La Convivencia y los Valores.

Nos hacemos humanos en la interacción con otros seres humanos. Nos transformamos en un tipo de ser humano u otro según el tipo de experiencias vividas recurrentemente con nuestros padres y educadores . En definitiva, creceremos de una manera o de otra según el espacio de convivencia en el que vivimos.[i].

Los valores son atmosféricos. Que no se predican, sino que se respiran. No alcanza con oír hablar sobre ellos, con escuchar sobre lo que es bueno o que lo es malo, o con que se nos indique lo que está esta bien o lo que está mal. Sino que para formarnos en valores, debemos contagiarnos de valores. [ii]

Los seres humanos, especialmente cuando niños, nos contagiamos de los valores de las personas  con quienes convivimos y en los espacios donde convivimos.

Los adultos debemos estar conscientes de ello.  Y especialmente de que el modo de vivir que vivimos está determinando los espacios de convivencia con nuestros niños. Donde todas las interacciones terminan siendo formativas, para bien o para mal.

Los adultos somos responsables de convertirnos en las personas cargadas de aquellos valores quequeremos contagiar a nuestros niños. Y de crear los espacios de vida que lleven a nuestros niños a ser personas responsables, socialmente conscientes, que se respetan a sí mismo y a los demás.

Muy frecuentemente nos encontramos angustiados por la incertidumbre del futuro de nuestros niños, sin tomar en cuenta que realmente su futuro está ya en el presente. Ese futuro somos nosotros mismos, sus padres, maestros, profesores. Y está determinado por la forma en que vivimos nuestro vivir diario.

Piensa bien y saldrá bien!

[i] Según Humberto Maturana Romesín. Médico chileno en 1928. Estudió anatomía y neurofisiología en el College London. Y en 1958 obtuvo el Doctorado en Biología de la Universidad de Harvard. En 1965 participó con otros profesores en la fundación de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. En 1994 recibió el Premio Nacional de Ciencias en Chile por su trabajo de investigación sobre la percepción y sus planteamientos sobre la biología del conocimiento. Luego se encuentra con el trabajo de Ximena Dávila sobre el “Conversar Liberador” entendiendo ambos que el quehacer profesional de ella abre las puertas para una nueva comprensión del vivir y convivir humano, decidiendo crear juntos en el año 2000 el Instituto de Formación Matríztica (después llamado Escuela Matríztica de Santiago) para dar formación en el entendimiento de la matriz biológica-cultural del habitar.
[ii] Según Roberto Perez. Abogado argentino. Conferencista internacional sobre ética, desarrollo personal, comunicación y trabajo en equipos; y valores del liderazgo integral. Bachiller en Teología; Profesor de Filosofía (UCA) y abogado (UBA). Su carrera docente se centra en ética y antropología filosófica. Se dedica desde hace 20 años a la investigación antropológica a través de: 
estudio sobre ética, culturas y religiones comparadas. Es co-fundador de la Fundación Centro Argentino de Eneagrama.
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