El profesional de la abogacía en la actual – y me refiero como tal a aquél que con el título de abogado intenta ganarse la vida ejerciendo la abogacía-, además de la más rigurosa formación respecto de las leyes, necesitará contar, por lo menos, con las siguientes capacidades:
- Comprensión del fenómeno social -base de la existencia del derecho, de sus instituciones, y sustrato de la práctica del mismo-, para lo cual debe poseer una sólida formación en historia, filosofía, economía, sociología y fundamentalmente en ética aplicada.
- Argumentación apropiada -el conocimiento técnico debe ser explicardo siempre con claridad-, por lo tanto debe haber desarrollado habilidades para la oratoria y el debate, además de la escritura.
- Formación en ciencias exactas -en la práctica debe evaluar testimonios e informes de expertos en dichas materias-, debe entonces poseer conocimientos, si bien básicos pero rigurosos, en física, química y matemáticas.
- Trabajo en equipo –mayor cooperación arroja más y mejores soluciones- para lo cual se debe olvidar rápidamente lo entrenado en la facultad respecto a la competencia como base de resolución de conflictos.
D.O.