“La verdadera ironía es que para los niños, la escuela es la vida real, hecho a menudo pasado por alto por los educadores.” Tom Whitby*
Cuando se nos pregunta ¿A que nos dedicamos los educadores? Podemos encontrarnos respondiendo: “Estamos preparando a nuestros estudiantes para la vida”. Pero si lo pensamos bien, ¿Somos capaces de afirmar que efectivamente estamos preparando a los alumnos para la vida?
Tal vez para anteriores generaciones de estudiantes pudo haber sido cierto. Pero hoy, aún con algo de la innovación, y mucho de la integración tecnológica, que se está produciendo en las escuelas, no creo que “preparar a los estudiantes para la vida” sea el enfoque u objetivo de la educación actual.
Pensemos que tendremos a nuestros hijos en las escuelas por unos 15 años, pero no tenemos ni idea de lo que les deparará el futuro; por lo tanto parecería que la única manera de preparar a los niños para la vida es hacer ajustes a cada paso, a cada cambio que suceda. Pero el sistema educativo no favorece los ajustes en el camino. El sistema educativo tiene que sopesar, deliberar y considerar el cambio; y sobre todo debe estar basado en la investigación y la investigación lleva su tiempo. Por otro lado la educación no está a la vanguardia en la incorporación de la tecnología en el aprendizaje, aún continúa jugando a ponerse al día. Sin embargo, puede parecer que estamos preparando a los niños para la vida.
Recordemos. El cambio de contenidos en décadas pasadas fue lento. A pesar de los avances en la ciencia, la historia, la geografía y la literatura, el propio mundo se movía a un ritmo más lento. A tal punto que la impresión de los textos escolares era conducido por eventos sensibles únicos o por lo menos espaciados en el tiempo. Pero ahora, el tiempo superó los plazos de impresión y los libros de texto ya no pueden mantenerse al día con los espectaculares, y repentinos cambios del mundo de hoy. Sin embargo, todavía seguimos haciendo hincapié en utilización de textos, muchos desactualizados.
Sin embargo hoy contamos con la investigación educativa que nos muestra diferentes modalidades de aprendizaje. Abrazamos la diferenciación en la enseñanza. Nos esforzamos por la inclusión de todos los estudiantes para aprender en un ambiente de enseñanza único, pero considerando las fortalezas individuales de aprendizaje. Hablamos de aprendizaje personalizado para cada estudiante, con planes individualizados de aprendizaje para maximizar el aprendizaje. Reconocemos que todos los niños se crean de forma diferente. Pero incluso teniendo en cuenta todo eso, estandarizamos su evaluación.
Hoy tenemos los innovadores de la educación como modelos. Y animamos a los maestros a dejar el pensamiento rígido, pero al tiempo los restringimos obligándolos a introducirse en la rigidez de métodos estandarizados. Por otro lado, queremos que nuestros estudiantes sean innovadores, pero requerimos a su vez que sean compatibles con los métodos de enseñanza del pasado.
¿Por qué seguimos limitando el tiempo de aprendizaje de nuestros estudiantes con el fin de prepararlos para las evaluaciones?
¿Cómo podemos seguir insistiendo en que los niños se limiten a abarrotarse de contenidos para una prueba en lugar de usar sus habilidades para conseguir esos contenidos en cualquier lugar y en cualquier momento?
¿Cómo podemos seguir preparando a nuestros estudiantes para una cultura tecnológica basada en habilidades de pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas mediante la evaluación de la retención de contenidos?
No podemos continuar por el camino actual de la educación si queremos preparar a nuestros hijos para su futuro. Nuestros hijos no vivirán en el mundo en el que crecieron. Nuestros niños no son recipientes vacíos para ser llenados con el contenido con el fin de pasar una prueba estandarizada.
Tenemos que prepararlos para que sean flexibles, pensadores críticos, y “solucionadores” de problemas. Tienen que ser capaces de ir más allá de las limitaciones de sus maestros y padres.
¿ Efectivamente estamos preparando a los alumnos para la vida? Seguramente vale la pena preguntárnoslo.