6. Primer hábito de efectividad. SER PROACTIVO.

SER PROACTIVO:

Resumen: es la clave principal para adquirir los demás hábitos y significa que puedes ser responsable con tu vida y asumir una actitud de “yo puedo”. Aunque no hay que confundir el “puedo hacer” con ser insistente o agresivo. Observemos que la diferencia entre una persona proactiva y otra reactivas empieza desde el lenguaje. Las reactivas utilizan muchas frases como: No me hago responsable de mis actos. No puedo cambiar, etc. También su modo de pensar es que ellas son las víctimas y que todos están contra ellos, por lo que se ofenden fácilmente, culpan a los demás de todo, se enojan y dicen cosas que después lamentan. Los proactivos son totalmente diferentes porque toman la responsabilidad de lo que hacen, piensan antes de actuar, no se preocupan por lo que no pueden arreglar y procuran concentrarse en lo que sí. Por lo que podemos concluir que es muy importante poder controlar como reaccionamos a lo que nos sucede. El principio detrás de éste primer hábito es: “Siempre se puede elegir como responder”.

ADQUIERE EL HABITO DE LA PROACTIVIDAD.

Este hábito dice “Yo soy la fuerza. Yo soy el capitán de mi vida. Puedo elegir mi actitud. Soy responsable de mi propia felicidad o infelicidad. Yo estoy en el asiento delantero del conductor de mi destino y no soy sólo un pasajero”.

Ser Proactivo significa tener la libertad para escoger. Cuando somos Proactivos, escogemos como deseamos responder a las circunstancias en vez de reaccionar automáticamente a ellas.

Podemos encontrar dos tipos de personas, los Proactivos y los Reactivos, quienes toman la responsabilidad de sus vidas y quienes culpan; aquellos que hacen que las cosas sucedan, y aquellos a quienes las cosas les sucedieron. Las personas Proactivas piensan antes de actuar y reconocen que si bien no pueden controlar todo los que les sucede, sí pueden controlar lo que pueden hacer al respecto. Son calmados, y ejercen el control. Las personas Reactivas en cambio, toman decisiones con base a impulsos. Son como una lata de refresco. Si la vida las sacude un poco, la presión se acumula y de pronto explotan.

COMIENZA POR ESCUCHAR TU PROPIO LENGUAJE. Generalmente puedes notar la diferencia entre las personas Proactivas y Reactivas por el tipo de lenguaje que usan.

Pero además la gente Reactiva posee “victimitis”,  piensa que los demás están en su contra y que el mundo les debe algo, lo cual no es cierto.

Asimismo, se ofenden fácilmente. Culpan a los demás. Se enojan y dicen cosas que después lamentan. Se quejan. Esperan a que las cosas les sucedan. Cambian únicamente cuando no les queda otra.

Las personas Proactivas en cambio, son de un tipo totalmente distinto: No se ofenden fácilmente. Toman la responsabilidad de sus decisiones. Piensan antes de actuar. Vuelven a hacer el intento cuando les sucede algo malo. Siempre hallan la forma para que las cosas sucedan. Se concentran en las cosas en las que pueden hacer algo, y no se preocupan por aquello donde no tienen el control.

Claro que ser Reactivo es mucho más fácil , e indudablemente ser Proactivo es más difícil. Pero en realidad, no somos totalmente Reactivos o Proactivos todo el tiempo, sino que nos encontramos frecuentemente en un punto medio. La clave es adquirir el hábito de ser Proactivos para que puedas viajar en piloto automático y ni siquiera necesites pensar en ello.

LUEGO ENFÓCATE SÓLO EN AQUELLO QUE PUEDES CONTROLAR O INFLUIR. Existen muchas cosas que no podemos controlar, como el color de nuestra piel, nuestro lugar de nacimiento, los padres que tenemos o que equipo de fútbol ganara el próximo mundial. Lo que si podemos controlar es cómo reaccionamos a las cosas que nos suceden.

El círculo mas chico es el círculo de control o de INFLUENCIA. Incluye cosas sobre las que podemos ejercer control, tales como nosotros mismos, nuestras actitudes, nuestras decisiones, nuestras reacciones a todo lo que sucede alrededor. El círculo más grande es el círculo de no control o de PREOCUPACIÓN. Incluye las miles de cosas sobre las que no podemos hacer nada.

Las personas Proactivas se concentran en aquellas cosas que pueden controlar, en las que pueden influenciar. Así, consiguen más poder sobre sus vidas. Aprenden a vivir con las muchas cosas en las que nada pueden hacer. Tal vez no les guste, pero saben que no tiene caso preocuparse.

CUIDADO CON LOS «TENER» Y LOS «SER». Un modo de determinar cuál es nuestro círculo de control o de Influencia consiste en distinguir los «tener» y los «ser». El círculo de no control o de preocupación está lleno de «tener»:

  • «Me sentiré contento cuando tenga auto propio».
  • «Si tuviera un profesor que no fuera tan dictador…»
  • «Si tuviera una novia más paciente…»
  • «Si ya tuviera mi título…»
  • «Si tuviera más tiempo para mí…»

El círculo de influencia en cambio está lleno de «ser»:

  • puedo ser más paciente,
  • ser sensato,
  • ser cariñoso.

LA CLAVE: COMPROMETERSE Y MANTENER LOS COMPROMISOS. En el corazón mismo del círculo de influencia se encuentra nuestra aptitud para comprometernos y prometer, y para mantener compromisos y promesas. Allí también reside la esencia de nuestro crecimiento.

