El imperialismo
1. DEL COLONIALISMO TRADICIONAL AL IMPERIALISMO.
El tránsito del colonialismo tradicional al imperialismo se produjo en la 1ª mitad del siglo XIX y estuvo marcado por la crisis del antiguo colonialismo expresada en la pérdida de las colonias americanas de Gran Bretaña y España, la desaparición de las doctrinas económicas mercantilistas[1] y la lucha por la abolición de la esclavitud. La expansión continuó durante la 2ª mitad del siglo, fruto de la pretensión de ganar nuevas áreas de influencia, alentada por la industrialización europea -ávida de nuevos mercados[2] y el desarrollo técnico y militar. Otros factores que contribuyeron a dicha expansión fueron las exploraciones geográficas y misioneras en busca de la extensión de la ciencia y el cristianismo respectivamente. Esta nueva fase del colonialismo, que recibe la denominación de imperialismo, tendía a la formación de grandes imperios y constituyó una constante fuente de conflictos que desembocaron en la 1ª Guerra Mundial.
2. LA ERA DEL IMPERIALISMO.
Es el periodo que comienza aproximadamente en 1875 y culmina con la primera guerra mundial. En esa época algunos países comienzan su expansión repartiéndose económica y políticamente el mundo.
Entre las potencias colonialistas e destacan: Inglaterra. Francia, Alemania, Bélgica, Portugal, Italia y España, EEUU fue creciendo en importancia en el siglo XX. Inglaterra conquistó la India y algunos territorios de África. Francia se extendió por el norte y centro de África y sudeste de Asia.
3. EL IMPERIALISMO: Es el sistema político y económico por el cual los países más poderosos dominan o pretenden ejercer su control sobre otros pueblos. El término imperialismo hace referencia a la actitud, doctrina o acción que conduce al dominio de un estado sobre otro u otros mediante el empleo de la fuerza militar, económica o política. A diferencia del colonialismo, tiene fuertes connotaciones nacionalistas: los estados que lo practicaron pretendían la conquista sistemática de la mayor cantidad posible de territorios con el objetivo de alcanzar el rango de potencias mundiales. No buscaban tanto la transformación cultural de estas zonas como su control político, económico y militar. Este proceso adquirió nitidez en el último tercio del siglo XIX.
3.1. EL COLONIALISMO: Es cuando la autoridad es ejercida directamente, por conquista o anexión territorial, por el país imperialista o metrópoli, perdiendo el país sometido o colonia[3] su soberanía. Suele aludir a las primeras fases de la expansión europea, durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Las metrópolis controlaron una serie de territorios, explotados económicamente, que alentaron relaciones de subordinación con los pueblos autóctonos de la zona, a los que impusieron sus estructuras y formas de vida. Las Colonias pueden ser de asentamiento si fueron fundadas por emigrantes europeos para trabajar y vivir en ellas, o colonias comerciales, si fueron conquistadas para obtener materias primas (como en Asia y África) y son explotadas por compañías privadas con el aval y la protección del gobierno de su país de origen. Tras la Segunda Guerra Mundial, se desarrolló un amplio movimiento de descolonización. Éste concluyó con la independencia de la mayor parte de los territorios integrados en los grandes imperios europeos y su transformación en estados independientes.
3.2. NEOCOLONIALISMO: se produce cuando el país sometido es independiente políticamente, la dominación se ejerce sobre su economía, mediante la acción directa de grandes compañías monopólicas extranjeras, (es decir cuyos capitales son del país imperialista) que son dueñas de recursos básicos de del país neocolonial o por medio de la subordinación financiera (créditos y préstamos) que condicionan la vida política de estos territorios.
4. CAUSAS DEL IMPERIALISMO:
4.1. Demográficas: En el período comprendido entre 1850 y 1900 la población europea pasó de 300 a 450 millones de almas. Este incremento demográfico continuó en ascenso hasta 1914. Las penosas condiciones de vida de la clase trabajadora en los países industrializados animó a muchos a buscar mejores perspectivas de vida en los territorios que iban ocupándose. Parte de esa población fue absorbida por los territorios coloniales a través de una persistente inmigración. Los avances médicos, como el uso de la quinina[4], contribuyeron en gran medida a estas migraciones, ya que permitieron combatir con éxito enfermedades endémicas como el cólera, tifus o el paludismo que hasta entonces habían hecho inhabitables para el hombre blanco extensos territorios.
