Proveer el apoyo adecuado a la óptima transformación del adolescente en adulto incluye necesariamente la prevención y el manejo del consumo de alcohol durante la adolescencia.

Las experiencias que se tienen durante la adolescencia ayudan a “cablear” el cerebro para gestionar eficazmente las emociones e impulsos a lo largo de toda la vida adulta. 

Somos principalmente los padres quienes proporcionaremos o no, el ambiente de convivencia adecuado en el que las experiencias nuevas se conviertan  en “cableados” adecuados en el cerebro de nuestros hijos.

Por ello es primordial tener presente que consumir alcohol en la infancia y en la adolescencia es nocivo, independientemente de la cantidad o la frecuencia con que se haga. El alcohol genera daños en su organismo, los expone a mayores riesgos, y además es ilegal.

Sin perjuicio de que el consumo de alcohol afecta la memoria y el aprendizaje de los adolescentes, quienes tienden a obtener los más bajos resultados en su rendimiento escolar. Iniciar el consumo de alcohol antes de los 18 años aumenta la probabilidad del continuarlo en la adultez, así como la de recurrir a otras formas de adicciones.

Quienes inician el consumo de alcohol a los 14 años o antes, tienen un riesgo 4 veces mayor de presentar consumo problemático de alcohol y 10 veces más de utilizar otras sustancias, en comparación con los que empiezan a beber después de los 21 años

Pero además, la evidencia científica* señala, ya sin lugar a dudas, que el consumo de alcohol en menores de 18 años influye de manera negativa en el desarrollo del cerebro.

El cerebro termina su maduración alrededor de los 21 años. La corteza prefrontal del cerebro es la última en desarrollarse. Esta área se encarga de tareas como el control de impulsos, el raciocinio, el juicio, entre otras. Por ello no es lo mismo que un adulto se tome un trago de vez en cuando, a que un niño o un joven lo haga, pues el cerebro de de niños y adolescentes todavía no se ha desarrollado y por lo tanto no puede asimilar el alcohol de la misma manera que un adulto.

Los adolescentes que toman alcohol de forma abusiva, poseen un hipocampo, que es el órgano del cerebro encargado de la memoria, 10% más pequeño en comparación con jóvenes que no toman nunca, lo cual se evidencia en dificultades para aprender y almacenar nueva información.

Asimismo, como el alcohol llega a todo el cuerpo a través de la sangre, cuando el adolescente toma y además abusa del alcohol, el consumo puede hacerlo vulnerable a otros riesgos que afecten su salud y bienestar. Desde sufrir alteraciones en su desarrollo y crecimiento, hasta mayor probabilidad de ser víctima de delitos. El inicio del consumo a temprana edad aumenta las probabilidades de ser víctimas o estar vinculados con crímenes violentos

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

* Bellis MD, Clark DB, Beers SR. Hippocampal volume in adolescent-onset alcohol use disorders. Am J Psychiatry. 2000; (157). www.redpapaz.org 
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Convivir con adolescentes.

La adolescencia es el período en el que aprendemos a convertirnos en un adulto”

Los adolescentes se manifiestan con ferecuencia con impertinencia y falta de respeto.

Es que cuando transitamos la adolescencia las afirmaciones de independencia se presentan  con la falta del lenguaje necesario para expresar la complejidad de nuestras emociones. Por ello es habitual la respuesta automática de ¡No! o ¡Eso no es justo!, cuando se nos pide hacer algo o no estamos de acuerdo con lo decidido por un adulto.

Parece ser cierto que la sociedad actual refleja y fomenta estos comportamientos. Por ejemplo hay programas televisivos que muy a menudo muestran a descaradas estrellas adolescentes que reciben risas y aplausos a sus comentarios groseros dirigidos a los adultos, que a menudo son retratados como irrazonables y/o menos listos que los adolescentes. Y en muchos casos, esa clase de adultos son educadores.

