“NO APOYAR JAMÁS UNA IDEA QUE SUGIERA QUE EL COMPORTAMIENTO HUMANO, SEA CUAL FUERE SU ORIGEN, NO PUEDE SER MODIFICADO”
Por Leo Buscaglia. Docente y optimista empedernido, en su obra “Ómnibus al paraíso”. EMECE. 1986.
“NO APOYAR JAMÁS UNA IDEA QUE SUGIERA QUE EL COMPORTAMIENTO HUMANO, SEA CUAL FUERE SU ORIGEN, NO PUEDE SER MODIFICADO”
Por Leo Buscaglia. Docente y optimista empedernido, en su obra “Ómnibus al paraíso”. EMECE. 1986.
Lee la siguiente situación:
Patricia es una compañera de María. En clase tiene fama de aburrida. A María también le parecía que Patricia era aburrida, pero desde hace quince días que se sientan juntas y siempre que le pide alguna cosa, Patricia se la presta y además la ayuda con las tareas. María también ve cómo Patricia presta sus tareas a todos los compañeros que se lo piden, aunque después éstos la critiquen y no la busquen para compartir algún juego o para conversar en los recreos. El próximo sábado es el cumpleaños de María y hará una fiesta para sus amigos. Le gustaría mucho invitar a Patricia y cree que a ella también le gustaría asistir a la fiesta, pero sabe que a sus amigos les cae muy mal y no querrían estar con ella en la fiesta.
Responde por favor:
¿Crees que María debe invitar a Patricia? Si. No. ¿Por qué?
Un dilema es una situación real o imaginaria, en la que entran en conflicto básicamente dos valores morales, ante la que se debe elegir un curso de acción.
En el dilema se plantea una situación posible en el ámbito de la realidad pero conflictiva a nivel moral, y sirve para solicitar a los alumnos, o bien una solución razonada del conflicto, o un análisis de la solución elegida por el sujeto protagonista de la historia.
Por regla general la situación se presenta como una elección disyuntiva: el sujeto protagonista se encuentra ante una situación decisiva ante la cual sólo existen dos, y nada más que dos, opciones (A) ó (B), siendo ambas soluciones igualmente factibles y defendibles. El individuo se encuentra, pues, ante una verdadera e inevitable situación conflictiva.
Además, por medio de la discusión de dilemas morales es posible también alcanzar:
¿Deberíamos comportarnos de un modo diferente con la persona que pertenece al ciberespacio respecto de aquél que habita una ciudad o un país del mundo físico?[i]
Claro que no. El comportamiento habitante del ciberespacio o de una ciudad debe motivarse por los mismos motores éticos y que, así como no robaríamos carteras en la calle, tampoco hurtaremos contraseñas bancarias. Aunque salta a la vista una gran diferencia: en la calle todos nos ven, hay agentes de policía, hay cámaras de seguridad; en la red, por otro lado, no.
No es por lo tanto, que los comportamientos del ciudadano digital se rijan por parámetros éticos distintos. El asunto consiste en que la ciudadanía digital tiene unas características propias que demandan que se comprendan su naturaleza y sus implicaciones.
El “ciudadano digital” como todo ciudadano, hace parte de una comunidad humana. Y esta pertenencia implica que él se reconoce y es reconocido por otros como parte de la comunidad. Como consecuencia de esta pertenencia, el ciudadano digital, como otros ciudadanos, obtiene derechos y deberes dentro de esta comunidad virtual.
De esta manera, cuando consideramos el público al que va dirigido del código de conducta debemos tener en cuenta que estamos hablando con ciudadanos digitales, esto es, miembros reconocidos de una comunidad virtual que asumen los parámetros éticos que la rigen.
Esta comunidad virtual se caracteriza por ser global, es decir, por no estar restringida por un espacio físico sino por incluir a personas de todas las zonas geográficas. Por depender de la tecnología digital pues ésta otorga la infraestructura que pone en contacto a los miembros de la comunidad. Por ser dinámica pues sus miembros aumentan y disminuyen todo el tiempo. Es además diversa, es decir, está compuesta por miembros de todas las edades, géneros, preferencias sexuales, razas, niveles sociales, económicos y educativos. Y de acuerdo con los propósitos e intereses de la comunidad virtual, ésta puede ser académica o de entretenimiento.