4.2. Causas económicas: La búsqueda de nuevos territorios donde invertir el exceso de capitales acumulados. Éstos encontraron una productiva salida en la financiación de infraestructuras tales como ferrocarriles, puertos o grandes obras de ingeniería (canal de Suez, Canal de Panamá, etc.). La exploración y conquista de zonas donde conseguir materias primas y energéticas abundantes y baratas. A las colonias se les asignó el papel de abastecer a las industrias metropolitanas. El control de espacios donde establecer mercados que asegurasen en régimen de monopolio la colocación de los productos industriales. La utilización de una mano de obra no cualificada pero barata y dócil (en ocasiones esclava), que redujo los costes de extracción de las materias primas y contribuyó al éxito de la agricultura de plantación.
4.3. Causas políticas: En el último tercio del siglo XIX el nacionalismo que en sus inicios había estado ligado al liberalismo y el romanticismo se transformó en un movimiento conservador y significado componente del imperialismo. Los estados adoptaron una política de prestigio en un intento de atraerse a las masas populares y desarrollaron una acción diplomática dirigida por fuertes personalidades (Bismarck, Chamberlain, Jules Ferry, Leopoldo de Bélgica, Cecil Rhodes, etc.) quienes, apoyadas en gran medida por la prensa y otros medios, propugnaron desde una postura chovinista la formación y consolidación de extensos dominios coloniales. Además las potencias ambicionaban alcanzar la hegemonía colonial mediante el control comercial y militar de las rutas marítimas y terrestres, al tiempo que obstaculizaban por todos los medios la expansión de sus rivales. Esta política alimentó incontables episodios de tensión y conflicto que constituyeron el preludio de la Primera Guerra Mundial
4.4. Causas Científicas y técnicas. A lo largo del siglo XIX se irá completando el proceso de exploración del planeta iniciado en el siglo XV. Muestra de ello fue el fomento de estudios geográficos, geofísicos y geológicos. Desde mediados de siglo una serie de autores (Julio Verne, Kipling, Jack London, etc.) alentaron lacuriosidad y la aventura a través de obras que evocaban ambientes envueltos en un halo de misterio, difundidas a través de publicaciones periodísticas o literarias repletas de atractivas ilustraciones. Las sociedades geográficas alcanzaron una enorme importancia y contribuyeron a propagar esa afición mediante conferencias y congresos. También organizaron expediciones de carácter antropológico y biológico que, en todo caso, sirvieron para crear nuevas rutas de índole militar o económica. Se exploraron los grandes ríos africanos como el Nilo, Níger, Congo o Zambeze, llevadas a cabo por periodistas (Stanley), misioneros (Livingstone) o aventureros (De Brazza). Se penetró en Asia llegando al Himalaya, se atravesó Siberia y el desierto australiano y, finalmente (ya en el siglo XX), fueron alcanzados el Polo NortePeary) y el Polo Sur (Amundsen). Las tesis darwinistas[6], con sus presupuestos sobre la evolución de las especies, fueron extrapoladas al campo social con el fin de justificar el predominio de los más aptos (los blancos) sobre los menos aptos.
La superioridad técnica se hizo abrumadora en el campo militar (armas de fuego, transporte masivo y rápido, esmerada organización, etc.), procurando una ventaja a los conquistadores que palió con creces su inferioridad numérica.
4.5. Causas ideológicas. Desde posiciones nacionalistas y chovinistas[7] se desarrollaron teorías racistas que justificaban e impulsaban la expansión territorial, con o sin el consentimiento de los pueblos autóctonos. En sus formas más moderadas el racismo se disfrazó en ocasiones de un paternalismo que sostenía la necesidad del hombre blanco de “rescatar del atraso” a las poblaciones autóctonas mediante la instrucción y la educación. En esa labor destacó la actividad misionera de las iglesias cristianas anglicana, católica y protestante, que causó gran impacto en las poblaciones indígenas que poseían una mentalidad totalmente ajena a la occidental. En todas esas posiciones subyacía una ideología de carácter etnocentrista que ensalzaba la cultura europea y occidental y descalificaba al resto, considerado bárbaro, salvaje y primitivo.
