Ante la tendencia de nuestros hijos a utilizar drogas, la prevención es la actitud y acción más efectiva que podemos tomar como adultos responsables y como padres. Y el trabajo y dedicación constante a fin de que nuestros hijos desarrollen los hábitos que necesitan para hacer frente a la situación, son nuestras herramientas en tal sentido, ademas de constituir una ineludible obligación para con ellos, si realmente queremos ejercer de padres. Hacer de padres que significa mucho más que serlo. Nuestros actos, momento a momento van construyendo esa figura.
Muchos jóvenes abusan del alcohol y consumen drogas, quizás tentados por la eufioria y la evasión que éstas sustancias parecen ofrecerles. Tal vez creyendo que les ayudará a pensar mejor, a ser más populares, a encajar en un grupo, a mantenerse más activos o hasta ser mejores atletas. También porque creen que las drogas les ayudarán a escapar de sus problemas. Y asimismo también, simplemente porque sienten curiosidad y creen que probarlas no les hará daño. Pero la verdad es que las drogas no solucionan los problemas. Simplemente ocultan los sentimientos y los problemas. Y cuando desaparecen sus efectos, permanecen los sentimientos y los problemas que generalmente empeoran. En concreto, el abuso del alcohol y el uso de drogas arruina todos los aspectos de la vida de una persona.
Entonces, y atento a las causas por las cuales un jóven accede a entrar y seguir el camino de las adicciones, el hacer de padres debe apuntar a animar a los niños a que adopten y reiteren comportamientos que conduzcan al desarrollo de fortaleza interna, ayudándoles a descubrir sus habilidades y dones naturales, estimándose a sí mismo por lo que ya son sin la ayuda de nada externo. A que se acostumbren a tomar decisiones desarrollando así un mayor sentido de responsabilidad, aprendiendo a elegir prudentemente acerca de muchas cosas simples y cotidianas. Y ue entrenen la capacidad de ejercer la libertad, eligiendo lo que mas les conviene, para el momento de tener que elegir bien ante la oferta de medio en el que actúan y la presion de sus pares de experimentar situaciones que les quiten libertad. Porque se eso se trata concretamente; toda adicción resta libertad.
El hacer de padres debe tender además, a que aprendan a bastarse a sí mismos. A satisfacer por sí mismos su propia curiosidad actuando cada vez con mayor con independencia. Y que se acostumbren a establecer metas simples y razonables, y esforzarse por alcanzarlas, reconociendo la satisfacción personal del logro y evitando además el aburrimiento. Los jóvenes con estos hábitos incorporados son muchísimo menos proclives al uso de drogas y de cualquier cosa que límite su propia libertad.
Ahora bien, trabajar con nuestros hijos en el desarrollo de estos hábitos incluye fundamentalmente ejercer el compromiso de hacer de padres. Por lo tanto debemos enseñar con el propio ejemplo. Mantener conversaciones habituales con nuestros hijos sobre el tema, respetándolos como individuos legítimos para opinar. Y asumir una posición clara y firme sobre el uso del alcohol y de las drogas.
Por lo tanto debemos desterrar las conductas que impliquen, nuestra ausencia física y emocional respecto de nuestros hijos y sus problemas, la inobservancia a las normas y límites poco claros, y la predica que no practicamos nosotros mismos.
Claro, si realmente deseamos ejercer de padres. Tal vez el mayor privilegio que posee un ser humano…si quiere.
Piensa bien y saldrá bien.
DO.
Fuente: http://www.portalplanetasedna.com.ar/drogas.htm
ME GUSTA ESTO
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