“Los niños miran con fastidio las escuelas, es verdad, pero es porque en ellas no se varía jamás su ocupación; no se trata de otra cosa que de enseñarles a leer y escribir, pero con un tesón de seis o siete horas al día, que hacen a los niños detestable la memoria de la escuela, que a no ser alimentados por la esperanza del domingo, se les haría mucho más irascible este funesto teatro de la opresión de su espíritu inquieto y siempre amigo de la verdad. ¡Triste y lamentable estado el de nuestra pasada y presente educación!”
(párrafo de la Memoria que leyó el licenciado don Manuel Belgrano abogado de los Reales Consejos y Secretario por su Majestad del Real Consulado de esta capital en la sesión que celebró su Junta de Gobierno el 15 de Julio del año 1796).
El 20 de Junio es el Día de la Bandera y es el Día de la Muerte de Manuel Belgrano fundiendo la conmemoración del día de nuestra insignia nacional con el recuerdo solemne de éste gran hombre de nuestra historia.
Por ello es importante recordar que Manuel Belgrano fue mucho más que el creador de la Bandera. Fue un soñador y revolucionario que invirtió todo su capital económico y humano en la Revolución. Pero además fue un funcionario público (Revolucionario y adelantado a su tiempo por cierto, según el párrafo transcripto anteriormente) que aspiró para Argentina una educación superior experimental y práctica; que valoró la educación artística como medio para enriquecer el acerbo cultural de los ciudadanos de una república por nacer; y que confió en el poder de la educación para la dignificación del hombre y para la solución de sus problemas sociales.
En definitiva, durante toda su vida, sea en gestión pública o no, Belgrano se interesó siempre por la educación en los distintos niveles, y fue además un precursor en fomentar la educación femenina. Desde su labor como secretario del Consulado, a partir de 1794 hasta los sucesos revolucionarios de 1810 propuso que los niños aprendan las primeras letras, conocimientos matemáticos básicos junto con el catecismo, para luego ser admitidos por los Maestros menestrales, quienes les enseñarían su oficio, teniendo éstos la obligación de mandarlos a la Escuela de dibujo. Propició la creación de una Escuela Práctica de Agricultores y otra de Comercio. Y ayudó al desarrollo de la Escuela de Dibujo y de la Escuela de Náutica, ambas, creadas en 1799. Para Belgrano fue importante también la educación femenina, para que las niñas y mujeres pudieran tener una mayor participación social y propuso la creación de escuelas gratuitas para niñas, en donde se les enseñaría a leer, escribir, bordar, coser, etc., para combatir en ellas la ociosidad, y hacerlas útiles en su hogar, y permitirles ganarse la vida en forma decorosa y provechosa.
Luego, en el año 1813 y ya en su función de militar revolucionario, al recibir dinero por el triunfo de las batalla de Salta y Tucumán lo dona para la creación de escuelas en Tarija, Jujuy, y Santiago del Estero. Dinero que jamás llegó a su destino y que Belgrano reclamó hasta los últimos días de su vida a los fines de que sea aplicado para la construcción de escuelas, a pesar de morir en la mas absoluta probreza.