¿Dónde situamos nuestros pensamientos?
La ley de la flotación no se descubrió contemplando el hundimiento de las cosas,
sino la flotación de las cosas que lo hacen de forma natural e indagando
inteligentemente en por qué ocurre así.
THOMAS TROWARD
En los primeros tiempos de la construcción naval, los barcos se hacían de madera, con el argumento de que la madera flota en el agua y el hierro se hunde. Hoy en día, todos los barcos del mundo son de hierro. A medida que fue estudiándose la ley de la flotación se descubrió que cualquier cosa puede flotar siempre y cuando sea más ligera que la masa de líquido que desplaza. Y hoy en día podemos hacer que flote el hierro por la misma ley que hace que se hunda.
La palabra clave fue y es contemplar, es decir, dónde situamos nuestros pensamientos. Cada avance de este mundo fue creado por alguien que contempló lo que tenía intención de manifestar.
No podemos crear lo que deseamos si contemplamos lo que no está presente. Por el contrario, la forma de acceder a este principio creativo consiste en contemplar que nos rodean las condiciones que deseamos producir.
Los hermanos Wright no contemplaban las cosas quietas en el suelo. Alexander Graham Bell no contemplaba la no comunicación de las cosas, como Thomas Edison no contemplaba la oscuridad de las cosas.
Para que una idea salga a flote en en nuestra realidad realidad, tenemos que estar dispuestos contemplar lo que deseamos en lugar de lo que no tenemos. Entonces nuestros deseos empezarán a salir a flote, no a hundirse.
Piensa bien y saldrá bien!
Fuente: Wyne Dyer. “El Poder de la Intención”.