5. LOS IMPERIOS
5.1. El imperio Británico – La Gran Bretaña. Fue el más extenso de todos, comenzó a formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la madurez durante el largoreinado de Victoria (1837-1901). Hasta entonces había controlado fundamentalmente territorios costeros o islas con claras aspiraciones comerciales o estratégicas. Sus colonias reubicaban en los 5 continentes. La India fue sin duda el dominio más importante. Beluchistán (en el actual Pakistán) o Afganistán. Malaca y Singapur. Birmania. China, que se vio obligada a ceder Hong Kong. Malta y Suez. Pronto intervino en Egipto que aunque conservó nominalmente su independencia en realidad fue controlado por franceses y británicos. Rodesia, hoy repartidos entre Zimbabwe y Zambia. Esta expansión se completó con la incorporación de Nigeria, parte deSomalia(1884), Kenia y Uganda. En el control del valle del Nilo chocó contra la otra gran potencia imperialista de África: Francia. Estos dominios se completaron con algunos archipiélagos del Pacífico. La penetración europea se realizó siguiendo las pautas de formación de colonias de poblamiento que sirvieron de drenaje a los excedentes demográficos británicos y del norte de Europa, provocando en muchos casos la casi total desaparición de las poblaciones indígenas.
En América, Canadá redondeó este imperio universal. Fue convertida endominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de autonomía.Honduras, Jamaica o Guayana constituyeron asimismo posesiones británicas.
5.2. IMPERIO FRANCÉS
Constituyó en el siglo XIX, tras el británico, el segundo gran imperio en importancia y extensión. Su más significado impulsor fue Jules Ferry quien intentó mediante la política imperialista contrarrestar la derrota infringida por los prusianos en 1870 y estimular la autoestima nacionalista francesa. A comienzos de la centuria las posesiones ultramarinas de Francia se centraban en las Antillas y algunas plazas de la India. Pero a mediado el siglo los territorios bajo su dominio se incrementaron y se extendían por todo el orbe:
En África: conquistó Argelia, centro de los dominios del noroeste del continente. El territorio conocido como Congo francés (el otro sería el belga) fue declarado colonia en 1881. En 1898 consiguió Madagascar, pero tras el incidente de Fachoda[8] con los británicos abandonó el proyecto de unir los extremos Este y Oeste del continente que le hubiesen permitido abrirse a los océanos Atlántico e Índico a través de Sudán. Además de los problemas con Gran Bretaña, la expansión francesa por África no estuvo exenta de tropiezos con otras potencias, como es el caso de Alemania. En un deseo de resarcirse de la pérdida de Sudán (tras Fachoda) proyectó controlar todo el Magreb (en especial Marruecos), pero entró en colisión con Alemania, dando origen a la crisis de 1905 que sería, solventada tras la Conferencia de Algeciras (1906). En 1911 se desató entre ambas potencias un nuevo conflicto que se saldó con la concesión de la ampliación del territorio de Camerún en beneficio de Alemania. Estas desavenencias hay que enmarcarlas en el clima de tensión que vivía la política internacional en la antesala de la Primera Guerra Mundial. En Asia Conquistó Indochina: Birmania, Laos, Tailandia, Vietnam (Annam y Tonkín), Camboya y Malasia, formando con ellos la “Unión Indochina”. En Oceanía Dominó Nueva Caledonia y otras islas del Pacífico. En América Controló en el océano Pacífico Tahití y las Islas Marquesas y el archipiélago de Miquelón en Canadá. En América del sur controló la Guayana.
5.3. OTROS IMPERIOS EUROPEOS
5.3.1. RUSIA
No se proyectó fuera de su propio ámbito geográfico y buscó su expansión terrestre por Asia siguiendo la tradición iniciada en el siglo XVI. La acción expansiva rusa en el siglo XIX se dirigió en tres direcciones: incorporación de las tierras al sur del Cáucaso, zona costera del Pacífico (Vladivostok), Turquestán y Pamir. En el intento de dominio de Manchuria, Rusia será derrotada por Japón en 1905.
5.3.2. Alemania e Italia
Ambos países, ocupados en su proceso de unidad nacional, se incorporaron tardíamente a la empresa imperialista. Alemania logró anexionarse tras la Conferencia de Berlín algunas posesiones africanas: Togo, Camerún y Tanganica; en Oceanía: Nueva Guinea y los archipiélagos de Bismarck, Marianas y Carolinas (éstas últimas compradas a España por Guillermo II en 1899). Italia ocupó una serie de territorios africanos: Eritrea, la costa somalí del océano Índico, pero fue derrotada en Adua (Abisinia). Más tarde arrebató Trípoli y la Cirenáica (en la actual Libia) a Turquía.
5.4. Bélgica. Se aseguró el dominio de la cuenca del Congo que tras el Congreso de Berlín en 1885 fue incorporado a la soberanía personal del rey Leopoldo II.