Pero también es cierto que ante este panorama, la mayoría de los  adultos, nos conducimos entre estar preocupados por sofocar el reclamo desbordado de independencia de los adolescentes; por participar en una lucha de poder con ellos; sentirnos impotentes frente a las emociones bruscamente expresadas por los adolescentes, o simplemente no hacer nada al respecto.

Es importante que los adultos tengamos presente que los adolescentes, durante su adolescencia, deben aprender formas de detectar y controlar el comportamiento impulsivo y grosero. No sólo para hacer la vida más agradable para aquellos que los rodean actualmente, sino porque las experiencias que se tienen durante la adolescencia ayudan a “cablear” el cerebro para gestionar eficazmente las emociones e impulsos a lo largo de la vida.

Pero debemos comprender también que los adolescentes no tienen el mismo control de sus impulsos (auto-control) que los adultos, ya que aún está en pleno desarrollo la corteza prefrontal del cerebro, que es la que ayuda a pensar en el futuro y ajustar el comportamiento basado en las posibles consecuencias.

Los adultos podemos hacer mucho al respecto. Somos (principalmente los padres) quienes proporcionaremos o no, el apoyo y orientación para convertir experiencias nuevas en “cableados” adecuados en el cerebro. Y creo que podemos comenzar aceptando que parte de ese apoyo y orientación consiste en establecer límites claros acerca de qué tipo de comportamiento será aceptado, y qué consecuencias existen por involucrarse en conductas que no están permitidas.

Por ello pienso en algunas maneras de proveer, como adulto, el apoyo adecuado a la óptima  transformación del adolescente en adulto.

  • Asegurarnos de que las reglas sean claras y específicas. Es posible que tengamos que decirle a un adolescente impertinente e irrespetuoso: «Tenemos que sentarnos y aclarar lo que son mis reglas básicas para tu comportamiento y cuáles son las consecuencias por romper dichas reglas». Mantener la calma y pensar en lo que vayamos a decir. No amenazar o gritar. Basta con indicar el comportamiento y recordar las consecuencias.
  • Tener confianza, ser firmes y consistentes. No negociar sobre las consecuencias. Las consecuencias son las consecuencias, y no deben ser objeto de debate o discusión. Tampoco dar discursos prolijos, el adolescente simplemente “se desconecta” si no se considera involucrado.
  • Estar dispuestos a tener conversaciones, en lugar de argumentar. Conversar sobre el ajuste de las reglas y las consecuencias dejando claro que si bien el adolescente puede siempre presentar su posición sin ser grosero, no significa que estamos obligados a cambiar la regla o la posición sobre la misma. Al final, es el adulto quien posee la experiencia necesaria para tomar buenas decisiones, así como que es la persona responsable de bienestar del adolescente.
  • En la medida de lo posible, permitir que los adolescentes sean responsables de su propio comportamiento. Incluso si esto significa que tienen que lidiar con las consecuencias negativas (esto a menudo puede ser la mejor experiencia de aprendizaje de los mismos). Pero quedando claro que no existe una elección y que no se está dispuesto a negociar.
  • Cuando el adolescente usa palabras groseras para etiquetar a las personas, pedir que sea específico. Por ejemplo decir: «Cuando me llamas…, no sólo es grosero y no lo acepto, sino que también no ayuda a entender lo que quieres decir. Dime por favor porque estás molesto”. Una frase común de los adolescentes es, ¡No entiendes!; a lo que no es bueno contestar diciendo: ¡Sí, yo lo sé! o ¡Yo ya pasé exactamente lo que estás pasando ahora!. En cambio ayuda responder: «Puedo no entender, pero quiero tratar de entender lo que estás sintiendo. ¿Podemos hablar de eso más tarde, cuando los dos estamos más tranquilos?” O “Puedes escribirlo y me envías un correo electrónico, si lo deseas.»
  • Observar cómo hablamos, sea con un adolescente, o con otros adultos. Conscientizarnos sobre Con qué frecuencia estamos siendo sarcásticos o grosersos. Tratar de ajustar el propio comportamiento y recordar que los padres, son la mayor influencia de un adolescente en términos de contagiar los tipos adecuados de comportamiento. Considerar la posibilidad de decir, de reconocer, que hemos notado que pudimos ser groseros con los demás, y que vamos a tratar de modificar nuestro comportamiento. Es admitir que se puede cometer errores. Y ello hace toda la diferencia en términos de comunicación.
  • Dar al adolescente el mismo respeto que le gustaría con que se nos trate como adultos. Y abstenernos de insultar o “etiquetar” al adolescente con menciones tales como “Eres un nene de Mamá”, “Eres un vago”, o similares.
  • Y finalmente, si el adolescente parece estar fuera de control o que desafía de manera que pongan en peligro su propia seguridad o la de los demás, busquemos ayuda profesional.

