“Aprendí mucho de mis maestros, aprendí mas todavía de mis amigos , y sobre todo aprendí de mis alumnos.”
Recuerdo que hace unos poco años, en el marco de una clase de la nueva asignatura “Política y Ciudadanía” en la que se discutía sobre la forma de participación política en una sociedad democrática, pregunté a un grupo de alumnos de entre quince y dieciséis años de edad que cursaban el nivel secundario en un colegio privado del la zona norte del conurbano de la provincia de Buenos Aires, ¿de qué forma imaginaban que participarían en política cuando fueran mayores?
Una alumna respondió rápidamente que sería presidente, algún día. Y continuó diciendo: “Lo primero que haría como presidente sería dar alimentos y viviendas a todos los pobres. Porque a nadie le puede faltar comida ni vivienda digna”. Afirmó seguidamente: “Hay que hacer algo y yo lo haré cuando sea grande y tenga posibilidades de hacerlo”. Y finalizó diciendo: Por ahora no puedo. Me faltan muchos años de estudios y aún no trabajo y no gano dinero”.
Entonces se me ocurrió expresarle que tal vez, para cumplir algo de ello, tal vez no tenía que esperar a ser presidente, ni ser grande. Y le dije:
“Si quieres, puedes venir el sábado a mi casa, tal vez traer algunos compañeros contigo, y puedas lavar mi automóvil. Te pagaré cincuenta pesos por ello. Además hablaré con dos amigos para que hagan lo mismo con sus automóviles. De esa forma en una jornada de trabajo -estimo que dejar impecables los tres autos les llevará aproximadamente seis horas- pueden obtener ciento cincuenta pesos. Luego los acompañaré con gusto a la puerta del barrio donde siempre hay gente carenciada que busca un trabajo por el día y poder ganar así su alimento diario. De esta forma, a alguna de esta personas que no pudo conseguir trabajo, podrías darle tu ganancia o parte de ella para que se compre su alimento y hasta, quizás, le pueda servir y comenzar a ahorrar para tener su propia y digna vivienda.”
La niña pensó unos segundos. Comentó algo entre los compañeros que la rodeaban y luego, mirándome fijamente me preguntó: “¿Y por qué no va esa persona a hacer el trabajo a tu casa, y le pagas directamente a él?”
Piensa bien y saldrá bien!
DO.
Mi supervisora me comento de esta web y vine a visitarla. Es de muy buen intereso. Felicitaciones