¿Queremos una vejez productiva? ¡Comencemos hoy!

“Es desdichada la vejez que necesita defenderse con discurso. Ni las canas ni las arrugas pueden adquirir autoridad de repente, si no que es la vida anterior vivida  con honestidad la que recoge los frutos del prestigio.” Cicerón (106 a. C – 43 a. C)

Los principios son leyes naturales entretejidas en la trama de todas la sociedades a lo largo de la historia, y que incluyen las raíces de toda familia que haya perdurado,  y el grado de certeza que le demos a nuestras creencias y creaciones mentales, no altera su existencia. Tales principio son evidentes por sí mismos y existen en todos los seres humanos, independientemente del condicionamiento social y de que éstos los reconozcan o no.

Ahora bien, los principios no son prácticas. Una práctica es una actividad o acción específica, y una práctica que da resultado en cierta circunstancia no necesariamente lo dará en otra. Por ello, mientras que las prácticas son específicas de las situaciones, los principios son verdades profundas, fundamentales, de aplicación universal. Y se aplican a los individuos, y a las familias, de todo tipo.

No podemos quebrar los  principios o leyes naturales. Lo que podemos hacer es quebrarnos nosotros mismos intentando quebrarlos. En cambio, una vida centrada en principios es el fundamento más estable sobre el que podemos formarnos. Poner en primer lugar los  principios, es la llave para lograr lo mejor en todas las demás áreas de nuestra vida.

Para captar rápidamente su naturaleza evidente y permanente, basta con considerar el absurdo de tratar de vivir una vida efectiva basada en sus opuestos. Considerar seriamente que la mala fe, el engaño, la bajeza, la inutilidad, la mediocridad o la degeneración sean una base sólida para la felicidad o el éxito duraderos.

La integridad y la honestidad son principios que crean los cimientos de la confianza, que es esencial para la cooperación y el desarrollo personal a largo plazo. La rectitud, a su vez es un principio a partir del cual se desarrolla todo nuestro concepto de la equidad y la justicia. El servicio o la idea de contribuir también lo es. Otro principio es la dignidad humana; todos los hombres han sido creados iguales y dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, contándose entre ellos los derechos a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Existe también el principio del potencial, la idea de que tenemos una capacidad embrionaria y de que podemos crecer y desarrollarnos, liberando cada vez más potencial, desarrollando cada vez más nuestros talentos. Y muy relacionado con el potencial está el principio del crecimiento, que es el proceso de liberar ese potencial y desarrollar esos  talentos, con la necesidad correlativa de principios tales como la paciencia, la educación y el estímulo.

Asimismo el proceso de desarrollo es un principio básico. Simplemente es imposible violar, ignorar o abreviar el proceso de desarrollo. Ello es contrario a la naturaleza, y los presuntos atajos a los que accedamos no pueden conducir más que a la decepción y la frustración. Y a una vida desperdiciada.

El momento de construir nuestra vejez es AQUÍ Y AHORA, paso a paso con nuestros haceres cotidianos.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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