“La vida es aquello que nos va sucediendo mientras nos empeñamos en realizar nuestros planes” John Lennon
La vida es un proceso de haceres, que vamos haciendo continuamente. Y la hacemos mientras nos empeñamos en la realización de lo que planificamos. Lo que impide prestar atención al cómo estamos haciendo nuestra vida. Al cómo hacemos lo que estamos haciendo.
Nos confundimos creyendo que estamos viviendo responsablemente al ocuparnos en realizar aquello que hemos planificado, intentando cumplir con nuestras expectativas y a veces hasta las ajenas. Y nos angustiamos cuando no lo logramos, porque hemos atado nuestra expectativa de felicidad al cumplimiento del resultado planificado.
Planificar es diseñar de los pasos a seguir para asegurarse de que un cierto proceso sea efectivo en la generación de un resultado deseado. Sin embargo, las planificaciones nunca resultan si uno se apega a ellas, porque el acto mismo de intentar asegurar el suceder de una planificación ocurre en un ámbito diferente, en que ésta se propuso, lo que inevitablemente altera su dirección, y lleva a un resultado diferente del deseado.
O sea, planificamos ahora, para lograr un resultado que sucederá después, cuando aquél “ahora” ya ha dejado de existir, y fue reemplazado por uno nuevo, distinto.
La clave está en la disposición a soltar esa creencia de que la eficiencia y efectividad de la realización de una tarea o proceso dependen del apego a lo planeado. Esto es, en no sujetarse rígidamente a lo planificado, estando siempre dispuesto al hacer que se hace continuamente, sin expectativas, sin exigencias y sin supuestos.
Debemos asumir, que existimos en un suceder de continuo cambio. Y que dónde se quiere ir, es un camino que se define momento a momento.
Piensa bien y saldrá bien!
DO.