerza su comprensión del material, sino que también les prepara mejor para las demandas del mundo laboral.

Transformar la clase universitaria en un espacio para abordar problemas sociales sin soluciones predeterminadas es un enfoque que enriquece la educación legal, preparando a los estudiantes para ser no solo abogados técnicos y competentes, sino también ciudadanos conscientes y comprometidos con el bienestar social. Este modelo de enseñanza promueve una educación más holística, que es vital en un mundo cada vez más complejo y diverso, donde el derecho juega un papel crucial en la promoción de la justicia y la equidad.

D.O.

 

Fuente:
Maggio, Mariana.(2016) Reinventar la clase en la universidad. Buenos Aires. Ed. Paidos. 1era. Ed.
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Reinventar la clase universitaria en la formación de abogados. Una nueva dinámica de la clase. Estrategias y Enfoques.

La clase universitaria, se enfrenta por primera vez en la historia a condiciones que la están vaciando del contenido que tuvo hasta hace algunas décadas. Porque todo lo que solíamos hacer en clase desde una perspectiva clásica en materia didáctica, ya está disponible para los estudiantes sin que necesiten participar ni presencial ni virtualmente. La clase tal como la dábamos ya no tiene ningún sentido. (Maggio, 2016)

La observación de que la clase clásica universitaria está perdiendo relevancia es una realidad que muchas instituciones educativas están enfrentando. La disponibilidad de información y recursos en línea ha cambiado significativamente el papel de la educación presencial y virtual. Sin embargo, esto no significa que la clase universitaria deba desaparecer, sino que debe reinventarse para seguir siendo relevante y efectiva en la formación de profesionales.

En la cátedra universitaria se forman sujetos que ejercerán actividades como especialistas en diversos ámbitos, a los que se les exige desde el día en que juran al recibir el título de grado que pongan en juego los conocimientos de su profesión, de su arte y de su ciencia. En el trabajo se encontrarán a diario con problemas reales por resolver, para los cuales no siempre hay respuestas y tiene que inventarlas. Pues bien, este desafío puede ser planteado desde el primer día de su formación académica de grado. En tal sentido, a ciertas aproximaciones metodológicas tales como las basadas en casos, en problemas o en proyectos, se deben sumar construcciones que ayuden a resolver problemas que no existían antes de iniciar esa práctica de la enseñanza. Construcciones que van desde la elaboración de prototipos hasta la realización de intervenciones en instituciones que están más allá del aula. (Maggio, 2016).

Además, reinventar la clase en la universidad para la formación de abogados implica diseñar un entorno de aprendizaje que no solo transmita conocimientos legales técnicos, sino que también cultive una comprensión profunda de los problemas sociales y una ética de responsabilidad hacia la sociedad.

La clave para reinventar la clase universitaria en la formación de abogados es adoptar un enfoque centrado en el estudiante, donde el aula se convierte en un espacio de aprendizaje activo, colaboración y aplicación práctica. Al integrar tecnologías modernas, métodos de enseñanza innovadores y una conexión más estrecha con la realidad social y profesional, se puede ofrecer una educación más significativa y relevante para los estudiantes. Esto no solo mejora la experiencia de aprendizaje, sino que también prepara mejor a los futuros abogados para los desafíos de su carrera y su responsabilidad social.

Una nueva dinámica de la clase. Estrategias y Enfoques.

Clase Invertida (Flipped Classroom). En este modelo, los estudiantes primero acceden al contenido básico, como lecturas, videos y otros recursos educativos, de manera independiente fuera de clase. El tiempo de clase se utiliza para actividades interactivas que fomentan el análisis, la aplicación práctica y la discusión profunda de los temas. En la formación de abogados, esto podría incluir el estudio previo de casos legales o teorías jurídicas, seguido de debates en clase, simulaciones de juicios, o talleres de redacción de documentos legales.

Aprendizaje Basado en Proyectos. En lugar de clases tradicionales, los estudiantes trabajan en proyectos a largo plazo que requieren la aplicación de conocimientos teóricos a problemas del mundo real. Proyectos que simulan casos legales complejos, desarrollan políticas para problemas sociales, o colaboran con organizaciones locales para resolver cuestiones legales, brindando a los estudiantes experiencia práctica y un sentido de propósito.

Aprendizaje Activo y Colaborativo. Uso de técnicas como el trabajo en grupos pequeños, debates, role-playing y aprendizaje entre pares para estimular el pensamiento crítico y la participación activa. Esto permite a los estudiantes interactuar más profundamente con el material y con sus compañeros, desarrollando habilidades interpersonales y de comunicación esenciales para la práctica legal.

Integración de Tecnología y Recursos Digitales. Utilizar herramientas tecnológicas como plataformas de discusión, simuladores de juicio, y software de gestión de casos para complementar el aprendizaje. Facilitar el acceso a bases de datos legales, artículos académicos, y otros recursos digitales que permitan a los estudiantes explorar más allá del material de clase.

Enfoque en Habilidades Transversales. Incluir formación en habilidades como la ética profesional, la negociación, la mediación, y la empatía cultural, que son cruciales para el ejercicio de la abogacía. Fomentar el desarrollo de habilidades analíticas y de resolución de problemas a través de la discusión de casos complejos y situaciones hipotéticas.

Conexión con la Realidad Profesional y Social. Invitados y Profesionales. Invitar a profesionales del derecho, jueces, y activistas sociales a participar en clases, proporcionando una perspectiva práctica y actualizada del campo. Involucrar a los estudiantes en proyectos que tengan un impacto real en la comunidad, como la prestación de servicios legales gratuitos o la participación en campañas de derechos humanos.

Evaluación Formativa y Continua. Evaluaciones Dinámicas: Implementar evaluaciones continuas y variadas, como presentaciones, ensayos, participación en clase, y trabajos prácticos, en lugar de depender únicamente de exámenes finales.

Retroalimentación Constructiva: Proporcionar retroalimentación constante y constructiva que ayude a los estudiantes a mejorar y a entender mejor sus fortalezas y áreas de oportunidad.

D.O.

 

Fuente:
Maggio, Mariana.(2016) Reinventar la clase en la universidad. Buenos Aires. Ed. Paidos. 1era. Ed.
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El proceso de enseñanza y aprendizaje del derecho cuando la intención de generar una intervención en la realidad termina estructurando la propuesta didáctica más allá del aula actual.

«¿Por qué insistimos en enseñar el conocimiento acumulado si sabemos que lo más importante es el conocimiento que seremos capaces de construir?» (Maggio, 2018).

Las formas en que se produce el conocimiento también cambiaron, y lo van a seguir haciendo. Entonces, ¿Por qué seguimos enseñando de la misma manera?, ¿Por qué insistimos en enseñar el conocimiento acumulado si sabemos que lo más importante es el que seremos capaces de construir? Cuando el saber ya construido ya está disponible. Ni siquiera es necesario ir a la universidad para aprenderlo. La teoría acabada que se enseña esta desarrollada de modo exhaustivo en las obras que suelen integrar la bibliografía de los cursos.

Si bien es cierto que los cambios pedagógicos son lentos, las formas culturales no esperan. (Maggio, 2018). Por lo que los estudiantes de derecho debieran estar formándose en la observación de problemas sociales, no solo para analizarlos como fenómenos, categorizarlos y teorizar a partir de ellos, sino también para reflexionar, crear y generar soluciones de manera colectiva. Ello puede y debe ser planteado desde el primer día de la formación académica por medio de prácticas enfocadas en los temas sociales de mayor actualidad y que no tiene solución aparente desde las políticas o las instituciones.

Hay que mudar a un pensamiento, que puede ir desde la elaboración o diseño de prototipos hasta la realización de intervenciones en instituciones que están más allá del aula. Las tendencias culturales mutan aceleradamente y las prácticas de la enseñanza que buscan ser relevantes deben identificar esas tendencias y contribuir a través de su análisis a la actualización de los marcos teóricos de las distintas disciplinas. Una clase, debe ser una experiencia que vale la pena vivir cuando encaramos en el ahora un problema social para el cual no hay solución predeterminada. (Maggio, 2018).

Es así como la intención de generar una intervención en la realidad es lo que estructura la propuesta didáctica. Se enseña y se aprende en el acto de transformar el más allá del aula y eso invierte la secuencia clásica explicación-aplicación (Maggio, 2012). Se parte del problema en la realidad como marco para la construcción de conocimiento. (Maggio, 2018).

Y cuando la intención de generar una intervención en la realidad estructurando la propuesta didáctica, se está hablando de un enfoque educativo profundamente práctico y orientado a la acción. Este enfoque busca no solo transmitir conocimientos teóricos, sino también aplicar esos conocimientos de manera directa y significativa en el mundo real.

Este tipo de propuesta didáctica debería incluir:

El aprendizaje basado en proyectos, donde los estudiantes trabajen en proyectos reales que requieren la aplicación de conocimientos legales para resolver problemas concretos en la comunidad. Proyectos que pueden involucrar la colaboración con organizaciones no gubernamentales, instituciones públicas, y empresas privadas.