Gracias a las dotes humanas con las que nacemos podemos percibir áreas de debilidad, áreas que hay que mejorar, áreas de talento que pueden desarrollarse, áreas que hay que cambiar o eliminar de nuestras vidas. Y cuando reconocemos y actuamos sobre esas percepciones haciéndonos promesas y estableciéndonos metas que intentamos conseguir, adquirimos la fuerza de carácter que hace posible todas las otras cosas positivas de nuestras vidas.

Recordemos: hay dos modos de tomar de inmediato el control de nuestras vidas: Podemos hacer una promesa… y mantenerla. O establecer una meta… y trabajar para alcanzarla. El poder de comprometernos con nosotros mismos y de mantener esos compromisos es la esencia del desarrollo de los hábitos básicos de la efectividad. El conocimiento, la capacidad y el deseo están dentro de nuestro control. Podemos trabajar sobre cualquiera de esos tres elementos para mejorar el equilibrio entre los tres y ganar confianza en nosotros mismos.

Generemos rápidamente confianza en nosotros mismos, hagámonos una promesa y mantengámosla. Comencemos con algo pequeño. Cumplamos lo prometido y  fomentaremos nuestra  integridad, que es unir lo que decimos y lo que hacemos. Pregúntate: ¿Qué clase de promesa puedo haceme hoy y cómo voy a hacer que suceda?

SIGUE LA  TÉCNICA ES OPRIMIR EL BOTÓN DE “PAUSA”. En ocasiones, la vida se mueve muy rápido y nos acostumbramos a reaccionar de forma instantánea a todo, simplemente por costumbre. Si puedes aprender a hacer una pausa, ejercer control y pensar de que modo reaccionar, tomarás decisiones más prudentes. Recuerda que puedes hacerlo: Eres libre para elegir.

ENTRE CUALQUIER ESTÍMULO Y LA RESPUESTA tienes la libertad interior de elegir.  De hacer una PAUSA para pensar que hacer. Para ello abre tu caja de herramientas (con la que naciste) y utiliza tus cuatro herramientas humanas (Autoconocimiento, Conciencia, Imaginación y Voluntad independiente) para decidir qué hacer.

En la medida en que ejercitamos y desarrollamos esas dotes nos da poder para desplegar nuestro potencial humano. Recordemos: entre el estímulo y la respuesta está nuestra mayor fuerza: la libertad interior de elegir. Por ello, APRIETA EL BOTÓN DE PAUSA!!!

LAS CONSECUENCIAS Y LOS ERRORES. Somos libres para elegir nuestra respuesta en cualquier situación, pero al elegir también optamos por la consecuencia correspondiente. «Cuando uno recoge una punta del palo, también recoge la otra.»

Si bien somos libres para elegir nuestras acciones, no lo somos para elegir las consecuencias de esas acciones. Las consecuencias son gobernadas por leyes naturales. Están fuera del círculo de INFLUENCIA, en el círculo de preocupación. Podemos optar por ser deshonestos en nuestro trato con los demás. Y si bien las consecuencias sociales de esa conducta dependerán mucho de que nos descubran o no, las consecuencias naturales para nuestro carácter básico serán un resultado determinado. Nuestra conducta es gobernada por principios. Vivir en armonía con los principios tiene consecuencias positivas; y violarlos determina consecuencias negativas.

Sin duda, en la vida de todos hay momentos en los que recogemos lo que más tarde nos parece un palo equivocado. Nuestras elecciones tienen consecuencias que preferiríamos no padecer. Si pudiéramos elegir nuevamente, lo haríamos de otro modo. A esas elecciones las llamamos errores, y son la segunda cosa que merece una consideración más profunda. Tal vez el ejercicio más necesario de Proactividad consista en comprender que los errores pasados también están ahí afuera, en el círculo de preocupación. No podemos revocarlos, no podemos anularlos, no podemos controlar las consecuencias.

El enfoque Proactivo de un error consiste en reconocerlo instantáneamente, corregirlo y aprender de él.

En tanto que  no reconocer un error, no corregirlo ni aprender de él, es un error de otro tipo. Este segundo error, es un encubrimiento que le otorga una importancia desproporcionada, y causa en las personas un daño mucho más profundo. No es lo que los otros hacen ni nuestros propios errores lo que más nos daña; es nuestra respuesta. Nuestra respuesta a cualquier error afecta a la calidad del momento siguiente. Es importante admitir y corregir de inmediato nuestro error para volver a tener el poder.

PASOS QUE NOS AYUDAN A CRECER.

1. Pon atención a las palabras que digas en este día. Registra cuántas veces utilizas lenguaje reactivo. Escríbelas y guárdalas para releerlas cada vez que tengas ganas de trabajar en ti.

2. Haz algo hoy que siempre quisiste hacer pero nunca te atreviste. Abandona tu zona de seguridad y hazlo. Escríbelo y guárdalo. Podrás ver más adelante que te habías propuesto y como te fue con alcanzarlo.

3. Escribe una nota: “No permitiré que (alguien o algo) __________________________________ decida cómo me sentiré”. Pega la nota en tu espejo, en un cuaderno o en tu agenda, y consúltala con frecuencia.

Fuentes:
  • Stephen R.Covey. Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Paidós, 2009. El líder interior: cómo transmitir e inspirar los valores que conducen a la grandeza. Paidós, 2009. El octavo hábito: de la efectividad a la grandeza. 2005. Primero lo primero: vivir, amar, aprender, dejar un legado. Paidós, 1997. El liderazgo centrado en principios. Paidós. 1996.
  • Sean Covey. Los 7 habitos de los adolescentes altamente efectivos. Fireside. USA. 1998. Las 6 mas importantes decisiones que los adolescentes deberán tomar. Fireside. USA. 2006.
  • http://cursoadoslecentes-mergonzalez21.blogspot.com

 

Esta entrada fue publicada en Los hábitos de efectividad. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *