El futuro de nuestros niños depende de lo que hagamos ahora los adultos responsables de su educación.
He reiterado que debemos ocuparnos de observar el nivel de capacitación profesional que poseen los docentes de nuestros niños en sus escuelas. Toda vez que ello es una tarea que podemos realizar hoy, sin perjuicio de la falta del sistema educativo que necesitamos y que aún no alcanzamos.
En tal sentido, es importante conocer cuáles son las competencias básicas necesarias de los docentes de hoy, según los ministros provinciales de educación de todo el país, que reunidos en Instituto de Formación Docente*, acordaron seis capacidades básicas con las que se debe graduar un estudiante de profesorado.
El marco de referencia acordado comprende que los docentes sean capaces de:
- Dominar los saberes a enseñar.
- Actuar de acuerdo con las características y diversos modos de aprender de los estudiantes.
- Dirigir la enseñanza y gestionar la clase.
- Intervenir en la dinámica grupal y organizar el trabajo escolar.
- Intervenir en el escenario institucional y comunitario.
- Comprometerse con el propio proceso formativo
Es interesante señalar que tres de estas capacidades, son absolutamente revolucionarias además de implacablemente necesarias, y comprenden, a su vez, otras capacidades esenciales.
Como la capacidad de dominar los saberes a enseñar incluye, que una vez dominados los saberes de la materia, los docentes sean capaces de poder puedan adecuar ese conocimiento a los requerimientos individuales del aprendizaje de los estudiantes.
La capacidad de actuar de acuerdo con las características y diversos modos de aprender de los estudiantes incluye la de individualizar las necesidades de cada alumno. De detectar y atender distintos procesos evolutivos, discapacidades, y circunstancias socioculturales.
Y la capacidad de dirigir la enseñanza y gestionar la clase, incluye que los docentes sean capaces de atender los distintos ritmos de avance individuales a la hora de diseñar estrategias de aprendizaje.
Todas capacidades acordes a los actuales sistemas educativos de excelencia**, que promueven la inclusión teniendo especialmente en cuenta las diferencias individuales de los niños, aportándoles a cada uno lo que necesita, y articulando el derecho de cada niño a ser tratado según su especificidad, con su derecho a participar en lo colectivo.
¡Piensa bien y saldrá bien!