El uso de clínicas legales que permitan a los estudiantes ofrecer servicios legales a personas y comunidades que no pueden pagar un abogado. Bajo la supervisión de profesores y abogados experimentados, los estudiantes trabajan en casos reales, adquiriendo experiencia práctica y contribuyendo al bienestar social.

El uso de simulaciones y role-playing. Las simulaciones de juicios, mediaciones, y negociaciones proporcionan a los estudiantes una experiencia práctica en un entorno controlado. Ejercicios que ayuden a los estudiantes a desarrollar habilidades prácticas y a entender mejor el impacto de sus acciones legales en la realidad.

Colaboración interdisciplinaria. Los estudiantes de derecho pueden trabajar junto a estudiantes de otras disciplinas, como sociología, economía, y ciencias políticas, para abordar problemas complejos de manera holística. Esta colaboración fomenta una comprensión más profunda de cómo las leyes interactúan con otros aspectos de la sociedad.

Proyectos de investigación aplicada. Los estudiantes pueden involucrarse en proyectos de investigación que tienen un impacto directo en la sociedad, como estudios sobre políticas públicas o evaluaciones de programas legales existentes. Estos proyectos no solo enriquecen el conocimiento teórico, sino que también proporcionan información valiosa para la toma de decisiones en la práctica.

Fomentar la reflexión crítica sobre las experiencias prácticas ayuda a los estudiantes a entender mejor los desafíos y las complejidades del mundo real. La reflexión crítica también permite a los estudiantes mejorar continuamente sus habilidades y enfoques.

En resumen, una propuesta didáctica que se centra en la intervención en la realidad y el aprendizaje a través de la transformación práctica más allá del aula puede proporcionar una formación integral y relevante para los estudiantes de derecho. Este enfoque no solo enriquece su comprensión teórica, sino que también los prepara para enfrentar y abordar eficazmente los desafíos del mundo real.

D.O.

 

Fuentes:
Maggio, M. (2012) Enriquecer la enseñanza. Los ambientes de alta disposición tecnológica como oportunidad, Buenos Aires, Paidos.
Maggio, Mariana. «Reinventar la clase en la Universidad». Paidos. 2018. Bs.As.
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El entrenamiento del estudiante de derecho para preparar a los abogados para una adaptación proactiva a las necesidades y realidades cambiantes de la sociedad. Estrategias mínimas.

Una formación adecuada y pertinente a los cambios que ya ha traído la realidad social, especialmente en el mundo del trabajo y de la producción. debe contener estrategias que contribuyan a que los estudiantes de derecho no solo comprendan el marco legal existente, sino que también estén preparados para liderar y adaptarse en un entorno legal y social en constante evolución.

En tal sentido, mínimamente, una verdadera formación pertinente debe contar:

Con la actualización constante del currículum con los cambios legales y sociales más recientes, abarcando temas emergentes como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la protección de datos, y el derecho ambiental.

A su vez debe contemplar la integración de temas interdisciplinarios, incorporando cursos que relacionen el derecho con la tecnología, la economía, la sociología, y las ciencias políticas.

Y, apuntar al desarrollo de habilidades prácticas, ofreciendo programas clínicos y prácticas en el campo legal donde los estudiantes puedan trabajar en casos reales bajo la supervisión de abogados experimentados. Incluyendo simulaciones de juicios, mediaciones, y negociaciones para desarrollar habilidades prácticas.

También incluir formación en justicia social y equidad, por medio de cursos y seminarios sobre derechos humanos, discriminación, y justicia social. Sumado a la participación en proyectos pro bono y clínicas legales que trabajen con comunidades desfavorecidas. Lo que tenderá a favorecer el compromiso social del futuro abogado.

El fomento del pensamiento crítico y la Innovación incluyendo cursos y actividades que promuevan el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la innovación en el campo legal.

Crear espacios para la discusión y el debate sobre cómo las leyes pueden adaptarse a los cambios sociales y tecnológicos.

Y, enseñar estrategias para gestionar el estrés y la incertidumbre en la profesión legal.

D.O.

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La resistencia de los abogados a los cambios que la sociedad ya vivencia respecto del mundo del trabajo y de la producción. La necesaria evolución de su formación.

Las leyes y regulaciones laborales y de producción son a menudo producto de largos procesos históricos y pueden estar profundamente arraigadas en la práctica legal. Cambiar estas estructuras requiere un esfuerzo significativo y puede encontrar resistencia por parte de quienes están acostumbrados a las normativas existentes. Sumado que la profesión legal tiende a ser conservadora y a valorar la estabilidad y la previsibilidad y los cambios pueden percibirse como una amenaza a la coherencia y consistencia del sistema legal.