5.5. Portugal y España. Portugal reafirmó y aseguró su presencia en Angola y Mozambique, pero su proyecto de unir ambos territorios fracasó. España, tras una guerra con USA, perdió en 1898 sus colonias de Cuba, Puerto Rico, Guam (Oeste del Océano Pacífico) y Filipinas. Sin embargo, conservó en África Occidental Ifni, Rio Muni y Fernando Poo.
5.6. LOS IMPERIOS NO EUROPEOS
Estados Unidos. Tras la Guerra de Secesión (1861-1865) iniciaron su expansión colonial con la compra de Alaska a Rusia y la guerra con España (1898), que le confirió el dominio del Caribe (Puerto Rico) y la influencia sobre Cuba. En Asia arrebató Filipinas a España. Sin embargo, gran parte de la acción imperialista de USA se concentró en la conquista de los enormes territorios situados al Oeste de las primigenias 13 Colonias. El proceso alcanzó su máximo apogeo en el período comprendido entre 1860 y 1890, concluyendo con la derrota de la resistencia aborigen. No obstante el imperialismo norteamericano se fundamentó no tanto en la ocupación de territorios fuera su ámbito geográfico como en el control económico que ejerció sobre todo el continente americano.
Japón. Tras la Revolución Meiji y su rápida industrialización se anexiona diversos territorios asiáticos: Formosa y Corea a costa de China. Más tarde lo hará con Manchuria.
6. ORGANIZACIÓN DE LOS IMPERIOS COLONIALES
Varió según las circunstancias y el lugar, adoptando diversas formas: desde las relaciones diplomáticas a la simple conquista acompañada del exterminio de los pueblos aborígenes. El uso que se dio a los territorios sojuzgados también fue diverso. Hubo diferentes formas de dominación y organización colonial:
Las colonias de administración directa: Territorios que por el derecho de conquista habían caído en la órbita de la metrópoli. Ésta imponía sus funcionarios y sus instituciones, organizando la administración. Fueron las más extendidas.
Protectorados: Territorios donde se respetaba el gobierno indígena responsable de la actividad interior del área, mientras la política exterior y militar era gestionada por la metrópoli. En la práctica, al seguir las directrices marcadas por ésta, los protectorados quedaban sujetos a la soberanía de la potencia con la que habían pactado. Fue un modelo utilizado por Francia (Marruecos) y Reino Unido (Birmania).
Dominios: Territorios con mayoría de colonos respecto a la población indígena que consiguieron un amplio autogobierno limitado por un gobernador metropolitano. Fueron los casos de Canadá, Australia y Nueva Zelanda respecto a Gran Bretaña.
Territorios metropolitanos: Considerados como una prolongación de la metrópoli. Por ejemplo, Argelia con respecto a Francia.
Concesiones: Territorios cedidos o alquilados por estados independientes a la metrópoli, codiciados por su interés estratégico o comercial. Fue el caso de China que, tras la Guerra del Opio, hubo de ceder algunos de sus puertos (Hong Kong) al Reino Unido.
7. RESISTENCIA AL IMPERIALISMO
Pese a la superioridad técnica y militar de los colonizadores, la penetración en determinados territorios no estuvo exenta de conflictos con sus habitantes; en algunos casos supusieron auténticos descalabros militares para los ejércitos imperialistas. Por otra parte, no toda la población metropolitana estuvo de acuerdo en la acción agresiva de sus propios estados. Pronto surgieron voces contrarias a lo que consideraban una agresión y un expolio injustificables.
7.1. La resistencia al imperialismo en las colonias
Estuvo más o menos organizada y osciló entre la creación de sociedades secretas articuladas en torno a la idea de conservación de los valores culturales autóctonos, y la acción violenta surgida como reacción a la explotación y represión alentada desde las metrópolis. Por su importancia destacaron los siguientes conflictos:
China: La guerra del opio (1839-1842): conflicto que mantuvieron China y Gran Bretaña entre los años 1839 y 1842. El desencadenante del mismo fue la introducción en China de opio cultivado en la India y comercializado por la compañía británica de las Indias Orientales, administradora de la India. El comercio del opio fue rechazado y prohibido por el gobierno chino. La Corona británica a enviar una flota de guerra que finalmente derrotó a la China. Como consecuencia de este descalabro el emperador chino hubo de firmar el Tratado de Nanking, por el que se obligaba a China al libre comercio -el del opio incluido- con Inglaterra, a través de cinco puertos (el más importante de ellos Cantón) así como a la cesión de la isla de Hong Kong durante 150 años.