En última instancia, ayudar al adolescente a lidiar con los hábitos de impertinencia y falta de respeto puede hacer toda la diferencia en el nivel de adquisición de su capacidad de relacionarse con los demás, y en las posibilidades de tener éxito en la vida

D.O.

Fuente: http://www.education.com/
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La Sonrisa, un PODER a la vista de todos.

La risa cura, es la obra social más barata y efectiva del mundo. Roberto Pettinato[i]

Una de las cosas sencillas de la vida de todos los seres humanos, y que tiene gran importancia, es la sonrisa.

“Toda la gente sonríe en el mismo lenguaje”.[ii], y nos conecta emocionalmente a todos sin excepciones, con independencia de la latitud en que nos encontremos.

Pero además los beneficios de la sonrisa se extienden a todo nuestro ser. Cuando sonreímos, aunque no sintamos nada, nuestro cerebro lo entiende como una señal que todo va bien. En realidad no se puede sonreír sin afectar favorablemente el propio cuerpo.

El solo gesto de la sonrisa natural o realizada de manera consciente, genera por la acción muscular de los músculos necesarios para la expresión facial de la sonrisa, un estímulo eléctrico que en el cerebro, es recibido y procesado por la glándula hipófisis, que libera las hormonas llamadas «endorfinas» las que producen al ser liberadas, una sensación de bienestar generalizado. Pero además el impulso estimula la glándula Timo que ante cada sonrisa esta glándula envía una pequeña descarga de sustancias químicas que viajan por todo tu cuerpo, provocando estados de confort y mejorando las defensas orgánicas.

Asimismo, los beneficios psíquicos de la risa no son pocos. Cultivar la sonrisa, constituye una forma de cuidar la salud mental. Sonreír posee la capacidad para reducir el estrés, y prevenir la depresión y la angustia. La sonrisa ayuda a liberar tensiones y permite vaciar la mente de los pensamientos y emociones que la ocupan, distanciarse de los problemas y verlos desde puntos de vista nuevos e inesperados.

Usemos el poder de la sonrisa y estaremos utilizando el poder de alejar a un segundo plano todo aquello que impide disfrutar de la alegría de vivir.

No es difícil, podemos comenzar con el sencillo acto de mirarnos al espejo cada mañana, y SONREÍRNOS, y así estaremos poniendo en marcha la poderosa máquina de estimulación favorable y positiva de nuestro ser.

Daniel Olguin.