La resistencia, en definitiva, puede ser atribuida a varios factores. Desde perspectivas psicológicas, económicas, institucionales y culturales. Pero sin dudas la educación legal tradicional ha limitado la capacidad de los abogados para entender y adaptarse a los cambios sociales. Para ello es esencial que, a su vez, la educación legal también evolucione y se adapte también, integrando una perspectiva más interdisciplinaria, práctica y actualizada.

Veamos, el enfoque tradicional del estudio del derecho se centra en el estudio de leyes y precedentes históricos. Este enfoque puede ser rígido y poco flexible frente a cambios rápidos en la sociedad. A menudo, se pone mucho énfasis en memorizar casos y doctrinas acabadas en lugar de desarrollar habilidades críticas y adaptativas. Sumado que las leyes y regulaciones pueden cambiar rápidamente, pero los currículos de las facultades de derecho a menudo no se actualizan con la misma rapidez, lo que deja a los estudiantes mal preparados para enfrentar las nuevas realidades legales y sociales.

Además, la educación legal tradicional, en general, no se enfoca lo suficiente en desarrollar habilidades prácticas como la negociación, la mediación, y la resolución alternativa de conflictos, que son cruciales en un entorno legal cambiante. Sin dejar de mencionar que, no obstante que con el avance de la tecnología los abogados necesitan entender temas como la inteligencia artificial, la ciberseguridad, y la privacidad de datos, estos temas a menudo no se cubren adecuadamente en los programas tradicionales de derecho.

Asimismo, muchos programas de derecho no integran suficientemente otras disciplinas como la sociología, la economía, la tecnología, y la ciencia política. Lo que ha limitado la comprensión de los abogados sobre cómo las leyes afectan y son afectadas por cambios en otros campos.

En resumen, la resistencia de algunos abogados a los cambios en el mundo del trabajo y la producción es un fenómeno multifacético que puede estar influenciado por diversos factores, pero para superar esta resistencia, es esencial promover una evolución en la formación profesional, que tienda al entrenamiento continuo pertinente, el diálogo interdisciplinario y la adaptación proactiva a las necesidades y realidades cambiantes de la sociedad.

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Rol de la sociología en la formación del compromiso social del futuro abogado.

La sociología desempeña un papel crucial en la formación y el desarrollo del compromiso social del futuro abogado aportando una comprensión profunda y crítica del contexto social en el que operan las leyes, permitiendo, a su vez, a los futuros abogados desarrollar un compromiso social fundamentado en la justicia y la equidad.

La sociología aporta respecto de la comprensión del contexto social en el que ejercerá el fututo abogado. Ello en tanto se introduzcan en la formación del abogado el estudio e investigación de la sociología, que proporciona herramientas para entender cómo las estructuras sociales, como la clase, la raza, el género y la economía, influyen en el comportamiento humano y las instituciones. Y, a través del estudio de problemas sociales como la pobreza, la discriminación y la violencia, los futuros abogados pueden desarrollar una mayor conciencia de las injusticias que afectan a diversas comunidades.

La sociología, también, permite a los estudiantes de derecho adoptar una perspectiva crítica sobre cómo las leyes y las políticas pueden perpetuar o mitigar las desigualdades sociales. Visión crítica que permite a que los futuros abogados aprendan a cuestionar las normas y prácticas legales establecidas, promoviendo un enfoque más justo y equitativo en su práctica profesional.

El estudio sociológico permite a su vez, desarrollar habilidades de Investigación. La formación en sociología incluye métodos cualitativos y cuantitativos que son útiles para la investigación legal. Estas habilidades son esenciales para entender y analizar datos sociales, lo que puede informar mejor la práctica legal. La capacidad de evaluar el impacto de las políticas públicas desde una perspectiva sociológica ayuda a los abogados a defender reformas legales que promuevan el bienestar social.

Asimismo, la sociología fomenta la empatía al exponer a los estudiantes a las experiencias de diferentes grupos sociales. Esto es vital para los abogados que deben representar a clientes de diversos orígenes y circunstancias.

Los conocimientos sociológicos permiten a los abogados involucrarse más eficazmente en el trabajo comunitario, promoviendo la justicia a nivel local y ayudando a empoderar a las comunidades para que conozcan y defiendan sus derechos.

Finalmente, los futuros abogados pueden utilizar su conocimiento sociológico para diseñar y participar en proyectos que aborden problemas sociales específicos, trabajando en colaboración con otros profesionales y organizaciones.

D,O,

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