India: La revuelta de los cipayos. 1857-1859: Los cipayos eran soldados indígenas encuadrados dentro del ejército británico de la India. En 1857 se rebelaron contra la metrópoli. El detonante de la revuelta estuvo ligado a razones de índole religiosa: el uso de grasa de cerdo (animal considerado impuro por hindúes y musulmanes) en la munición de un nuevo modelo de fusil utilizado por el ejército. Sin embargo, tras esta causa subyacían otros motivos de mayor calado, como los abusos cometidos por la Compañía comercial de las Indias Orientales, desafortunados cambios administrativos o las expropiaciones de tierras en el Norte de la India. La revuelta fue sofocada pero, como consecuencia de ella, la Cía. de las Indias Orientales fue disuelta y el territorio pasó a ser administrado directamente por la Corona Británica, es decir, por la reina Victoria I.
China: La rebelión de los bóxers. 1900 La rebelión de los bóxers fue la expresión del descontento chino frente a las injerencias económicas y políticas de las potencias europeas, evidenciadas a través de las “guerras del opio” contra G. Bretaña (1839-1842 y 1856-1860) y contra Japón (1894-1895). Su objetivo era expulsar a los extranjeros de China. En 1899 emprendieron una campaña de terror por el norte del país que, inicialmente, se dirigió contra misioneros cristianos. En 1900 estalló la rebelión en Pekín contra los extranjeros y las legaciones internacionales. La revuelta fue atajada por la acción militar combinada de diversas potencias: británica, francesa, japonesa, rusa, alemana y estadounidense. La Corona China, en manos de la emperatriz Ci Xi, alentó encubiertamente a los rebeldes; la derrota puso en tela de juicio el papel ejercido por la dinastía manchú y precipitó su caída en 1911, siendo proclamada la República China.
África: Etiopía (1886) y Guerra zulú (1879). Etiopía (Abisinia) En este territorio los pueblos autóctonos guiados por el emperador Menelik II inflingieron una dura derrota al ejército invasor italiano en Adua (1886). Etiopía consiguió de ese modo escapar del dominio extranjero. Más tarde, en 1912, Italia invadió Libia, territorio que controló con mayor o menor fortuna hasta 1945. Durante la década de los veinte las tribus beduinas unidas en torno al líder Omar el-Mukhtar le opusieron una fuerteresistencia
La guerra zulú. 1879. Los zulúes constituyen una etnia asentada en el sur de África, especialmente en la región de Natal. El asentamiento de grupos de colonos europeos, primero de origen holandés (los bóers) y más tarde británicos, provocó tensiones que desembocaron en una guerra, iniciada en 1879. Los invasores fueron derrotados en diversas ocasiones por el caudillo Cetshwayo quien estuvo al mando de tropas muy bien adiestradas y organizadas. Finalmente la superioridad técnica y material británica consiguió doblegar la resistencia de los aborígenes y condujo a la creación del protectorado de Zululandia.
Norte América: La conquista del Oeste A lo largo del siglo XIX se produjeron numerosas disputas entre los aborígenes Pero estos conflictos se agudizaron durante la década de los cuarenta en forma de guerras más o menos virulentas, fruto de las cuales los indígenas norteamericanos (apaches, navajos, arapajoes, cheyenes, sioux, etc.) perdieron sus tierras. resultado de este proceso fue su reclusión en reservas, localizadas la mayor parte de las veces en lugares alejados a los que no se sentían vinculados ni geográfica ni culturalmente.
8. La oposición al imperialismo en las metrópolis
En el seno de las potencias imperialistas se alzaron voces que desautorizaron la política expansionista de sus gobiernos. Esta oposición arrancó a finales de siglo XIX para hacerse más fuerte ya en el XX. Generalmente fueron las formaciones políticas y los intelectuales de izquierda los que denunciaron los excesos cometidos sobre los pueblos sometidos y su posterior explotación. Significativa fue la labor de la Segunda Internacional, que en el Congreso de Stuttgart (1907) denunció la política imperialista. Lenin en su obra “El Imperialismo, fase superior del capitalismo” apoyaba la alianza entre los movimientos de independencia de las colonias y la clase trabajadora de las metrópolis a fin de realizar la revolución. Otras conciencias que criticaron esa política fueron las de algunos misioneros, testigos de primera línea de la actuación imperialista.
9. LOS CONFLICTOS ENTRE POTENCIAS IMPERIALISTAS.
Durante el siglo XIX, a medida que progresaba la expansión colonial, se produjeron disputas entre las potencias imperialistas en su intento por controlar territorial, política y militarmente amplias áreas de África, Asia y Oceanía.