Como señalara anteriormente, la ciudadanía digital tiene unas características propias, pero de ninguna forma los comportamientos del ciudadano digital se rigen por parámetros éticos distintos a los de un ciudadano de un espacio real (ciudad, país, etc)
No obstante, las acciones que en nuestra vida cotidiana nos parecen inadecuadas, por ejemplo, en el ámbito educativo: un estudiante roba un libro de la biblioteca porque no tenía dinero para comprarlo; un estudiante copia el trabajo que le ha encargado un profesor; un estudiante roba las llaves del despacho de dirección y cambia sus notas. En el mundo de la tecnología no nos lo parecen tanto: hacer copias ilegales de programas de software, utilizar el “copiar y pegar” para realizar trabajos para las clases, utilizar algún software específico para bajarse música, películas, etc, de Internet.
Pero no escapa a nuestro análisis las diversas situaciones que exceden lo estrictamente educativo, que implican excesos en el uso de estas nuevas tecnologías, y que terminan agraviando, y/o lesionando algún derecho de terceros (por ejemplo: la publicación de fotografías personales y privadas sin permiso, o la estimulación y formación de comunidades virtuales en detrimento de las características, creencias, etc. de otras personas, por mencionar solo algunas).
Se puede pensar que esta reflexión ética es un problema de los profesores de filosofía y que debe ser tratada por ellos en sus clases de ética de la escuela. Sin embargo, esto es un problema que deben abordar todos los profesores que utilizan las Nuevas Tecnologías Informáticas y de Comunicación, así como los padres, quienes posibilitan el acceso cotidiano de sus hijos a dichas tecnologías.
Y entiendo que un principio de acción válido para conducir a los jóvenes en el uso correcto del ciberespacio, es ejemplificar nuestras acciones ante los jóvenes, es decir, tener conductas éticas intachables cuando utilizamos cualquiera de las Nuevas Tecnologías Informáticas y de Comunicación.
¿Crees que te estimas[i] lo suficiente?
Responder sinceramente las siguientes situaciones que se proponen nos puede ayudar a conocer si te quieres todo lo que te mereces. Marca una de las tres opciones de cada situación.
1. Si un amigo se enfada contigo:
X. Piensas que se ha enfadado sin motivo y no le das importancia.
Y. Hablas con él y logras hacer las paces.
Z. Ni siquiera intentas hablar con él porque piensas que tiene razón.
2. Dentro de tu grupo de amigos y amigas te consideras:
Y. Uno más dentro del grupo.
X. Uno de los más populares y queridos del grupo.
Z. Uno de los menos divertidos del grupo.
3. Te parece que tus padres y tus hermanos:
Z. Con frecuencia, no se sienten muy conformes con tu manera de ser.
Y. A veces piensan que deberías portarte mejor.
X. Están encantados contigo siempre.
4. Cuando vas a resolver un problema de matemáticas, piensas:
Y. Que llegarás a resolverlo.
X. Que lo resolverás muy bien.
Z. Que es probable que no lo puedas resolver.
5. Llegas a una pradera en donde sabes que hay un trébol de cuatro hojas. Crees que:
X. Si lo buscas, seguro que lo encontrarás.
Y. Debes intentar encontrarlo y quizás des con él.
Z. Por mucho que lo intentes, no lograrás encontrarlo nunca.
6. Normalmente cuando te propones hacer algo:
Y. Te cuesta mucho conseguirlo.
Z. No lo sueles conseguir.
X. Te resulta muy fácil conseguirlo.
7. Quieres organizar una fiesta de cumpleaños. Crees que:
X. Serías capaz de idear un plan para pasarlo muy bien.
Y. Pedirías colaboración a tus amigos para preparar la fiesta.
Z. Te preocuparías tanto que no sabrías qué hacer.
8. Cuando te ves en un espejo piensas:
Y. “Resulto agradable. No estoy mal”.
Z. “¡Qué horrible estoy!”.
X. “Decididamente, soy irresistible”.
9. Cuando llegas a una fiesta, te parece:
Z. Que nadie va a querer hablar contigo.
X. Que vas a ser la persona más simpática de la fiesta.
Y. Que vas a divertirte con tus amigos y amigas.
10.Crees que cuando seas mayor serás:
X. Exactamente lo que quieras.
Y. Algo parecido a lo que te gustaría.
Z. Lo que puedas, porque no te consideras muy inteligente.
Ahora suma las letras de las respuestas elegidas:
X:…………………………..
Y:…………………………..
Z:…………………………..
Y de acuerdo al resultado lee y reflexiona sobre las siguientes consideraciones:
Si has elegido más de siete letras X: Tiendes a ser algo vanidoso y a encontrar que todo lo tuyo está bien. En principio, es conveniente tener una buena autoestima, pero tampoco te pases. De vez en cuando, harás algo mal, ¿o no?
