Del “Mozo de Cordel” al “Moto Mensajero”

La independencia laboral en el transporte de mercancías a domicilio ha sido una constante, y se ha ido adaptando a las necesidades y tecnologías de cada época. Pero no siempre se trata un trabajo realizado en total independencia del transportista.

A fines del siglo XIX y comienzos del XX, en Buenos Aires, un “mozo de cordel” era un joven que se paraba en las esquinas y era contratado para llevar cargas o sobres de un destino a otro.[1] Era la persona que se ofrecía en las encrucijadas más transitadas (plazas, mercados, estaciones de transportes, etc.), a disposición de quien necesitara sus servicios para acarrear bultos, paquetes y carga pesada en general; para ello, estos porteadores solían ayudarse de un cabo de cuerda o cordel para el traslado de mercancías dentro de la ciudad. Precisamente su denominación se debe dicha cuerda que se echaban al hombro. En síntesis, estos eres anónimos se ganaban la vida en las esquinas céntricas portando con habilidad una gruesa soga al hombro, que los identificaba y les dio nombre. [2]

Un “mozo de cordel” y un trabajador de moto mensajería o “moto mensajero” de hoy comparten varias similitudes en sus roles, a pesar de pertenecer a épocas y contextos diferentes: Ambos se dedican al transporte de paquetes y mercancías. El mozo de cordel utilizaba su fuerza física y herramientas simples como cuerdas, mientras que el trabajador de moto mensajería utiliza motocicletas para realizar entregas rápidas. Y ambos ofrecen servicios a domicilio, llevando productos desde un punto de origen hasta el destino solicitado por el cliente.

Estas similitudes muestran cómo, a pesar de los avances tecnológicos, las necesidades básicas de transporte y entrega de mercancías han mantenido ciertos aspectos constantes a lo largo del tiempo. Tanto los mozos de cordel en su tiempo como las motos mensajeras hoy en día juegan un papel crucial en la logística urbana, facilitando el movimiento de bienes dentro de las ciudades.

Ahora bien, históricamente, los mozos de cordel trabajaban de manera independiente, esperando en lugares concurridos a ser contratados. De manera similar, muchos trabajadores de moto mensajería hoy en día trabajan como autónomos o para plataformas de entrega que les asignan pedidos. Así, muchas motos mensajeras de hoy, como aquellos mozos de cordel, trabajaban de manera independiente por varias razones que muestran cómo la independencia laboral en el transporte de mercancías ha sido una constante, adaptándose a las necesidades y tecnologías de cada época

La Adaptabilidad y Flexibilidad de la tarea: Al trabajar de manera independiente, los mozos de cordel podían elegir sus horarios y aceptar trabajos según su conveniencia. Esta flexibilidad es similar a la que buscan muchos trabajadores de moto mensajería hoy en día, quienes valoran la capacidad de gestionar su tiempo y decidir cuándo y cuánto trabajar.

La Demanda Variable. La demanda de servicios de transporte de mercancías puede ser impredecible. Trabajar de manera independiente permitía a los mozos de cordel adaptarse a las fluctuaciones en la demanda sin estar atados a un empleador fijo. De manera similar, las motos mensajeras pueden ajustar su disponibilidad según la demanda de las plataformas de entrega.

Los Bajos Costos de Entrada. Para ser un mozo de cordel, no se requería una gran inversión inicial, solo herramientas básicas como cuerdas y carretillas. Hoy en día, las motos mensajeras pueden comenzar a trabajar con una motocicleta y un teléfono móvil, lo que facilita la entrada al mercado comercial sin grandes barreras económicas.

La Inmediatez y Personalización del Servicio. Los clientes a menudo necesitan servicios rápidos y personalizados. Los mozos de cordel podían ofrecer un servicio directo y personalizado, algo que también es valorado en el sector de la moto mensajería, donde la rapidez y la atención al cliente son cruciales.

Y el Mercado Fragmentado. En el pasado, el mercado de transporte de mercancías estaba fragmentado, con muchos pequeños comerciantes y clientes individuales. Esto favorecía el trabajo independiente. Actualmente, aunque existen grandes plataformas de entrega, el mercado sigue siendo lo suficientemente diverso como para que las motos mensajeras puedan trabajar de manera autónoma o para múltiples plataformas.

