Amarse. El camino hacia un Corazón sano y poderoso

Todo lo que ocurre en nuestra vida y a su alrededor se decide al calor de nuestro corazón.*

Amarse a sí mismo es la clave esencial para encontrar la felicidad, que según nuestra convicción está fuera de nosotros, pero que sólo la encontramos dentro.

Para muchas personas amarse a sí mismas continúa siendo recompensarse comprando un montón de cosas o tomarse unas fabulosas vacaciones, pero si bien utilizar el placer físico para expresarse afecto resulta placentero, puede llegar a impedir tomar contacto con las emociones más profundas del corazón.

Amarse a sí mismo, significa tener valor para escuchar los mensajes de las turbulentas emociones del corazón.

Dónde con más frecuencia nos guía el corazón es hacia sanar al “niño herido” que hay dentro de cada uno de nosotros, que contiene estructuras emocionales lesionadas de nuestra infancia, en forma de recuerdos dolorosos, actitudes negativas e imágenes personales disfuncionales, y que al no haberse sanado, las heridas nos mantienen anclados en el pasado. Y como adultos continuamos actuando dentro de estas estructuras con otras modalidades que pueden dañar las relaciones afectivas, la vida personal y profesional, y la salud. Pero además, una vez que hemos aprendido a hablar el lenguaje de la heridología, se nos hace dificilísimo renunciar a los privilegios que acompañan al estar herido.

Amarse a sí mismo significa perdonar a las personas de nuestro pasado, a fin de que las heridas ya no puedan hacernos daño, porque nuestras heridas no hacen daño a quien nos hirió, sino a nosotros.

Amarse implica comprometernos a entrar en nuestro interior y llegar a conocer las heridas y observar si se han convertido en una forma de poder en nuestra vida actual. Fijarnos en el vocabulario o el discurso que elegimos, la fluidez con que utilizamos el lenguaje de la heridología, y formular nuevas formas de conversar con los demás y con nosotros mismos, que no estén sujetas al poder de las heridas. Vivir con aprecio o valoración y gratitud, identificando lo bueno que puede venirnos aún de nuestras heridas. Perdonar, que más que exonerar de culpa a quien nos ha causado daño, significa liberarnos del dominio que ejerce sobre nuestra psique el hecho de considerarnos víctimas. Invitar al cambio a que entre en nuestra vida, aunque sólo sea con su actitud. Recordar mantener nuestro espíritu en el momento presente. Y pensar siempre con amor.

Piensa bien y salda bien!

Fuente: *Caroline Myss  – ANATOMIA DEL ESPIRITU.
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