Simplifiquemos nuestra vida.

Estar en el aquí y ahora en el mundo material, y al mismo tiempo estar conectado con

nuestro espíritu viviendo una vida dedicada a la alegría, el amor y la paz, implica vivir una vida simple, comenzando por eliminar el desorden producido por nuestro ego, que acumula de todo, creencias, cosas, y actividades que no tiene nada que ver con nuestra conexión espiritual.

Una vida simple es “Ordenar nuestra vida”, deshaciéndonos de todo lo que contribuye a una vida desordenada.

Despojándonos de cosas que ya no tienen utilidad. Si no lo hemos usado en el último año o dos, reciclémoslo para que otros lo utilicen. Deshagámonos de los viejos archivos que ocupan espacio y son rara vez o nunca necesarios. Donemos los juguetes usados ​​, herramientas, libros, bicicletas.

Despejemos nuestro calendario de actividades y obligaciones no deseadas e innecesarias. Diciendo que no a las demandas excesivas y no sintiéndonos culpables por la inyección de una dosis de tiempo libre en nuestra rutina diaria.

Tomémonos el tiempo para la meditación. Regalémonos al menos 20 minutos al día para sentarnos tranquilamente y hacer contacto consciente con nuestro interior, con nuestro espíritu, con Dios.

Regresemos a la simplicidad de la naturaleza. No hay nada más impresionante que la propia naturaleza. La fantasía de volver a una vida menos tumultuosa casi siempre implica vivir en el esplendor de las montañas, los bosques, o la tundra; en una isla; cerca del océano, o al lado de un lago. Estos son los impulsos universales, puesto que la naturaleza es creada por la misma fuente que somos, y estamos compone de los mismos químicos como toda la naturaleza.

Démonos permiso para salir a caminar o acampar en el bosque, nadar en un río, lago o mar, sentarnos junto a un fuego abierto; montar a caballo a través de senderos, o esquiar por una ladera de la montaña. Esto no tiene por qué significar largas vacaciones planeadas que son meses de distancia, no importa donde vivimos, a unas pocas horas o incluso unos minutos de un parque, camping, o por un sendero que le permitirá disfrutar de una sensación de está conectado a todo el Universo.

Pongamos distancia entre nosotros y nuestros críticos. Elijamos alinearnos con las personas que son de la misma opinión en la búsqueda de la simplificación. La vida se simplifica enormemente cuando no tenemos que defendernos de nadie, y cuando recibimos apoyo en lugar de críticas. No tenemos que soportar las críticas con algo más que un educado agradecimiento y una promesa para considerar lo que se ha dicho – todo lo demás es un estado de conflicto que borra la posibilidad de que su sentimiento inspirado.

Tomémonos tiempo para la salud. ¿Cómo podemos vivir en la sencillez si nos hartamos de cantidades excesivas de alimentos y eliminamos el ejercicio que el cuerpo nos pide. Un poco de tiempo cada día para ejercitarnos. Incluso si sólo se puede gestionar un paseo alrededor de la manzana, sólo hagámoslo. Simplifiquemos nuestra vida al ser un deportista y un comensal sensible.

Bajemos la velocidad. Una de las observaciones más iluminadoras de Gandhi nos recuerda que “no hay más vida aumentando su velocidad.” Este es un gran consejo para simplificar nuestra vida – de hecho, todo lo lento pasa por unos momentos por el aquí y ahora. Leamos despacio estas palabras. Respiremos lento de modo que usted es consciente de cada inhalación y exhalación… Reduzcamos la velocidad de nuestro discurso, de nuestros pensamientos más íntimos, y el ritmo frenético de todo lo que hacemos. Dediquemos más tiempo a escuchar a los demás. Notemos nuestra inclinación a interrumpir la conversación y optemos por escuchar. Paremos para disfrutar de las estrellas en una noche clara y las formaciones de nubes en un día fresco. Sentémonos en un centro comercial y sólo observemos cómo todo el mundo parece estar en una prisa para llegar a ninguna parte.

Hagamos todo lo posible a evitar la deuda. Si no podemos pagar algo, dejémoslo ir hasta que podamos. Al entrar en deuda, se nos acaba de añadir ansiedad a nuestra vida. Es mucho mejor tener menos y disfrutar de los días de nuestra vida que a endeudarse e invitar a la tensión y la ansiedad donde la paz y la tranquilidad podrían haber reinado.

Olvidémonos del valor en efectivo. No basemos nuestras compras en conseguir un descuento, y no permitamos que nos roben una alegría simple porque no nos dieron un descuento en el precio.

Recordemos acudir a nuestro Espíritu. Cuando la vida tiende a ser demasiado compleja, demasiado rápida, demasiado desordenada, detengámonos y recordemos nuestro propio espíritu. Un lugar sencillo, tranquilo, donde estemos en armonía e ir allí en nuestra mente.

Un hombre que personificó el éxito en los más altos niveles intelectuales y sociales como Albert Einstein dijo: “Las posesiones, éxito exterior, la publicidad, el lujo, para mí han sido siempre despreciables. Creo que una manera de vivir sencilla y sin pretensiones es la mejor para todos,   mejor tanto para el cuerpo como para la mente”

Dr. Wayne W. Dyer. My 12-Step Program for Simplifying Your Life. www.drwaynedyer.com
Esta entrada fue publicada en Contagiando valores, El amor a uno mismo., El Convivir, La Creatividad, La Felicidad, La fuerza de la Intención, La Libertad, Vivir el ahora. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *