Una gestión política sin corrupción no es posible sin sentir vergüenza.

El fin de la corrupción política puede comenzar, en gran parte, cuando la sociedad deje de aceptar que puede ser una herramienta de la gestión política exitosa. pero, recién estaremos comenzando un verdadero cambio social y político, cuando nos avergüence vivir en la deshonestidad y sea nuestro genuino deseo no conservar tal sentimiento.

Si bien, la corrupción en la política es universalmente señalada como negativa por la opinión pública, existe una cultura de entendimiento común que identifica el dinero, y su acopio por parte de la clase política (gobierne o no), como una forma normalizada de hacer política.

Cultura que termina además asimilando a aquellos que ingresan al seno de la política con ideales de anti-corrupción. O, en su caso, los devuelve al lugar de donde salieron para nunca mas intentar “hacer política”, por lo menos de la forma que pensaban que debían hacerlo originalmente.

Ello es así porque el tema de la corrupción en la política no se circunscribe sólo al ámbito de quienes actúan en política. Sino que gran parte de la  sociedad terminó adaptada de alguna forma a esa cultura, aceptando que el dinero y su acopio es la mayor y más efectiva herramienta que posee una gestión política exitosa.

Todo el tema entonces termina siendo para nada malo. Sino que es “normativo”, de “sentido común”, y en definitiva, “es la forma en que siempre ha sido”.

Así, el sistema y su aceptación se siguen extendiendo. Las tendencias naturales de la psicología humana determinan que cuanto más a menudo la gente ve confirmados en la práctica un conjunto de suposiciones u opiniones, más creen que es ello lo que pensaron desde el principio. Y con el tiempo, se distancian de lo que realmente pensaban anteriormente. Muestra de ellos es que cada vez es menor el asombro honesto y real que producen las denuncias de corrupción.

Por lo tanto, la gran responsabilidad de cada ciudadano desde su lugar de actuación, es comenzar hoy mismo, conscientemente,  a convivir en y con honestidad. Claro, si es que queremos solucionar este tema de la corrupción.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

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