Todos tenemos mapas en nuestra mente y que pueden clasificarse en dos categorías principales: mapas del modo en que son las cosas, o realidades, y mapas del modo en que deberían ser, o valores.
Y por medio de tales mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Y no sólo no cuestionamos su exactitud, sino que por lo general ni siquiera tenemos conciencia de que existen. Simplemente damos por sentado que el modo en que vemos las cosas corresponde a lo que realmente son o a lo que deberían ser. Estos supuestos dan origen a nuestras actitudes y a nuestra conducta. El modo en que vemos las cosas es la fuente del modo en que pensamos y del modo en que actuamos. Observemos durante algunos segundos el siguiente dibujo :
Ahora miremos esta otra figura y describamos cuidadosamente lo que vemos:
¿Vemos una mujer? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo es? ¿Qué lleva puesto? ¿En qué roles la vemos?
Es probable que describamos a la mujer del segundo dibujo como una joven de unos veinticinco años, muy atractiva, vestida a la moda, con nariz pequeña y aspecto formal.
Pero, ¿y si dijera que estamos equivocado?; ¿Qué pensaríamos si insistiera en que se trata de una mujer de 60 o 70 años, triste, con una gran nariz, y que no es en absoluto una modelo?; ¿Quién tiene razón?
Volvamos a mirar el dibujo. ¿Logramos ver a la anciana? En caso contrario, persistamos. ¿No identifica su gran nariz ganchuda? ¿Su chal?
Si ustedes y yo estuviéramos hablando frente a frente podríamos discutir el dibujo. Me describirían lo que ven, y yo podría hablarle de lo que veo por mi parte. Podríamos seguir comunicándonos hasta que ustedes me mostraran claramente lo que ven y yo les mostrara lo que veo. Como ése no es el caso, examinen esta otra figura:
Ahora vuelvan a la anterior. ¿Puede ver ahora a la anciana?
Este ejercicio demuestra con claridad y elocuencia que dos personas pueden mirar lo mismo, disentir, y sin embargo estar ambas en lo cierto.
En primer lugar, demuestra cuan poderoso es el efecto del condicionamiento sobre nuestras percepciones, nuestros mapas mentales o paradigmas. Las influencias que obran en nuestras vidas (la familia, la escuela, los amigos, los compañeros de estudios y las normas sociales comunes) tienen un efecto silencioso e inconsciente en nosotros, y contribuyen a dar forma a nuestro marco de referencia, a nuestros paradigmas, a nuestros mapas o puntos de vista.
El experimento demuestra también que tales paradigmas o puntos de vista son la fuente de nuestras actitudes y conductas. Por ello:
Tratar de cambiar nuestras actitudes y conductas es prácticamente inútil a largo plazo si no examinamos los paradigmas o mapas básicos de los que surgen esas actitudes y conductas.
Este experimento también demuestra cuan poderoso es el efecto de nuestros paradigmas sobre la manera en que interactuamos con otras personas. Cuando pensamos que vemos las cosas de manera clara y objetiva, empezamos a comprender que otros también las ven de diferente manera desde sus propios puntos de vista, en apariencia igualmente claros y objetivos. Todos tendemos a pensar que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Pero no es así.
Vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos.
Cuando abrimos la boca para describir lo que vemos, en realidad nos describimos a nosotros mismos, a nuestras percepciones, a nuestros paradigmas. Y cuando otras personas disienten de nosotros, de inmediato pensamos que algo extraño les ocurre.
Pero, como demuestra nuestro experimento:
Personas sinceras e inteligentes ven las cosas de modo distinto, pues cada una mira a través del cristal de su experiencia.
excelente nota
la verdad veo que es la misma persona pero cada persona es dueña de hacer lo que quiera nosotros manejamos nuestro cerebro
Muy buena nota. Muchas gracias!