¿CUAL ES EL SISTEMA POLÍTICO PREFERIBLE?
1. Leer detenidamente el siguiente párrafo:
Desde un punto de vista ético, es decir, desde la perspectiva de lo que conviene para la vida buena, ¿cómo sería la organización política preferible, aquella que hay que esforzarse por conseguir y defender?
a) Como todo el proyecto ético parte de la libertad, sin la cual no hay vida buena que valga, el sistema político deseable tendrá que respetar al máximo ‑ o limitar mínimamente, las facetas públicas de la libertad humana: la libertad de reunirse o de separarse de otros, la de expresar las opiniones y la de inventar belleza o ciencia, la de trabajar de acuerdo con la propia vocación o interés, la de intervenir en los asuntos públicos, la de trasladarse o instalarse en un lugar, la libertad de elegir los propios goces de cuerpo y de alma, etc. Nuestro mayor bien ‑particular o común‑ es ser libres. Desde luego, un régimen político que conceda la debida importancia a la libertad insistirá también en la responsabilidadsocial de las acciones y omisiones de cada uno (digo omisiones porque a veces se hace también no haciendo). Por regla general, cuanto menos responsable resulte cada cual de sus méritos o fechorías (y se diga, por ejemplo, que son fruto de la «historia», la «sociedad establecida», las «reacciones químicas del organismo», la «propaganda», el «demonio» o cosas así) menos libertad se está dispuesto a concederle. En los sistemas políticos en que los individuos nunca son del todo «responsables», tampoco suelen serlo los gobernantes, que siempre actúan movidos por las «necesidades» históricas o los imperativos de la «razón de Estado».
b) El Principio básico de la vida buena, es tratar a las personas como a personas, es decir: ser capaces de ponernos en el lugar de nuestros semejantes y de relativizar nuestros intereses para armonizarlos con los suyos. si prefieres decirlo de otro modo, se trata de aprender a considerar los intereses del otro como si fuesen tuyos y los tuyos como si fuesen de otro. A esta virtud se le llama justicia y no puede haber régimen político decente que no pretenda, por medio de leyes e instituciones, fomentar la justicia entre los miembros de la sociedad. La única razón para limitar la libertad de los individuos cuando sea indispensable hacerlo es impedir, incluso por la fuerza si no hubiera otra manera, que traten a sus semejantes como si no lo fueran, o sea que los traten como a juguetes, a bestias de carga, a simples herramientas, a seres inferiores, etc. A la condición que puede exigir cada humano de ser tratado como semejante a los demás, sea cual fuere su sexo, color de piel, ideas o gustos, etc., se le llama dignidad.
Y fíjate qué curioso: aunque la dignidad es lo que tenemos todos los humanos en común, es precisamente lo que sirve para reconocer a cada cual como único e irrepetible. Pues bien,todo ser humano tiene dignidad y no precio, es decir, no puede ser sustituido ni se le debemaltratar con el fin de beneficiar a otro. Cuando digo que no puede ser sustituido, no me refiero a la función que realiza (un carpintero puede sustituir en su trabajo a otro carpintero) sino a su personalidad propia, a lo que verdaderamente es; cuando hablo de «maltratar» quiero decir que, ni siquiera si se le castiga de acuerdo a la ley o se le tiene políticamente como enemigo, deja de ser acreedor a unos miramientos y a un respeto. Es la dignidad humana lo que nos hace a todos semejantes justamente porque certifica que cada cual es único, no intercambiable y con los mismos derechos al reconocimiento social que cualquier otro.
c) Tomarse al otro en serio, poniéndonos en su lugar, consiste no sólo en reconocer su dignidad de semejante sino también en simpatizar con sus dolores, con las desdichas que por error propio, accidente fortuito o necesidad biológica le afligen, como antes o después pueden afligimos a todos. Enfermedades, vejez, debilidad insuperable, abandono, trastorno emocional o mental, pérdida de lo más querido o de lo más imprescindible, amenazas y agresiones violentas por parte de los más fuertes o de los menos escrupulosos… Una comunidad política deseable tiene que garantizar dentro de lo posible la asistencia comunitaria a los que sufren y la ayuda a los que por cualquier razón menos pueden ayudarse a sí mismos. Lo difícil es lograr que esta asistencia no se haga a costa de la libertad y la dignidad de la persona. A veces el Estado, con el pretexto de ayudar a los inválidos, termina por tratar como si fuesen inválidos a toda la población. Las desdichas nos ponen en manos de los demás y aumentan el poder colectivo sobre el individuo: es muy importante esforzarse porque ese poder no se emplee más que para remediar carencias y debilidades, no para perpetuarlas bajo anestesia en nombre de una «compasión» autoritaria.
Quien desee la vida buena para sí mismo, de acuerdo al proyecto ético, tiene también que desear que la comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia.
2. Actividad.
Texto: Extracto del Capítulo 9, “Elecciones Generales” del libro “Etica para Amador”, de Fernando Savater. Y bibliografía a la que se pueda acceder sobre la temática.
Palabras claves: Libertad. Responsabilidad. Dignidad. Justicia. Asistencialismo. Derechos humanos.
Problema: ¿CREES QUE EL SISTEMA POLÍTICO ARGENTINO HA INTENTADO ESTABLECER ESAS EXIGENCIAS MÍNIMAS? ¿SI?. ¿NO?. EXPLICAR TU RESPUESTA.
Estrategia metodológica de trabajo: Leer con atención el texto, en forma individual y en grupo; Relacionar las palabras claves de acuerdo al texto a fin de comprender y fijar su significado en el contexto de la lectura; Definir las palabras claves. Y responder el problema investigado.
Presentación: Trabajo escrito. Impreso/manuscrito. La extensión de la reflexión no excederá una carilla de hoja A4. Tipo y tamaño de la letra: Arial 12. Interlineado espaciado 1,5. Señalar las fuentes bibliográficas que se utilicen.
Se evaluará el compromiso con la atención de las consignas del trabajo.