9.1. Destacaron dos conflictos:
La guerra anglo-bóer (1899-1902) Los bóers (también llamados afrikáners) eran granjeros de origen holandés que se habían establecido en la zona de El Cabo a mediados del siglo XVII. De fe calvinista y profundamente racistas, habían despojado a los aborígenes de sus tierras. Entre 1835 y 1845 hubieron de retirarse de esos territorios ante la presión de los colonos británicos y se establecieron en las zonas más norteñas de Orange y Transvaal. Es en esta zona donde chocaron de nuevo los intereses de los colonos británicos (en su mayoría mineros) y los de los bóers (fundamentalmente ganaderos y agricultores). El conflicto se inició tras el descubrimiento en 1886 de ricos yacimientos de oro y diamantes en los territorios bóers.
El incidente de Fachoda (1898-1899) Sudán, donde coincidieron franceses y británicos que pretendían la construcción de un ferrocarril que uniese parte de sus respectivas colonias africanas. La retirada de los franceses ante la inferioridad numérica de sus tropas permitió a los británicos controlar la región de Sudán, consiguiendo con ello el dominio casi ininterrumpido de los territorios que enlazaban el norte y el sur de África.
9.2. El Congreso de Berlín. Con la pretensión de evitar esos conflictos en 1884 se reunieron en Berlín los representantes de 12 estados europeos más los de Estados Unidos y Turquía para concretar sus respectivas posiciones en el reparto de África.
Esta conferencia supuso un intento de atenuar por la vía diplomática las diferencias que entrañaba la competencia imperialista en dicho continente.
Tras la reunión subyacía la pretensión del canciller Bismarck de hacer de Alemania una potencia imperialista. Alemania había llegado con retraso al reparto colonial y deseaba ostentar una posición internacional acorde a su potencial económico y político. También fueron tratados otros asuntos como el aseguramiento del Congo belga bajo el dominio personal del rey Leopoldo II o la resolución de las tensiones originadas por las coincidentes aspiraciones de Francia y Gran Bretaña sobre Egipto.
9.3. En el Congreso de Berlín se adoptaron las siguientes resoluciones: Se reconocía a Leopoldo II el dominio exclusivo del Congo belga, frente a las ambiciones francesas sobre parte de esa colonia. Gran Bretaña y Francia habían de resolver por sí mismas sus diferencias. Se determinó que aquella potencia que controlara el litoral de un territorio ostentaría de hecho la autoridad sobre el interior del mismo. Ello estimuló la penetración desde la costa hacia el interior del continente en una frenética lucha por hacerse con la mayor extensión posible e impedir que los rivales hiciesen lo mismo.
El Congreso o Conferencia de Berlín se ciñó exclusivamente a los asuntos concernientes al continente africano, dejó de lado las restantes zonas de proyección imperialista. Aceleró el proceso de reparto, de hecho pocos años más tarde (salvo Liberia y Abisinia) no existía en África ningún territorio que se sustrajera a la dominación europea. A pesar de los intentos por canalizar pacíficamente el proceso imperialista, los enfrentamientos se agudizaron en la primera década del siglo XX, constituyendo la antesala de la I Guerra Mundial. |
10. CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO.
10.1. Consecuencias para las colonias:
Demográficas: En general, la población se incrementó como consecuencia de la disminución de la mortalidad[5], ocasionada por la introducción de la medicina moderna occidental y la persistencia de altas tasas de natalidad[6]. Ello se tradujo en un desequilibrio entre población y recursos que hoy día constituye un grave problema para los estados surgidos de la descolonización. No obstante, en algunas zonas la población autóctona sufrió una drástica reducción (especialmente en los inicios del imperialismo) como consecuencia de la importación de enfermedades desconocidas (viruela, gripe, etc.). En otros lugares, la población indígena fue simplemente reemplazada por colonos extranjeros.
Consecuencias económicas: Para la puesta en marcha de la explotación económica de los territorios ocupados se hizo necesario el establecimiento de unas mínimas infraestructuras. De ese modo fueron creados puertos, ferrocarriles y carreteras encaminados a dar salida a las materias primas y agrícolas que iban destinadas a la metrópoli. Las colonias se convirtieron en abastecedoras de las mercancías necesarias para el funcionamiento de las industrias metropolitanas, en tanto que éstas colocaban las manufacturas en sus dominios. La economía tradicional basada en una agricultura autosuficiente y de policultivo fue sustituida por otra de exportación, en régimen de monocultivo, ocasionando la desaparición de las formas ancestrales de producción y la extensión de cultivos como el del café, cacao, caucho té o caña de azúcar. Amplias zonas fueron roturadas para ser adaptadas a las nuevas exigencias económicas, dando lugar a notables cambios del paisaje y graves alteraciones del medio natural.
