¡Te equivocaste! … ¡Te felicito!

Incurrir en error no es negativo. Siempre podemos aprender de nuestros errores. Por ejemplo, tomando conciencia de que estamos equivocados en una situación determinada, dejaremos de seguir cometiendo ese error.  Pero además, para ser creativos, para que alguna vez hagamos algo original que agregue valor, debemos estar preparados para equivocarnos.

Pero, ¡cuidado! equivocarse no es mentir. El error no es lo mismo que la mentira.

La mentira hace referencia a situaciones en las cuales decimos algo en circunstancia de que sabemos, en el momento en que lo decimos, que lo que estamos diciendo no es válido. Que es mentira.

“Yo Mentí”, quiere decir que en el momento en que dije lo que dije podía afirmar que no era válido, aunque yo decía que era válido. O sea, la mentira ocurre en el momento en que ocurre. Miento cuando miento.

El error es diferente. El error ocurre después. En el momento en que dije lo que dije, yo pensaba que era válido, pero me doy cuenta luego, por tales o cuales circunstancias, que no, que me equivoqué.

“Discúlpeme, me equivoqué. Cometí un error”, quiere decir que viví la experiencia que viví como válida en el momento de vivirla, y es solamente después, en relación con otra experiencia que puedo calificarla como un error.

Y esto es muy importante. Porque cuando nos disculpamos por un error, lo que pedimos es que se nos reconozca nuestra honestidad, porque fuimos honestos al actuar como actuamos. No sabíamos que estábamos equivocados. La disculpa del error no deshace lo que hicimos o dijimos, pero nos libera para aprender de lo hecho.

En cambio, en la disculpa ante una mentira hacemos otra cosa. Como la mentira es una afirmación hecha en el intento de manipular a otro, al pedir disculpas reconocemos nuestra deshonestidad, y en el mejor de los casos, si queremos, prometemos no mentir más.

No obstante con frecuencia castigamos el error cuando debemos felicitar a quien reconozca que se equivocó. Siempre es bueno que felicitemos a aquel que aprende de su error. Desde un principio, ya no lo seguirá cometiendo. Y a la larga, si no se siente reprimido por hacer y equivocarse, es muy posible que consiga hacer algo realmente original que agregue valor a su vida y para los demás.

Piensa bien y salsdrá bien!

D.O.

Fuente. H. maturana. www.matriztica.org/
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