[i] Roberto Pettinato. Nacido en Buenos Aires el 15 de diciembre de 1955. Músico, humorista, liretista, periodista, yconductor de radio y televisión. Después de ser el saxofonista de Sumo, Roberto Pettinato multiplicó sus actividades. Integró distintos proyectos musicales. Además, incursionó en el periodismo gráfico, especializado en música. Más adelante se consolidó como conductor televisivo («Orsai de medianoche», «Duro de acostar», «Listos ya», «Petti en vivo», «Un aplauso para el asador» e «Indomables», «Duro de domar», “Indomables”, y un “Mundo perfecto”). Obtuvo un premio Martin Fierro por su conducción televisiva en Indomables. Y su programa radial El show de la noticia le valió el otorgamiento de un segundo  premio «Martín Fierro» a su labor como conductor en dicho programa. Fuera de cámara poco tiene en común con el personaje de peluca plástica y trajes coloridos de la pantalla. En la intimidad, Roberto Pettinato (53) sólo reconoce tres preocupaciones: su familia, la música y los libros.
[ii] Morris Mandel was born in 1911 in Poland. His family moved to the United States when he was three. Mandel wrote advice columns for The Jewish Press, «Human Emotions» and «Youth Speaks Up,» for close to five decades. He was English principal of Yeshiva Toras Emes; A guidance counselor in the New York City public school system; Taught law and accounting; Ran a singles group that produced many marriages, headed summer camps in the 1940s and 50s; Lectured in the United States, Canada, and Israel; and wrote close to 50 books.

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¿Como sebrivir a hijos adolescentes? o ¿Cómo sobreviven ellos a sus padres?

Soy padre de 4 hijos, de los cuales dos ya dejaron su adolescencia hace tiempo, un tercero la transita aún, y el cuarto esta a punto de inicarla.

Nuestra realidad es que aquí estamos, ellos, los ex adolescentes,  y yo.  Y podría entonces preguntarme cómo es que sibreví a mis hijos adolescentes. Pero en cambio me  pregunto, cómo sobrevivieron ellos a mi. A sus padres

¿Como llegaron a ser adultos sanos, alegres, agradecidos y socialmente responables? a pesar de nosotros sus inexpertos padres. Para mi, esa es la verdadera cuestión.

Y la respuesta que encuentro es que tal supervivencia esta relacionada directamente con las herramientas que les hemos transmitido sin que se dieran cuenta y que tampoco nosotros estuve totalmente concientes de que lo estábamos haciendo.

Educacion es transformación en convivencia. Y en la conviencia con nosotros, sus padres, los hijos copian, internalizan y actuan en consecuencia, y en principio,  culturalmente digitados.

Y si los padres no fuimos en esa convivencia, adultos medianamente sanos, alegres, agradecidos y socialmente responables, no podemos esperar que nuestros hijos lo fueran luego.

Es importante comprender que respondiendo la cuestión de esta forma asumimos que el fututo de nuestros hijos es hoy y somos nosotros. Por medio de lo que hacemos y decimos en cada momento en la convivencia con ellos, vamos haciéndonos y haciéndolos.

Tomando conciencia de lo que hacemos cada dia como padres. Aqui y ahora. No hay resultado que esperar. El resultado es hoy.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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Una educación de calidad, en primer lugar es cosa de todos los adultos.

Una educación de calidad, en primer lugar es cosa de adultos, y no sólo de quienes se dedican a educar profesionalmente dentro del sistema educativo formal.

Desde su concepción los niños se transforman creciendo junto a los mayores con quienes conviven. Sea pareciéndose a ellos porque ellos los inspiran, o diferenciándose de ellos porque nos les gusta y no respetan el vivir que esos mayores viven.

Por ello, en realidad es importante reconocer que el futuro de la humanidad no son los niños, sino que somos los adultos con quienes ellos conviven.

Porque esos niños, se transforman y crecen según cómo convivimos con ellos, nosotros los adultos. De cómo ejercemos nuestro papel o rol en esa convivencia.

Los niños quieren, sin duda, mayores a quienes respetar. Y respetan a los mayores que se respetan a sí mismos, mayores que son responsables y serios en su quehacer. Mayores que actúan con consciencia social y ética. Mayores con sentido de responsabilidad en la colaboración y en la ontinua creación de un convivir generador de bien-estar y equidad social.

Por lo tanto, esa convivencia, es el comienzo y el fin de una educación de calidad.

Esa educación ocurre cuando los mayores escuchan y tienen tiempo para contestar las preguntas de los niños, niñas y jóvenes que conviven con ellos. Cuando los mayores actúan con consciencia social y ética en la realización de las tareas que les corresponde realizar. Cuando los mayores se cuidan en hacer bien lo que hacen desde el respeto por si mismos. Cuando los niños aprenden a reflexionar con mayores que reflexionan y escogen el vivir que quieren vivir, desde ellos mismos y no desde otros. Cuando los mayores hacen lo que hacen en el placer de hacerlo porque les da sentido social ético a su vivir.Cuando los mayores viven el mutuo cuidado desde el amar y la ternura como el fundamento de la amistad. Cuando los mayores viven y conviven entre si y con los menores en el mutuo respeto en la colaboración en su vivir y convivir cotidianos.

Los niños aprenden ese vivir viviéndolo con ellos.

Ahora bien, ¿Es esto posible?. Si queremos hacerlo porque sentimos que ese convivir nos inspira porque tiene que ver con el mundo que les ofrecemos a nuestros hijos e hijas, sí es posible.

Tal vez no sabemos todos los detalles de cómo hacerlo, pero si sabemos que todo depende de lo que queramos hacer al respecto. El comienzo podría ser  prestar atención e intentar respondernos la siguiente cuestión:  ¿qué modo de convivir están aprendiendo nuestros hijos e hijas?

Sin dudas que ese convivir propio de ellos, deriva del convivir que hoy mantienen con nosotros sus adultos. Y en definitiva de lo que les mostremos con nuestro hacer cotidiano.

Piensa bien y saldrá bien.

D.O.

* Fuente: Dávila&Maturana. http://blog.matriztica.cl/blog/reflexiones-inesperada/
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No nos tomemos nada personalmente

Suceda lo que suceda a nuestro alrededor, y sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga de nosotros no debemos tomárnoslo personalmente.

Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien nos insulta directamente, eso no tiene nada que ver con nosotros. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los parámetros y creencias  que ha establecido en su propia mente. Su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su formación como persona. Por ello hasta cuando alguien nos da su opinión, no lo tomemos personalmente, porque la verdad es que se refiere a sus propios sentimientos, creencias y opiniones. En realidad, esa persona esta hablando más de ella que de nosotros.

Además cuando nos tomamos las cosas personalmente, nos sentimos ofendidos y reaccionamos defendiendo nuestras creencias y creando conflictos. Hacemos una montaña de un grano de arena porque sentimos la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados. Nos esforzamos en demostrarles que tenemos razón dando nuestras propias opiniones. Porque también cualquier cosa que sintamos o hacemos no es más que un reflejo de nuestras propias creencias. Lo que decimos, lo que hacemos y las opiniones que tenemos también se basan en nuestras propias creencias y no tienen nada que ver con los demás.

Ni siquiera las opiniones que tenemos sobre nosotros mismos son necesariamente verdad; por consiguiente, no tenemos la menor necesidad de tomarnos personalmente , cualquier cosa que oigamos en nuestra propia mente personalmente.

No nos tomemos nada personalmente porque, si lo hacemos, nos exponemos a sufrir por nada. Cuando no tomarnos nada personalmente se convierta en un hábito nos evitaremos muchos disgustos y será muy difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de los demás nos hieran. Bastará con que confiemos en nosotros mismos.

Veamos a los demás tal como son. Conozcámonos. Y confiemos en ese conocimiento.

Extraído de  “LOS CUATRO ACUERDOS – Un libro de la Sabiduría Tolteca”. Por el Dr. Miquel Ruiz quien sostiene que si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por “nuestros acuerdos”, y nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar esos “acuerdos”. Cuando finalmente estemos dispuestos a cambiarlos, habrá “cuatro acuerdos” muy poderosos que nos ayudarán a romper aquellos otros que necesitamos cambiar para ser mejores personas. Los cuatro acuerdos son: Ser impecables con nuestras palabras. No tomarse nada personal. No dar nada por supuesto. Y hacer siempre lo mejor que podamos. Afirma que si bien se necesita una gran voluntad para adoptar los Cuatro Acuerdos, si eres capaz de empezar a vivir con ellos, nuestra vida se transformará de una manera asombrosa.
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Según convivimos con nuestros niños dependerá la clase de adulto que lleguen a ser.

 Hacemos de un tipo u otro de ser humano según el espacio en el que hemos adquirido las habilidades básicas necesarias para vivir.

Los niños y niñas aprenden en los espacios donde conviven. Por lo tanto un niño y una niña se van a transformar en una clase u otra de ser humano adulto según sean las relaciones en los espacios donde convive hoy. Lo genético es sólo un punto de partida, establece un campo de posibilidades, pero no los determina. Lo que ocurra después tendrá que ver con la historia y la calidad de los contextos en los que participan desde niños. En la  familia, en la escuela, en la vida social.

Los seres humanos, nos hacemos humanos en estos contextos de convivencia. Aprendemos el lenguaje, a emocionarnos, y a relacionarnos, y también desarrollamos nuestra autoestima personal, el modo de vernos, de ver a los otros y al mundo. Y nuestro modo de vivir como seres humanos adultos es fundamentalmente determinado por la emocionalidad que aprendimos a vivir de niño, no solo por el conocimiento o los tipos de argumentos racionales que podemos acumular a lo largo de de la vida.

Ahora bien, los adultos de hoy como únicos responsables del espacio de convivencia en el que se desarrollan y transforman nuestros niños, podemos contribuir siempre a proporcionar un modelo de espacio de convicencia adecuado.

Si nuestro objetivo es ver a nuestros niños transformados en seres humanos responsables, socialmente conscientes, que se respetan a sí mismo, y capaces de reflexionar sobre todo, de adquirir cualquier conocimiento, de tomar decisiones, de elegir liberemente lo que les conviene, es nuestra tarea de adulto, de hoy y de cada día, por medio de lo que hacemos y decimos, crear el mejor espacio de convivencia que los conduzca hacia ese tipo de ser humano.

Piensa bien  y saldrá bien!

D.O.

LA PEDAGOGÍA DEL AFECTO. Publicado el por Daniel Olguin

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¿A que nos referimos cuando hablamos de las drogas?

Con el nombre de droga se designa a cualquier sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar una o varias de sus funciones.

El concepto de droga  engloba  las sustancias, cuyo consumo reiterado provoca la dependencia física u orgánica, así como el deseo irrefrenable de seguir consumiéndolas en mayores dosis.

Entonces cuando hablamos de las drogas, nos estamos refiriendo a sustancias prohibidas, nocivas para la salud, que trae aparejado un perjuicio tanto individual como social.

El principal problema de las drogas es su capacidad de crear dependencia psicológica, emocional y hasta física. Y una vez contraída la dependencia, el adicto seguirá siéndolo mientras viva, es decir, que aún  luchando por rehabilitarse,  siempre será un adicto en recuperación. Y deberá estar atento a no caer nuevamente en el consumo.

Además el consumo de drogas trae aparejadas otro tipo de consecuencias: Los adictos a drogas, con frecuencia se ven envueltos en agresiones, desorden público, conflictos sociales, raciales, y marginación. Cuando se comienza a necesitar más a las drogas que a las otras personas se arruinan o destruyen las relaciones íntimas y se pierden las amistades. Se abandonan metas y planes de vida. Y muchas veces para sostener su hábito recurren al crimen.

Pero asimismo además, muchas de las drogas están con frecuencia sometidas a procesos de adulteración, y por lo tanto el consumidor enfrenta riesgos añadidos imprevisibles.

Son varios los factores de riesgo que conducen a los jóvenes al consumo de drogas. La falta de valores positivos, y de adecuada autoestima, un entorno distorsionado por el precio de las cosas que se poseen , o un ambiente presionado por todo lo que no se pude poseer, son alguno de ellos.

Pero como sea, detrás de cada joven que recurre a las drogas para disfrutar de la vida o enfrentarse a sus exigencias, hay una situación de ausencia de los adultos de quienes depende. Quienes deben estar mirándolo dándole la entidad que necesita reconocer en sí mismo. Y ayudándolo a que lo logre.

