“No creo que la ética sirva para zanjar ningún debate, aunque su oficio sea colaborar a iniciarlos todos…” *
La ética estudia del comportamiento humano en procura del bien y la plenitud. Y en tal sentido es la encargada de discutir y fundamentar reflexivamente ese conjunto de principios o normas que constituyen la moral. Porque la ética pretende dar explicación de las normas morales, teniendo fundamentalmente en cuenta el marco de preocupación ética. Que es nuestra preocupación por las consecuencias que muestras acciones tienen en la vida de otros seres humanos.
Por lo tanto la ética se pregunta por qué las reglas morales nos parecen justas y obligatorias respecto de ese otro con el que convivimos. Y que se extiende a toda la humanidad. Por ejemplo, si nuestra moral dice que no se debe mentir, la ética se pregunta por qué no se debe mentir. Atendiendo a las consecuencias que esa mentira traerá sobre aquél o aquellos que comparten nuestra vida y con los que convivimos.
Aportando al tema, dice Grondona[i], que la palabra Moral proviene del latín “mos” que significa “costumbre” y que alude a las reglas aceptadas (consideradas justas y obligatorias) por una sociedad y por extensión por los individuos que viven en ella. Afirma también que éstas reglas no agotan la realidad, y que a lo sumo, nos ayudan a tratar con ella. Porque ninguna regla puede anticipar totalmente la diversidad de las situaciones que van brotando de la realidad. Y sostiene que en el fondo de cada situación de la vida de los hombres acecha un dilema “ético”; término que dice deriva del griego ethos, y que refiere a la morada interior o conciencia del hombre, donde éste cavila y se decide frente a la realidad. Que deberá incluir necesasariamente a la repercución sobre los demás.
Es así que los problemas morales surgen con mayor o menor intensidad en todos los aspectos de la vida, y en todo tipo de situaciones nos vemos enfrentados al hecho de tener que tomar decisiones de implicancia moral. De tal forma podemos encontrarnos ante dilemas morales como: si mentir es absolutamente disvalioso y contrario a la moral ¿no debemos mentir para engañar a un asesino lanzado en pos de su víctima o para consolar a un enfermo terminal?.
La Moral entonces aportará las pautas que nos orienten sobre lo que hay que hacer. Y la ética los principios éticos que indican cómo decidir entre reglas y valores alternativos para hacer lo correcto. En concreto, entonces la ética pretenderá la realización de la persona humana mediante los valores morales que prescriben acerca de lo que es bueno y de lo que es malo socialmente hablando.
Pero para lograrlo las personas debemos vivir éticamente todos los días, y que los valores morales que adherimos estén presentes en todas nuestras reacciones. Una sola acción buena no nos hace buenos.
Esa ética de todos los días, marca todo un estilo de vida, un modo de ser que se hace habitual en la persona que la practica, y gracias a la cual, dicha persona actuará siempre de una manera justa y recta que le es como natural. A tal punto que cuando la persona que vive un estilo de vida así, actúa de una manera no acorde con esos valores que son fundamentales para ella, se siente mal consigo misma. Sentimiento de malestar que equivale a lo que llamamos la voz de la conciencia.
Es claro entonces, que los valores que nos interesará identificar y adherir son aquellas cualidades positivas que nos permiten mejorar nuestra calidad de vida. Que son aquellos cualidades trascendentes que favorecen el desarrollo pleno como personas capaces de descubrir todo lo bueno y grande que existe en este mundo actual, y en definitiva de encontrar el camino de la felicidad.
Porque el hombre siempre tiene, por el sólo hecho de serlo, una vocación genérica o potencia para ser feliz. Y si además ha desarrollado hábitos favorables o “virtudes” en dirección a una vida plena, entonces posee una vocación específica para la felicidad.
Piensa bien y saldrá bien!
D.O.