Si has elegido más de siete letras Y: Tiendes a verte más o menos como eres. Hay cosas que te gustan de ti y cosas que no te gustan. Pero, en general, estás contento/a contigo mismo/a y consideras que le agradas a los demás.
Si has elegido más de siete letras Z: Tiendes a infravalorar tus capacidades. Consideras que la gente no está muy a gusto contigo y eso te vuelve inseguro/a y te impide ver tus cualidades positivas, apreciar todo lo bueno que hay en ti. Recuerda que tú también tienes tu encanto.
Ejemplo de un re-inventor se si mismo – Ejemplo de visión, de disciplina y de pasión
Carlos Daniel Tapia o “EL Chino Tapia”, un personaje para observar detenidamente.
“Una de las cosas que más nervioso me han puesto siempre, al discutir sobre fútbol, es esa batería de lugares comunes que tienen más o menos que ver con la virilidad de los jugadores. Esa extraña regla de tres inversa por la cual, para los madridistas, Geremi es más digno de respeto que Guti; o por la cual, para poner un ejemplo de la otra acera, a Luis Enrique le tienen más paciencia que a Rivaldo.
Lo mismo sucedía en Argentina -y me temo que seguirá sucediendo siempre, en todos lados- cuando yo era un niño, hincha febril de Boca Juniors, y tenía que soportar las críticas que casi cada domingo recibía mi jugador predilecto: Carlos Daniel Tapia, el Chino Tapia. Un futbolista exquisito, zurdo, pequeño de envergadura pero con esa electricidad diabólica que sólo tienen los mediapuntas para pensar y decidir entre un campo de minas. El Chino Tapia era audaz en la conducción, visionario para los espacios y, sobre todo, generoso en el último pase. Solía regatear hacia el interior y entregar el balón afianzando el tobillo, cortando la pelota, colocando el pie muy paralelo e irguiéndose de súbito. Una maravilla, no sé si lo están viendo. Tampoco era raro que el Chino Tapia marcase algún gol de falta o en una imprevista jugada personal. Y, sin embargo, domingo tras domingo, uno tenía que soportar que sus mayores exclamaran: ¡Tapia, pareces una bailarina! O, infaltablemente, si algún toque genial no prosperaba: éste es un maricón, carajo! . Aquella afrenta al sentido común y, por qué no decirlo, al más elemental respeto por la estética, la he visto repetida desde entonces una y otra vez, en todos los órdenes de la vida. El riesgo, la imaginación y la sutileza son valores que aterran a las bestias guardianas del orden, la seguridad y los cojones . Y por cierto que, durante el mundial de México, el niño que yo era recibió otra triste lección: los generosos suelen terminar en el banquillo. Al Chino Tapia le tocó ser suplente en todos los partidos. Salió un rato a charlar con la pelota contra Corea y, si no recuerdo mal, jugó una media hora contra Inglaterra. Fatalmente, el altruista Chino decidió no prestarle el protagonismo a nadie y disparó con la zurda desde fuera del área; el balón dio en el poste, y luego se marchó hacia un costado; en aquel mismo instante, Tapia se lesionó en la ingle. (Claro que, no sigamos ocultándolo, el Chino fue suplente, sí, pero de un asteroide llamado Maradona). Extracto del artículo: “El gol y la memoria” de Andres Neuman. periodista y escritor argentino/español.
Y ahora el Martín Fierro. La noche del Domingo y durante la ceremonia de entrega de los premios “Martín Fierro”, nos regaló otro ejemplo de superación personal.
Lejos ya de los campos de juego, de los vestuarios, y del “don” especial que Dios le obsequió para jugar al fútbol casi mejor que todos los demás, pero aún con la gambeta exquisita e intacta, el “Chino Tapia” (Carlos Daniel Tapia) se “coló” entre la abundante presencia de defensores rivales (locutores, periodistas, comentaristas, actores, famosos o no tanto, todos profesionales en lo suyo) y volvió a dejar su marca indeleble. Esta vez en la historia de la televisión de nuestro medio.
Como por arte de magia, tal cual en el campo de juego, con su pase gol preciso, inesperado y casi imposible, llegó al escenario del evento para recibir el reconocimiento por su labor televisiva, y con el nuevo trofeo ganado en sus manos, como aquella vez en el 86, dijo presente. Grito por su Argentina. Y hasta emuló a su “sombra” reiterando el “saludo” que el mas grande futbolista de todos los tiempos una vez dirigió al periodista “Toti” Passman. Quizás como un humilde homenaje al “Mejor” de los futbolistas, y como muestra de su gran generosidad. Seguramente con la picardía futbolera de siempre. Y con la alegría que lo caracteriza.