Sin dudas, la tecnología ha transformado significativamente el trabajo de las moto mensajeras. Avances tecnológicos han hecho que el trabajo de éstos sea más eficiente, seguro y rentable, adaptándose a las demandas de un mercado cada vez más digitalizado. En tal sentido, la aparición de aplicaciones y plataformas como Uber Eats, Glovo y Rappi ha revolucionado la forma en que los motomensajeros reciben y gestionan sus pedidos, facilitando la conexión entre clientes y mensajeros, optimizando rutas y tiempos de entrega.

Las herramientas de geolocalización y navegación GPS permiten al moto mensajero encontrar las rutas más rápidas y eficientes, reduciendo el tiempo de entrega y mejorando la precisión en la localización de direcciones.

Los clientes pueden seguir sus pedidos en tiempo real, lo que aumenta la transparencia y la confianza en el servicio. Esto también les permite recibir actualizaciones y cambios en los pedidos de manera instantánea.

Y la integración de sistemas de pago digital ha simplificado las transacciones, permitiendo a los motomensajeros recibir pagos de manera rápida y segura, sin necesidad de manejar efectivo.

Ahora bien, dichas empresas ensambladas en torno a tecnologías de la información y la comunicación provocan problemas al intentar calificar la naturaleza jurídica de los servicios personales ejecutados en su ámbito, en este caso por un moto mensajero.

Es así, que, desde la perspectiva del Derecho del trabajo, quien ostente el poder de organización de los referidos ensamblajes empresarios habrá de reputarse -salvo prueba en contrario- empleador de aquellos que, en dicho ámbito, sea única o preponderantemente, presten servicios personales. En tanto exista relación de trabajo. trabado entre una persona natural que como trabajador proporciona su esfuerzo personal a una persona natural o jurídica llamada empleador a cambio de una remuneración. Apareciendo, como rasgo denotativo de esa relación de trabajo, la sumisión del trabajador al poder de organización, dirección y disciplina que ostenta el titular de la unidad productiva en cuyo seno es prestado el servicio.

En efecto, desde la óptica binaria del Derecho del trabajo el trabajador subordinado o dependiente es la persona natural que presta servicios bajo el poder de dirección, vigilancia y disciplina del titular de la empresa; mientras que el trabajador autónomo -por contraposición- será aquel que ejecute servicios en la forma y con los elementos que estime convenientes.

Y es precisamente en el caso de las llamadas Plataformas tecnológicas y servicios bajo demanda donde se encuentra una evidente integración del trabajador en la organización de una empresa que no les es propia: ajeno a las estrategias de mercado, carente de clientela propia, extraño a la fijación del precio de la obra o servicio que ejecuta, sometido a controles algorítmicos y medidas disciplinarias, aportador tan solo esfuerzo personal y herramientas básicas de trabajo -cuya importancia deviene marginal si se contrasta con la plataforma digital -, y obligado –en ciertos casos- a prestar el servicio personalmente, usar uniforme y/o exhibir símbolos de la empresa que otro organiza.

Entonces, la hipótesis del trabajo mediante plataformas digitales, no cabe duda de que se trata de arquetípicos vínculos de subordinación, apenas matizados por el influjo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Además, no se debe perder de vista que la facultad del trabajador de organizar con amplísima flexibilidad el tiempo y lugar de ejecución de sus servicios no puede considerarse, en sí misma, enervante de la existencia de una relación de trabajo.

D.O.

Referencias:
[1] En España se conocía con este nombre al que “en varios pueblos se pone en los parajes más públicos con un cordel al hombro a fin de que cualquier pueda servirse de él para llevar cosas de carga o para hacer algún otro mandado”. Así lo definía el “Diccionario de lengua castellana por la Academia Española” en 1825.
[2] Balmaceda, Daniel. La antigua profesión del mozo de cordel. La Nación. 26 de junio de 2018. Actualizado el 19 de enero de 2021. Dirección URL del artículo: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-antigua-profesion-del-mozo-de-cordel-nid2146634/

 

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