No se discute ya que la inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo laboral y los medios de producción de manera significativa. La inteligencia artificial (IA) generativa, especialmente los modelos de lenguaje de gran escala (LLM), está transformando diversos sectores a nivel global, incluyendo Argentina.
Esta tecnología promete mejorar la productividad y eficiencia en múltiples ocupaciones dentro del empleo registrado y presenta como una aliada para potenciar diversas industrias, creando nuevas oportunidades y redefiniendo la forma de trabajar. Aunque, algunos puestos de trabajo se verán modificados, el impacto principal será la creación de empleos en sectores emergentes.
Ahora bien, la inteligencia artificial (IA) tiene un impacto dual en los puestos de trabajo, afectándolos tanto de manera positiva como negativos. En resumen, la IA está reconfigurando el mercado laboral, ofreciendo tanto desafíos como oportunidades. La capacidad de adaptación y la formación continua serán esenciales para aprovechar los beneficios de esta transformación tecnológica.
Entre los Aspectos positivos se pueden señalar: Un aumento de la productividad: En muchos países desarrollados, la IA ha incrementado la productividad hasta en un 60%; mejora salarial para algunos: Los trabajadores que pueden aplicar IA en sus tareas y volverse más productivos tienden a recibir salarios más altos; nuevas oportunidades: La IA está creando nuevas oportunidades de empleo en sectores emergentes y relacionados con la tecnología.
Entre los negativos podemos apuntar: el desplazamiento de empleos: algunos puestos de trabajo son completamente reemplazados por la IA, lo que puede llevar a una disminución de salarios o incluso a la pérdida de empleo; el impacto en salarios: en ciertas actividades, la IA puede impactar negativamente en los salarios.
En tal sentido, Dante Sica, socio fundador de la consultora Abeceb y exministro de Producción y Trabajo, ofrece una perspectiva positiva sobre los cambios tecnológicos: “La IA va a generar una revolución en todos los procesos productivos y va a afectar más a las actividades administrativas y repetitivas. Sin embargo, como ha sucedido en otros momentos históricos, así como algunos puestos de trabajo desaparecerán, otros nuevos surgirán”. Señalando, en consecuencia, que el verdadero desafío radica en la capacidad de adaptación del mercado laboral.
Remarca el experto que “En un mercado laboral donde más del 50% de la población tiene menos de 45 años, la flexibilidad para cambiar de ocupación se vuelve crucial. La clave estará en cómo se estructuran los planes de estudio de las universidades y en la capacidad del sistema de formación profesional para reentrenar a aquellos que han sido excluidos del sistema educativo tradicional”.
Subraya, asimismo, la importancia de no limitar el debate al financiamiento educativo. “Hay que centrarse en la reforma de los planes de estudio para alinearlos con las necesidades del mercado laboral. En lugar de entrenar a las personas para trabajos que pueden desaparecer, es esencial dotarlas de las habilidades que les permitan adaptarse y prosperar en un entorno laboral cambiante”, sostiene.
Y puntualiza que “Además, la IA ofrece una oportunidad única para reentrenar a aquellos que han sido excluidos del sistema educativo o que trabajan en sectores en declive. La tecnología puede facilitar la capacitación y la adquisición de nuevas habilidades, lo que permitiría a estas personas reincorporarse al mercado laboral en roles más adecuados a las demandas actuales”.
Lo concreto es que la revolución de la IA es un proceso imparable que ya está remodelando el mercado laboral argentino. Pero, con un sistema educativo que aún no se ha alineado completamente con las nuevas realidades, el país tiene mucho trabajo por delante.
Es que la educación juega un papel crucial en la integración tecnológica de los mercados laborales y de producción. En resumen, la educación es fundamental para preparar a los individuos para los desafíos y oportunidades que presenta la tecnología en los mercados laborales y de producción.
La clave estará entonces en un enfoque educativo que promueva el aprendizaje continuo y la adaptación a nuevas herramientas y métodos.
D.O.