Los elefantes sabían.

Los últimos descubrimientos científicos indican que los seres vivos hemos co-evolucionado. Los científicos han dado pruebas de que la evolución como seres vivos, en los que por supuesto nos incluimos los seres humano, depende más de la interacción entre especies que de la interacción entre individuos de una misma especie. La evolución se convierte así en una cuestión de supervivencia de los grupos más adaptados y que cooperan entre ellos, y no de los individuos más adaptados y que compiten con los demás.

Me parece que un ejemplo válido de ello es lo que ocurrió en la casa de Lawrence Anthony, quien era y es una leyenda del continente africano por su labor en pro de la protección de animales, en especial rescatando rinocerontes y elefantes, por todo el mundo[1].

Lawrence falleció el 7 de marzo de 2012 a los 61 años de edad, y dos días después variasmanadas de elefantes, conducidas por sus respectivas matriarcas, llegaron hasta su casa en Sudáfrica, en fila india, tras haber recorrido 15 kilómetros desde su lugar de campeo.

Según testigos presenciales, los elefantes parecían tristes, como si fueran conscientes de la desaparición de Lawrence y hubieran acudido a mostrar sus respetos a quien les ayudó a salvar sus vidas. Florence, la esposa de Lawrence, se conmovió especialmente con el hecho y aseguró que ninguno de los alrededor de 20 elefantes que acudieron a la casa familiar había estado viviendo en los alrededores de la vivienda al menos en el último año.

Los paquidermos permanecieron allí dos días y dos noches seguidas, sin alimentarse y en la mañana del tercer día pusieron rumbo a sus zonas de campeo habituales, en silencio y yendo en fila india.

Piensa bien y saldrá bien!


[1] Un ejemplo de su trabajo se dio durante la invasión norteamericana a Irak en 2003, donde logró rescatar a los pocos animales que habitaban en el zoológico de Bagdag y que habían sobrevivido a los combates, incluidos varios elefantes. O en la guerra civil en la República Democrática del Congo, donde logró que las dos facciones parasen los combates para poder rescatar a los cuatro únicos rinocerontes blancos que no habían sido víctimas de la guerra. Sus experiencias en el rescate de animales están plasmado en tres libros incluyendo el best-seller “The Elephant Whisperer”, (El encantador de elefantes).
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