Seguramente, el jovén que es acompañado y ayudado por sus padres y adultos con los que convive, en decubrir lo que ya es y trae desde su nacimiento, en reconcoer aquello que hace bien yle sale fácil hacer, y en encontrar el camino para lograr hacer lo que le apasiona, estará mucho mejor preparado para enfrentar cualquier tendencia a consumir algo que le quite su libertad de hacer.

Piensa bien y saldrá bien!

DO.

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Educador: el que ayuda a reconcoer y cultivar dones naturales.

«La contribución mas importante que puede hacer la educación al desarollo del niño es ayudarlo a acceder a un campo en el que sus talentos se desarrollen más plenamente, donde se siente satisfecho y capaz. Hemos perdido totalmente de vista esa noción. En cambio sometemos a todos a una educación en la que, si tienes éxito, estarás en mejores condiciones de ser profesor. Y evaluamos a todos sobre la marcha en función de que se ajusten a ese estrecho criterio de éxitos. Deberíamos perder menos tiempo clasificando a los chicos en categorías y mas tiempo ayudándolos a reconcoer sus aptitudes y dones naturales y a cultivarlos. Hay centenares de maneras de tener éxito y muchísimas habilidades diferentes que nos ayudarán a alcanzarlo.» Howard Gardner, psicólogp de la faxcultad de Ciencias de la Educación de Harvard (1986).

 

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El valor de la auto-compasión.

 

La infelicidad está directamente ligada a suponer que todo lo que hacemos debe resultar bien. Y nos angustiamos cuando nos sentimos fracasados a pesar de nuestro esfuerzo y de lo bueno que seamos en nuestros distintos roles, porque consideramos que es absolutamente necesario evaluarnos de manera positiva continuamente.  Pero comenzamos a dejar atrás dicha angustia a intentar  ser compasivos con nosotros mismos, cuidándonos y apoyándonos cuando algo no nos sale tan bien como esperábamos.

Ser auto-compasivos es ser amables con nosotros. Es reconocer que el sufrir es algo que todos los demás también padecen. Y es ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones negativas al respecto.

Siendo amables y comprensivos hacia nosotros mismos, como lo hacemos con un buen amigo, ofreciéndonos calidez y aceptación incondicional, podremos dar respuesta sincera a ese dolor con mayor facilidad.

Además, salimos de una posición de «pobre de mí», al reconocer que el dolor y el sufrimiento son experiencias que compartimos todos los seres humanos. Las circunstancias pueden ser distintas, y el grado de dolor y sufrimiento diferentes, pero la experiencia básica es la misma. Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos centramos en lo que tenemos en común con los demás. Sentimos como si fuéramos los únicos que hemos fallado, o somos los únicos a los que nos pasan las cosas que nos causa dolor, y nos sentimos avergonzados o inadecuados.

Asimismo, ser auto-compasivos, implica ser consciente de la experiencia del momento presente. Se trata de estar abierto a la realidad de lo que está sucediendo, y permitir cualquier pensamiento, y las emociones y sensaciones que surgen. Cuando observamos nuestro dolor con atención, podemos reconocer nuestro sufrimiento sin exagerar, y contrarrestar la tendencia a evitar los pensamientos y las emociones dolorosas, lo que nos permite sostener nuestras experiencias, incluso cuando son desagradables.

Entonces, para no estar viviendo un constante sube y baja emocional dependiendo de éxitos o fracasos podemos siempre tratarnos con bondad y comprensión; podemos recordar que el sufrimiento es parte de la experiencia humana compartida; y podemos ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones.

Ante una situación dolorosa siempre es útil conversar con nosotros mismos en un tono cálido y cuidadoso, diciéndonos que “éste es un momento de sufrimiento”. Que “el sufrimiento es parte de la vida misma”. Que “puedo ser amable conmigo mismo”. Y que “puedo darme la compasión que necesito”.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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