Consecuencias sociales: La burguesía[7] procedente de las metrópolis, integrada por comerciantes, funcionarios y terratenientes, copó los niveles altos y medios de la sociedad colonial. Hubo casos en que ciertos grupos autóctonos fueron asimilados por los colonizadores y pasaron a formar parte de la cúspide social. Esto ocurrió fundamentalmente con las antiguas élites dirigentes, miembros de algunos cuerpos del ejército y funcionarios de la administración colonial. Contrastando con esa minoría, la mayor parte de la población autóctona fue objeto de un generalizado proceso de proletarización[8] que incrementó las abundantes reservas de mano de obra destinada a la creación de infraestructuras y a la agricultura de plantación.
Consecuencias políticas: El mayor o menor grado de dependencia de las respecto a la metrópoli estuvo determinado por el tipo de organización administrativa que les fue impuesta. Esa imposición no estuvo exenta de conflictos que constituyeron el germen del antiimperialismo. Habitualmente fueron protagonizados por las clases medias nativas occidentalizadas, que reclamaban a la metrópoli un mayor respeto a las tradiciones autóctonas y la participación en las decisiones que se adoptaban sobre los territorios administrados. En muchos casos los naturales de las colonias demandaron los mismos modos democráticos que las metrópolis defendían para sí mismas pero negaban a sus colonias: libertad, igualdad, soberanía nacional, etc.
Un ejemplo temprano que plasmó el espíritu de estos movimientos fue la creación del Partido del Congreso de la India, liderado por Mohandas K. Gandhi, que extendió su influencia por las capas más desfavorecidas de la sociedad colonial.
Consecuencias culturales: El imperialismo ocasionó la pérdida de identidad de los pobladores indígenas e implantó los patrones de conducta, la educación y la mentalidad de los colonizadores. La lengua de los dominadores (especialmente el inglés y el francés) fue impuesta, conduciendo a un fuerte grado de aculturación[9].La religión cristiana (católica, anglicana o protestante) desplazó a los credos preexistentes en muchas zonas de África o bien se fusionó con ellos, dando lugar a creencias de carácter sincrético[10]. Sin embargo en el mundo musulmán y Asia la experiencia evangelizadora fue escasa comparada con la del África negra, debido al arraigo de antiguas y complejas religiones, como el budismo y el hinduismo.
Consecuencias ecológicas: La introducción de nuevos métodos de explotación agrícola y de especies animales y vegetales inéditas, provocó profundas alteraciones o la absoluta destrucción de los ecosistemas naturales.
De ese modo el bisonte, esencial en la vida y cultura de numerosos pueblos indios de Norteamérica, fue casi exterminado por cazadores blancos; el conejo se convirtió en una auténtica plaga tras ser introducido en Australia y carecer de depredadores naturales.Las grandes selvas tropicales se vieron sometidas a una intensa deforestación causada por la sobreexplotación de los recursos madereros y la expansión del monocultivo de plantación; los ríos fueron contaminados con metales pesados (mercurio y otros) como consecuencia de los métodos aplicados a la extracción de metales preciosos y los desechos procedentes de la actividad minera.
10.3. Consecuencias para la metrópolis.
Desde el punto de vista económico. El imperialismo sirvió de estímulo a la industrialización en aquellas áreas donde aún era débil y favoreció su consolidación allí donde ya estaba en marcha. De todos modos, el principal objetivo de las metrópolis fue la obtención de materias primas abundantes y baratas y la colocación de los productos manufacturados por sus industrias en las colonias.
Desde el punto de vista internacional. Constituyó una inagotable fuente de tensiones y conflictos –las crisis marroquíes fueron un ejemplo- que culminaría en el estallido de la Primera Guerra Mundial.
[1] Conjunto de doctrinas económicas, poco sistematizadas que se desarrolla en Europa y sus colonias a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. Sus principales características son: Considera que la riqueza de un país depende de la cantidad de oro y plata atesorable dentro de sus fronteras. Para acumular oro y plata es necesario incentivar las exportaciones y reducir las importaciones. Para conseguir esto último, se establecen altas tasas aduaneras que graven los productos extranjeros y disuadan a los potenciales compradores de los mismos. Para poder exportar es necesario impulsar las manufacturas. Éstas han de estar sometidas a una estricta reglamentación estatal. El comercio ha de desarrollarse mediante la creación de compañías dependientes del Estado. A fin de conseguir los mencionados objetivos la economía ha de ser regulada por el Estado. Su principal valedor fue Colbert, ministro de Luis XIV de Francia.
