De la valentía y otras creencias.

-¿Así que crees que soy valiente? –
-Tal vez lo soy. Pero es porque he tenido buenos maestros que me han inspirado.
Te contaré acerca de uno. Hace muchos años conocí la situación de una pequeña niña que sufría de una extraña y grave enfermedad, y su única esperanza de recuperare parecía ser una transfusión de sangre de su hermanito de cinco años de edad, que milagrosamente había sobrevivido a la misma enfermedad, y por lo tanto había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
Cuando un médico le explicó la situación al niño, y le preguntó si quería dar su sangre a su hermana; por un momento vi vacilar al niño pero luego de dar un profundo suspiro dijo: – Sí, lo hare sí eso salva a mi hermanita.
Mientras se realizaba la transfusión el chico yacía en cama al lado de su hermana y sonrió, como lo hicimos todos, al ver que el color volvía a las mejillas de la niña. Pero de repente, el rostro del niño empalideció y se le borro la sonrisa de su cara. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: -¿Ahora comenzaré a morir?
Por ser tan joven el niño había malinterpretado al médico y pensó que iba a dar a su hermanita toda su sangre. Sin posibilidad de sobrevivir.
-Sí, he aprendido a tener valor, porque he tenido maestro que me han inspirado.

Creo que lo que podemos considerar como una tragedia de la vida, debe ser vista como lo que es en realidad: parte de un sistema de desafío y esfuerzo universal, que nos permite alcanzar los niveles más altos de bien-estar. Creo también que la vida nos toma examen cuando nos pone frente a una situación inesperada. Y sólo llegamos a saber cuál es la materia o tema a rendir, cuando estamos en condiciones de respondernos preguntas como: ¿Qué me quiere enseñar lo que me está sucediendo? ¿Que debo aprender de esta situación? En concreto, creo que habremos comenzado a superar el examen e ingresar a un nivel superior de nuestra existencia, cuando comenzamos a encontrar la respuesta al ¿Para qué?, y no el ¿Por qué?, nos sucedió lo que nos sucedió.

La actitud superadora de un joven, aún en profunda transformación, manejando una violenta, inesperada y adversa experiencia con sus compañeros quienes estuvieron lejos de la convivencia esperable en un grupo de jóvenes compartiendo un viaje que debió ser de alegría y de gran recuerdo para todos, me sirve para revalorizar más adecuadamente el significado de valor personal, valentía, coraje, manejo del miedo, o como se llame lidiar con el dolor y la desesperación.

Además me reafirma el honor que siento de que ese joven haya decidido siempre haber compartido el proceso de enseñanza-aprendizaje que intenté proponer en clase. Proceso en el que seguramente ambos nos hemos trasformado en la convivencia hacia nuestro mejor bien-estar.

Piensa bien y saldrá bien!

D.O.

* Dan Millman en “Sopa de Pollo para el alma”
Esta entrada fue publicada en Contagiando valores, El Bullying, El conflicto, El Convivir, La Convivencia, La Libertad, La Tolerancia, La violencia. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *