Ser accesibles al éxito.

“Atraeremos aquello en lo que pensamos, así que pensemos en lo que sabemos que puede ocurrir”

Observemos a esas personas que van por la vida como seres afortunados que siempre tienen todas las oportunidades. Y que pareciera que se han hecho accesibles al éxito.

Las podemos identificar porque en general resulta imposible que estas personas tengan una actitud pesimista ante lo que desean en su vida.

No dicen: «Con la suerte que tengo, no saldrán bien las cosas». Es más probable que de sus labios oigamos las siguientes palabras: «Tengo la intención de crear esto y sé que funcionará». Y por mucho que se los intente disuadir señalando todas las razones por las que deberían ser menos optimistas, parecen completamente ciegos ante las repercusiones contrastadas por la realidad. Parece como si vivieran en otro mundo, un mundo en el que no se atienen a las razones por las que las cosas no funcionan. En ese mundo, su mundo, siempre todo esta bien. Y si iniciamos una conversación con ellos sobre esta idea, dirán algo como: «Me niego a pensar en lo que no puede ocurrir, porque yo atraeré exactamente aquello en lo que pienso, así que solo pienso en lo que sé que puede ocurrir». No les importa lo que haya ocurrido antes. No se identifican con conceptos como «fracaso» o «imposible». Simplemente no les afectan las razones para ser pesimistas.

También te dicen sin problema alguno que han decidido sentirse bien sin que les importe lo que pase a su alrededor ni cómo los juzguen los demás. Saben que sentirse mal es una cuestión de elección, que no resulta útil para solucionar las situaciones desagradables que se dan en el mundo. Por eso se repiten  una y otra vez: «Quiero sentirme bien», y armonizan sus pensamientos con ese deseo. Aunque el mundo esté en guerra, deciden sentirse bien. Si la economía va en picada, optan por sentirse bien. Aunque aumente el índice de delincuencia o se desencadene un huracán en algún lugar del planeta, siguen optando por sentirse bien. Y si se les pregunta por qué no se sienten mal cuando ocurren tantas cosas malas en el mundo, te dicen que sentirse mal sólo les asegura que atraerán a sus vidas aún más malestar. No permiten que su bienestar dependa de nada externo, ni las condiciones atmosféricas, ni las guerras, ni la situación política ni la economía, ni desde luego la decisión de nadie de vivir mal.

En definitiva, estas personas, en lugar de utilizar un lenguaje que indique que sus deseos quizá no se hagan realidad, se expresan con la convicción interior de que existe una fuente universal lo proporciona todo. Estas personas que se han hecho accesibles al éxito, reconocen una fuerza invisible y omniproveedora en la que confían.

Piensa bien y saldrá bien!

Fuente:
Wayne W. Dyer. “El Poder de la Intención”. Ed. Grijalbo.

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