Menos de un año de trabajo le bastó para sumar su “talento” al de sus compañeros y obtener el premio. Diez segundos le bastaron para iluminar una ceremonia abrumada por los mensajes políticos, indirectos o directos, pero en definitiva extraños a una celebración.
De esta forma, el “Chino Tapia”, eterno re-inventor de si mismo, otra vez se hizo presente en el marcador.
El muy joven jugador exquisito del pasado (River Plate, Boca Juniors, Brest de Francia, AC Lugano de Suiza, Mandiyu de Corrientes, y Universidad de Chile) y Campeón del Mundo en Mexico 1986, fue con el tiempo dando lugar al técnico de fútbol, al actor de “Polka” (RRDT), al asentado empresario privado, y al serio funcionario público municipal y provincia. Roles siempre mezclados con sus otras actuaciones igualmente exitosas, como hombre de bien, de familia, de amistades fieles. Y ahora, en el primer año de actuación en el programa “El show del fútbol”, llega al Martín Fierro. Un verdadero fenómeno.
Los hinchas fanáticos del fútbol, y de los futbolistas “distintos”, le agradecemos desde el corazón esta nueva anotación. Aquellos que además de fanáticos somos amigos festejamos profundamente el reconocimiento a un luchador incansable.
Como sea, todos debiéramos atender a esta muestra de superación constante que es el “Chino Tapia”. Quien tal vez se debió esforzar mas que otros luego de dejar el fútbol. Porque su “talento”, su “don” para esa etapa de su vida, ya no le serviría en la siguiente fuera del campo de juego.
Sin embargo con su siempre preparada paleta de colores decidió pintar un nuevo escenario para su vida. Por medio de una renovada visión de su futuro, y con la disciplina y la pasión necesarias para ir en su búsqueda, logró re-inventarse a sí mismo. Cada vez, cada nuevo logro, cada paso, un nuevo “Chino Tapia”.
¡Felicitaciones!
Lee por favor esta pequeña historia real:
¡Nada mas que la verdad!
Frank Szymanski, era un centro del equipo de fútbol americano Notre Dame de la década de los cuarenta, a quien se había llamado como testigo en un juicio civil en su ciudad.
-Está usted en el equipo de fútbol de Notre Dame este año?, preguntó el Juez.
-Si su señoría, contestó Frank.
– En que posición?
-Centro, su señoría.
-Que tal es como centro?
Frank se revolvió inquieto en su asiento, pero dijo firmemente:
-Señor, soy el mejor centro que Notre Dame jamás ha tenido.
El entrenador del equipo, quien estaba en la corte observando el juicio, se sorprendió. Frank había sido siempre modesto y sin pretensiones.
Así que cuando terminaron los procedimientos judiciales, llevó a Frank aparte, y le preguntó porque había hecho semejante afirmación. Frank se ruborizó.
-No me gustó hacerlo entrenador, dijo. Pero después de todo, estaba bajo juramento.
¿Crees que esta bien dar a conocer tus propias capacidades?, Si, No, ¿Porque?
Señala una acción que crees que haces bastante bien (por ejemplo: cantar, jugar al tenis, etc.)
Señala una acción que crees que no haces tan bien y que desearías realizarla satisfactoriamente.
Señala una características de tu personalidad o tu carácter que te agradan (por ejemplo: ser cortés y amable con los demás, amigo fiel, respetuosos con los mayores, etc.)
Señala una característica de tu personalidad o tu carácter que desearías cambiar.
La siguiente figura de mujer es la ilusión óptica de tipo ambigua más mítica que existe. Se vio por primera vez en una postal alemana que data de 1988. Durante mucho tiempo se pensó que el creador de esta imagen fuera el humorista británico W.E. Hill quien la publicó en 1915 en una revista de humor.
Normalmente, al observar la imagen, uno ve primero una de las dos (o la mujer joven o la mujer vieja) tal como lo organizan los patrones establecidos en mi cerebro. Tal como lo determinan mis condicionamientos previos.
Pero con un poco de atención se consigue ver la otra con cierta facilidad. Es que al aplicar esos patrones, pueden existen varias “buenas interpretaciones” entre las cuales existe ambigüedad y el cerebro puede pasar de una a otra. Esta operación es conocida como “inversión perceptual”.
