“Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio residen mi libertad y mi facultad para elegir la respuesta. En esas elecciones residen mi crecimiento y mi felicidad” S. Covey.
Si bien el tamaño de ese espacio esta determinado básicamente por nuestra herencia genética o biológica y por nuestra educación y nuestras circunstancias actuales; no reparar en que poseemos ese espacio anula nuestra capacidad de cambiar.
Quienes utilizan y amplían ese espacio, desarrollan su facultad de elegir, y precisamente porque aprenden a conducir su vida por medio de sus elecciones, a su vez obtienen un poder interior mayor que les permite convertirse en “personas de transición”.
Personas que impiden el paso a ellos mismos y a sus descendientes, de tendencias inadecuadas, tradiciones negativas, o costumbres peligrosas, que se transmiten de generación a generación, o de situación a situación, sea en una familia, un lugar de trabajo, una comunidad o en cualquier parte.
Las “personas de transición” en épocas de oscuridad son luz, no jueces; son modelos, no son críticos. En períodos de divergencias son catalizadores, no víctimas; son sanadores, no acarreadores de culpas. Son seres que a pesar de la algarabía negativa en el mundo, encuentran manera de hacer su parte y aporte positivo.
Y todo a partir de tomar conciencia de que poseemos un espacio en el que podemos elegir libremente, y utilizarlo.
Piensa bien, elige, y saldrá bien!
Daniel Olguin.
Fuente:
Stephen Covey. “El 8° habito, de la efectividad a la grandeza”.