La vida es un paraíso para las personas que aman apasionadamente muchas cosas. Cuanto mas apasionadamente amemos muchas cosas, mas cerca estaremos de vivir en nuestro paraíso.(1)
No debe existir ninguna otra actividad del ser humano que se inicie con tan grandes esperanzas y expectativas, y que fracase tan a menudo como el amor.
Es que en general partimos de una percepción errada, creyendo que el amor es una sensación placentera con la que se tropieza si se tiene suerte.
Erich Fromm en su obra, “El Arte de Amar”(2), observó que la mayoría de los seres humanos consideran que no hace falta realizar actividad especial alguna para amar. Y sostiene que esa actitud facilista esta basado en tres creencias. Una: el problema del amor consiste en ser amado, y no en amar. De allí que hay que lograr que se nos ame, consiguiendo y acrecentando popularidad y sex-appeal. Dos: lo difícil es encontrar un objeto apropiado para amar. De este modo dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible.Tres: la intensidad del apasionamiento, es prueba de la intensidad del amor. Existe confusión entre la experiencia inicial de enamorarse y la de permanecer enamorado, mas aún cuando ese inicio se combina con la atracción sexual y su consumación.
Zygmunt Bauman, en “El arte de la vida”(3), suma al concepto de actitud facilista , afirmando que en línea con la creciente fragilidad de los vínculos humanos, la impopularidad de los compromisos a largo plazo, y la tendencia a eludir cualquier obligación que no sea con nosotros mismos, se tiende a considerar desde el principio de una relación, que el amor es perfecto o es un fracaso. De esta forma, no se puede esperar que este amor sobreviva a la primera riña o desacuerdo, y es mejor abandonarlo rápidamente y buscar sustituirlo por un espécimen nuevo y mejorado que podamos confiar que sea verdaderamente perfecto.
Iván Klima(4), a su vez, sugiere que el amor exige actividad que sea considerada . Las personas de nuestra cultura, a pesar de los reiterados fracasos, sólo en contadas ocasiones trata de aprender a amar. No obstante el profundo anhelo de amar, casi todo lo demás tiene mas importancia que el amor (éxito, dinero, prestigio, poder). Dedicamos casi toda nuestra energía a alcanzar esos objetivos, y muy poco a aprender a amar.
No debemos dudar que la esencia del amor es trabajar por algo y hacerlo crecer. Que el amor y el trabajo son inseparables. Y que, por lo tanto, el amor exige actividad constante y perdurable, y no sólo un súbito arranque. En definitiva, sin trabajo, la vida no ofrece nada para hacerla digna de ser vivida, ni siquiera el amor.
D.O.