En general, tendemos a hacer suposiciones. Y al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Pero, siempre que hacemos suposiciones, nos metemos en problemas con los demás, y hasta con nosotros mismos.
Podemos suponer que los demás saben lo que pensamos y que no es necesario que digamos lo que queremos. Damos por supuesto que harán lo que queremos porque nos conocen muy bien.
Pero también hacemos suposiciones sobre nosotros mismos. Nos sobrestimamos, nos subestimamos o nos mentimos a nosotros mismos.
La razón por la cual hacemos suposiciones es que necesitamos justificarlo todo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros. Cuando, siempre es mejor preguntar que hacer una suposición.
Puede que no recibamos la respuesta esperada, pero una vez que escuchemos la respuesta, sea cual fuere ésta, ya no tendremos que hacer suposiciones porque sabremos la verdad.
Cuando dejamos de hacer suposiciones, nos comunicamos con habilidad y claridad. Y si somos capaces de tener una comunicación efectiva, todos nuestros problemas comienzan a resolverse.
Piensa bien y saldrá bien!
DO.