Las siguientes son dos versiones de la clásica imagen. La primera pertenece a un cartel publicitario de principios de siglo XX.
Y la segunda es una versión de G.H. Fischer en la que, haciendo un rizo o “rulo” con el cabello , pueden verse hasta tres rostros diferentes (añadiendo un señor cuyo bigote es una estola que cubre el cuello de las damas).
¿Alguien puede ver algo más?
¿Y ahora?.
Que vemos en esta imagen en carne y hueso de la legendaria ilusión óptica de la mujer vieja y joven.
Observemos que la lógica diría que si dos personas difieren y una está en lo correcto, la otra está equivocada. Pero esto no es lógica. Ambos tiene razón, cada uno desde su punto de vista.
Al proyectar nuestra experiencias condicionantes (que conforman nuestros mapas mentales) al mundo exterior, suponemos que estamos viendo el mundo como es. Pero no es así. Estamos viendo al mundo como nosotros somos, o como hemos sido condicionados a ser.
Y hasta que no obtengamos la capacidad de separarnos de nuestra autobiografía (quitarnos nuestros propios lentes y ver realmente el mundo con los ojos de otros), no podremos formar relaciones profundas y auténticas, ni tener la capacidad de influenciar de manera positiva.
Fuentes:
http://www.ilusionario.es/PERCEPCION/inver_percep.htm
http://mathworld.wolfram.com/YoungGirl-OldWomanIllusion.html
Vemos el mundo como somos.[i]
Todos vemos el mundo a través de nuestro par de anteojos; anteojos que vienen de nuestros antecedentes únicos y experiencia de acondicionamientos, anteojos que crea nuestro sistema de valores, nuestras expectativas, nuestras suposiciones implícitas sobre cómo es el mundo y cómo debería ser.
Una de las principales razones detrás de las rupturas de comunicación es que las personas involucradas interpretan el mismo evento de manera diferente.
Sus naturalezas y antecedentes diferentes los condicionan a hacerlo así. Entonces al interactuar sin tener en cuenta por qué ven las cosas de manera diferente, empiezan a juzgarse.
Por ejemplo tomemos algo pequeño, como la temperatura del salón. El termostato de la pared dice 26 grados. Una persona se queja: “Hace mucho calor” y abre la ventana; la otra dice: “Hace mucho frío” y la cierra. ¿Quien tiene razón? ¿hace mucho calor o mucho frío? El hecho es que ambos tiene razón.
La lógica diría que si dos personas difieren y una está en lo correcto, la otra está equivocada. Pero esto no es lógica. Ambos tiene razón, cada uno desde su punto de vista.
Al proyectar nuestra experiencias condicionantes al mundo exterior, suponemos que estamos viendo el mundo como es. Pero no es así. Estamos viendo al mundo como nosotros somos, o como hemos sido condicionados a ser.
Y hasta que no obtengamos la capacidad e separarnos de nuestra autobiografía (quitarnos nuestros propios lentes y ver realmente el mundo con los ojos de otros), no podremos formar relaciones profundas y auténticas, ni tener la capacidad de influenciar de manera positiva.
[i] Stephen R. Covey. “Los siete hábitos de las familias altamente efectiuvas”, Ed. Grijalbo 1998.
“Todas las bases cubiertas” [i]
A un niño se le oía hablándose a si mismo mientras daba grandes zancadas en el patio trasero de su casa, con la gorra de béisbol en su lugar, y portando la bola y el bate.
-¡Soy el mas grande jugador de béisbol en todo el mundo!, decía orgullosamente.
Entonces lanzó la pelota al aire, bateó y falló. Sin desanimarse tomó de nuevo la pelota, la lanzó otra vez al aire, y se dijo en voz alta:
– ¡Soy el mas grande jugador de que ha habido!
Bateo nuevamente y falló de nuevo. Hizo una pausa por un instante para examinar cuidadosamente el bate y la bola. Entonces una vez mas lanzó la pelota la aire y dijo:
– ¡Soy el mas grande jugador de béisbol que jamás ha vivido!
Bateo con fuerza y nuevamente erró el tiro.
– ¡Caramba! exclamó. ¡Que lanzador!.
Describe al niño de la historia: ¿Que características de su carácter te llaman la atención? ¿Te agradan? ¿No? ¿Porqué?.
Imagina a este niño con 17 años de edad. Descríbelo por favor.
[i] Extraído de: “Sopa de pollo para el alma”. Recopilación de Jack Canfield – Mark Victor Hansen. Health Communications, Inc. p.74