¿Sabes qué?…, ¡la vida es una maravilla!.

“Y al final, ¿cómo es la cosa? ¿Uno lleva la vida por delante o la vida se lleva por delante a uno?” Mafalfda[i]

Nadia, era conocida por ser una persona religiosa y practicante de su fe, y por su participación voluntaria en cuanta actividad se realizara en la parroquia y el colegio religioso de su pueblo.

Nadia era parte del coro de adultos,  del bingo mensual para recaudar fondos, de  las celebraciones litúrgicas, de la limpieza de la iglesia, y de los festejos parroquiales. Era más fácil encontrar a Nadia en la parroquia, que en su propia casa.

Pero además Nadia era conocida por utilizar frecuentemente la frase “la vida es una maravilla”. Siempre que se le preguntaba sobre la vida. Nadia contestaba invariablemente“¿Sabes qué?…, ¡la vida es una maravilla!”.  Nadia no aceptaba jamás un concepto menor para definir la vida.

Y cuando se le preguntaba ¿que sentía siendo tan servicial?, Nadia contestaba: ¿Sabes qué?…, ¡la vida es una maravilla!.

Una vez, Pedro, el asesor espiritual del colegio, padeció una grave enfermedad que lo arrastró a una crisis espiritual. Y lo apartó  de sus gratificantes tareas habituales, las que además le proporcionaban su único sustento económico.

Nadia, quien siempre parecía estar atenta a participar en cualquier actividad de servicio, se ofreció a brindarle compañía, contención y sostén en esos malos momentos. Y Pedro aceptó gustoso su ayuda.

Cuando le preguntaron a Nadia ¿Porqué creía que Pedro había aceptado su ayuda, siendo él un líder espiritual de la comunidad? Ella sentenció escuetamente: ¿Sabes qué?..,¡la vida es una maravilla!.

Nadia pasaba su tiempo con Pedro conversando sobre la forma de encontrar un lado positivo a lo que le estaba pasando. Así,  le señalaba a Pedro lo maravillosa que puede ser la vida si se la sabe ver con la mirada adecuada. Lo exhortaba a preguntarse el “Para qué” de su situación y no sólo el “Porqué”. Le repetía constantemente que debía aprender algo importante de lo que le sucedía. Que debía intentar superar el obstáculo para lograr ser mejor persona, además de sanar físicamente.  Pedro, a su vez hacía un gran esfuerzo para salir de su difícil situación. Y la sola actitud de lucha le permitió mostrar lo que parecía un avance en su convalecencia.

Cuando se le preguntó a Nadia sobre su tarea y la aparente mejoría de Pedro, contestó pontificando,  ¿sabes qué?…, ¡La vida es una maravilla!

Al poco tiempo, Nadia convenció a las autoridades del colegio de que además de ayudar a Pedro, también podía reemplazarlo en el colegio y así no descuidar él importante trabajo que éste había realizado hasta caer enfermo. Nadia ocupó entonces el puesto de Pedro en el colegio, y comenzó a cobrar por su trabajo un salario similar al que aquel percibía.

Cuando le preguntaron ¿A qué atribuía que le hubieran aceptado la propuesta de reemplazar a Pedro en sus importantes tareas? Nadia  volvió a señalar firmemente: ¿Sabes qué?..,¡la vida es una maravilla!.

Nadia por un tiempo realizó su asistencia a Pedro a la vez que también ocupaba su cargo de docente rentado. Pero Nadia disfrutaba cada vez más de su trabajo en el colegio, de los beneficios económicos que le brindaba, y del prestigio que ella creía haber adquirido a partir de su contratación. Después de todo estaba reemplazando al líder espiritual de la comunidad. Así, al cabo de dos meses ya se dedicaba exclusivamente a sus nuevas e importantes tareas.

Cuando le preguntaron a que atribuía su nuevo status, Nadia por supuesto contestó: ¿sabes qué?…, ¡la vida es una maravilla!

Al cabo del cuarto mes las cosas volvieron a ser como al principio. Felizmente Pedro se repuso de sus dolencias tanto físicas como espirituales, y pudo retomar su trabajo.  Todos esperaban ver a Nadia nuevamente en lo que habían sido sus anteriores tareas comunitarias, pero en cambio Nadia no volvió a participar de actividad alguna en su comunidad.

Y cuando le preguntaron ¿A que se debía su alejamiento?, Nadia contestó con firmeza y convicción: ¿Sabes que?.., ¡La vida es una porquería!.

Daniel Olguin.


[i] Ilustraciones y textos de Joaquín Salvador Lavado más conocido como Quino. Pensador, humorista gráfico y creador de historietas. Creador de Mafalda y de tantas otras caricaturas que durante varias décadas han encantado el mundo con un humor crítico, inteligente y siempre actual. Quino, nació en el año 1932 en la ciudad de Mendoza (Argentina). Recibió el sobrenombre desde chico, para diferenciarlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario con quien a los 3 años descubrió su vocación. En la década de 40, pierde su madre y su padre. Termina la escuela primaria y decide inscribirse en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, la cual abandonaría años después para dedicarse a dibujar historietas y humor. En 1954, luego de instalase precariamente en Buenos Aires y deambula por las redacciones de todos los diarios y revistas en busca de empleo. La revista “Esto Es” publica su primera página de humor gráfico. Desde entonces y hasta el día de hoy continúan siendo publicados ininterrumpidamente sus dibujos humorísticos en una infinidad de diarios y revistas de América Latina y Europa. En 1963 lanza su primer libro de humor, Mundo Quino, una recopilación de dibujos de humor gráfico mudos. En 1964 aparece Mafalda por primera vez y a partir de entonces fueron lanzados varios libros en la Argentina y en el extranjero. Viajó a varios países divulgando su trabajo y recibió diversos premios de nivel internacional, entre ellos el de dibujante del año, en 1982. Actualmente publica dibujos inéditos en la revista semanal del diario Clarín.
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