Educar es mucho mas que enseñar.

La instrucción o enseñanaza es parte del repertorio de cualquier educador. Hay temas  que deben ser explicados por alguien que entienda el tema mejor que el alumno. Pero la educación comprende mucho más. La educación debe tender también al aprendizaje. Aunque pareciera que lo primero incluye siempre lo segundo, no es así.

En realidad, no se puede hacer que las personas aprendan. Si bien se las puede amenazar con las consecuencias de no aprender, y alcanzar algun resultado medible en cuanto a los conocimientos enseñados. Si se aspira a que las personas se conviertan en verdaderos estudiantes que disfruten de aprender y  a su vez continuen siendo pensadores independientes y creativos, entonces tenemos que agregar mucho mas que la mera instrucción o enseñanaza de conocimientos.

pero además, las personas siempre están aprendiendo, y aprenden cosas todos los días sin que nadie se las enseñe. Los niños nacen con un apetito voraz para aprender que comienza incluso antes de que nazcan,  y constantemente están absorbiendo información. La mayor parte de las cosas realmente notables que los niños logran, las consiguen sin instrucción. Por ejemplo, aprenden, a pesar de lo tremendamente difícil, a hablar y utilizar el lenguaje. Y aprenden también los matices culturales, los patrones y relaciones del entorno que lo rodea. Todo, sin tener que ser instruidos o enseñado.

Las personas en general, y los niños especialmente se educan o se transforman mientras conviven con las persaona y espacios que conforman su entorno. Sin necesidad de que nadie les enseñe o los instruya particularmente. Aprenden en un entorno de convivencia que incluye necesariametne el apoyo, la animación, el cuidado, la atención, la mirada, el afecto, en definitiva el amor, de parte sus adultos con quienes conviven. Y por medio de una gran herramienta de aprendizaje, el juego.

Pero cuando los niños ingresan a la enseñanza programada de la escuela, aunque lo hacen con el mismo apetito para el aprendizaje, lo pierden ante el aburrimiento, pero especialmente por la falta del entorno de aprendizaje que, con confianza, esperaban encontrar. En definitiva por la falta de afecto en dicho nuevo entorno.

Si como educadores queremos ayudar a que las personas aprendan, debemos centrarnos entonces en la relación que mantenemos con las personas, y en el espacio o entorno de convivencia que generamos con esas personas.  A pesar de que la  educación en general actual todavía se empeña en distraerse de esta relación, centrándose en medir en los niños solamente los datos enseñados, por medio de pruebas y evaluaciones estandarizadas. Los verdaderos educadores podemos siempre, en el espacio de convicencia del aula, intentar desarrollar nuestro trabajo por medio de un  proceso de enseñanaza-aprendizaje en el que los educadores siempre aprenden de sus estudiantes, y los estudiantes también aprenden unos de otros.

En un evento al que asistió el Dalai Lama -uno de los grandes maestros del mundo- se le hizo una pregunta ante más de dos mil  personas que esperaban una visión fantástica en su respuesta. Pero luego de un silencio de segundos, el Dalai Lama respondió diciendo: “Yo no sé”.  Entonces los presentes  se sorprendieron y muchos comentaron: “¿Qué quieres decir con que no sabes ? eres el Dalai Lama “, y él respondió a la audiencia: “Nunca he pensado en eso” . Los grandes maestros saben que no tienen que saberlo todo, que están ahí para guiar el aprendizaje; y que a menudo sus estudiantes saben más  o saben mejor.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

Fuente: houghteconomics.blogspot.co.uk/2014/10/learning-to-be-who-we-are.html

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