[2] La globalización de la economía se produjo como consecuencia de la necesidad de materias primas y el control de nuevos mercados donde vender los excedentes industriales. Las principales potencias se embarcaron en la conquista y control de amplios territorios en África y Asia, ampliando enormemente las relaciones comerciales y conduciendo a una universalización mercantil y financiera. Sin embargo, las relaciones de producción se sustentaron en la desigualdad entre las potencias industrializadas (monopolizadoras de la tecnología y productoras de manufacturas) y las áreas no industrializadas (proveedoras de materias primas y mano de obra). Este rasgo fue clave en el fenómeno del Imperialismo. Por otra parte, la competencia colonial entre los países imperialistas se materializó en conflictos que ocuparon buena parte del siglo XIX y los comienzos del XX, hasta culminar en el estallido de la Primera Guerra Mundial.
[3] Colonia: Territorio supeditado en mayor o menor grado a una potencia extranjera. Fue el caso, por ejemplo, de la India con respecto a Gran Bretaña (su metrópoli) hasta 1947.
[4] Quinina. Sustancia empleada en medicina por sus propiedades antipiréticas (contra la fiebre) y analgésicas. Su origen es peruano y es el principal remedio contra la malaria, también denominada paludismo. El paludismo se transmite por la picadura de la hembra del mosquito Anopheles, que inocula parásitos del género plasmodium y causan la muerte o la postración a millones de personas de las zonas tropicales. Antes del empleo de la quinina el hombre blanco tuvo vetada la entrada a vastas áreas donde el paludismo era endémico (permanente). En unión de otros factores sanitarios, su uso posibilitó la ocupación de extensos territorios del continente africano.
[5] Tasa de mortalidad Expresa el número de defunciones por cada 1000 habitantes durante un año. Se expresa en tantos por mil.
Nº de fallecidos x 1.000
Tasa de mortalidad= ———————————-
Nº de habitantes
Con el proceso de industrialización en el siglo XIX, la tasa de mortalidad descendió significativamente, situándose por debajo del 30 por mil, lo que unido al mantenimiento de altas tasas de natalidad condujo a un incremento de la población sin precedentes (revolución demográfica).
[6] Tasa de natalidad Indica el número de nacimientos por cada 1000 personas durante un año. La fórmula que lo expresa es la siguiente:
Nº de nacidos x 1.000
Tasa de natalidad = ——————————–
Nº de habitantes
Con anterioridad la Revolución Industrial (Inglaterra, siglo XVIII), las tasas de natalidad eran muy elevadas, superando el 40 por mil. En nuestros días la tasa de natalidad media está en torno al 28 por 1000, pero las diferencias entre países son muy acusadas. Así unos mantienen tasas de natalidad parecidas a las sociedades anteriores a la revolución industrial, mientras que otros bajan claramente del 10 por mil.
[7] Burguesía: clase social, que viviendo en los Burgos (ciudades) en la edad media se dedicó a las actividades comerciales y artesanales, adquiriendo relevancia por su poder económico a lo largo de los siglo XV y XVIII. Por lo que lucharon por conseguir poder político.
[8] Proletarias: clase social nacida de la revolución industrial, constituida por los trabajadores u obreros que viven del trabajo asalariado.
[9] Aculturación: Proceso a través del cual un grupo humano adquiere o asimila, usualmente de forma involuntaria, determinados valores ajenos a su tradición. Durante el siglo XIX los aborígenes africanos, norteamericanos o australianos se vieron sometidos a un acelerado proceso de recepción y asimilación de elementos culturales (religión, lengua, costumbres) ajenos a su historia.
[10] Sincretismo: En un sentido amplio, el término sincretismo hace alusión a la conciliación de ideas (filosóficas, religiosas, etc) procedentes de ámbitos culturales distintos. Supone la síntesis de pensamientos y formas de vida distintas. Así, por ejemplo, la llegada de los europeos a América en el siglo XVI dio como resultado la mezcla o mestizaje entre las ideas y costumbres procedentes del viejo mundo y las de los pueblos amerindios. En el siglo XIX, los contactos entre diversas civilizaciones comportó la continuidad del proceso, algo que en nuestros días se ve acelerado por el proceso de globalización y la intensificación de los flujos migratorios.